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El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa.

La abuela de Neith había invitado a Toji a quedarse a cenar después de una conversación amena en la que el joven accedió con una inclinación de cabeza y una sonrisa educada.
Neith, por otro lado, se mantuvo en silencio, sintiendo una mezcla de molestia y resignación.

Se había preparado para una noche tranquila, pero Toji siempre parecía encontrar formas de sacudir su paz.

Cuando la abuela de Neith le sonrió y le pidió que se quedara para la cena, Neith abrió la boca para intervenir, pero Toji fue más rápido.

"Me encantaría, señora. No tengo nada mejor que hacer de todos modos", dijo con un aire de falsa casualidad.

Neith apretó los labios en una sonrisa sarcástica y le lanzó una mirada de reojo a Toji.

"Vaya, ¿qué suerte que te sobre tiempo?", comentó con un tono de voz que dejaba claro su escepticismo.

Toji simplemente le guiñó un ojo y le devolvió una sonrisa traviesa, disfrutando cada oportunidad para sacar de quicio a Neith.

A medida que la cena avanzaba, todos se sentaron alrededor de la mesa, la abuela de Neith compartía historias de la infancia de Neith mientras la joven mujer se esforzaba por mantenerse calmada. Toji, por otro lado, no perdía la oportunidad de aprovechar la situación. De manera sutil, comenzó a deslizar su mano bajo la mesa para acariciar la pierna de Neith sin que su abuela se diera cuenta.

Neith se tensó, tratando de contener su reacción mientras sentía los toques ligeros y molestos de Toji. Le envió una mirada fulminante, pero Toji simplemente le sonrió inocentemente, como si estuviera completamente concentrado en la conversación.

Los dedos de Toji se fueron justamente en la entrepierna de Neith, para su suerte se había cambiado por un vestido que su abuela le había obsequiado, pero esto no ayudó en nada.

Toji frotó sus dedos entre su pantis para simplemente molestarla. Neith no podía haber nada al respecto ya que su abuela estaba en la misma mesa que ellos, dejó salí un pequeño gemido de su boca para rápidamente cubrirse la boca con su mano y la otra sostener la de Toji para que parara.

La abuela de Neith no notó nada extraño, y continuó compartiendo anécdotas mientras todos disfrutaban de la comida. Neith intentó concentrarse en las historias, pero cada vez que Toji movía su mano, le enviaba una oleada de sensaciones que la distraían.

Finalmente, Neith no pudo más. Le dio a Toji una mirada que era una mezcla de súplica y advertencia, pero él solo continuó con su juego bajo la mesa, haciéndola sentir cada vez más incómoda y extasiada. Neith no sabía si estaba tratando de hacerla perder la compostura o simplemente disfrutaba de molestarla, pero no podía soportarlo por mucho más tiempo.

La abuela de Neith finalmente dejó de hablar, y en ese momento, Toji se inclinó un poco más cerca de Neith, sus labios rozando su oído mientras murmuraba en un tono suave y burlón. "¿Estás disfrutando de la cena, Neith?"

Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda y sus mejillas se ruborizaron ante la intimidad de su comentario. Antes de que pudiera responder, la abuela de Neith habló de nuevo, dirigiendo la atención de todos hacia la señora.

Neith apenas pudo contener un suspiro de alivio y se apartó de Toji, evitando su mirada mientras intentaba recuperar la compostura. La cena continuó con normalidad, pero Neith estaba más consciente de la presencia y las travesuras de Toji que nunca.

Mientras la abuela de Neith continuaba compartiendo historias y sonrisas, Toji continuó su juego debajo de la mesa, recordándole a Neith que, a pesar de todas sus diferencias y tensiones, la conexión entre ellos seguía siendo inexplicablemente fuerte.

Virgen a los 27 || Toji Fushiguro (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora