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A la mañana siguiente, Neith despertó con la luz del día filtrándose suavemente por las cortinas.

Se encontró sola en la cama y al levantarse, notó que Toji ya no estaba en la habitación. Rápidamente, recordó la necesidad de mantener las apariencias frente a la abuela.

Neith salió de su habitación y se dirigió hacia la cocina, donde encontró a Toji conversando con la abuela como si nada hubiera ocurrido la noche anterior.

Al verla, Toji detuvo la conversación por un momento y la observó con un modo serio, pero con una media sonrisa en los labios.

"¡Buenos días, Neith!" saludó Toji con su característica expresión tranquila, pero sus ojos revelaban complicidad. La abuela también la saludó con amabilidad.

"Buenos días", respondió Neith, tratando de ocultar cualquier rastro de nerviosismo. "¿Cómo han pasado la mañana?"

Toji le lanzó otra mirada cómplice, como si compartieran un secreto que solo ellos entendían. Neith se unió a la conversación con la abuela, intentando actuar con normalidad.

Durante el desayuno, Toji mantuvo su expresión serena, pero con esa media sonrisa que solo Neith parecía notar. A pesar de la seriedad en su mirada, había algo reconfortante en esa sonrisa, como si estuviera diciendo que todo estaría bien.

El día transcurrió con relativa normalidad, pero la presencia de Toji con su enigmática media sonrisa recordaba a Neith el momento especial que compartieron en su habitación. Aunque enfrentaban desafíos, la conexión entre ellos se intensificaba, y Neith encontraba consuelo en esa sonrisa que parecía prometer complicidad y apoyo en medio de la incertidumbre.

(...)

Después del desayuno, la abuela de Neith decidió sacar algunas fotos de cuando Neith era bebé y mostrarlas a Toji, presumiendo de lo adorable que había sido su nieta. Neith, con una mezcla de diversión y vergüenza, se unió a la abuela mientras buscaban el álbum de fotos.

"¡Oh, aquí están!" exclamó la abuela, sacando un álbum lleno de fotos de la infancia de Neith.

Toji, sentado en el sofá, se preparó para lo que vendría. Neith, sonrojada, se acercó con una expresión de resignación.

"¡Mira, Toji, aquí está Neith de bebé!" dijo la abuela emocionada, mostrándole una foto de Neith con un atuendo adorable y una expresión risueña.

Toji observó la foto con seriedad, pero no pudo evitar que una media sonrisa se formara en sus labios. Neith, por otro lado, estaba completamente avergonzada.

"¿No es encantadora?" preguntó la abuela, mostrándole otra foto en la que Neith tenía un gorro extravagante y una sonrisa torcida.

Toji miró la foto y, esta vez, no pudo contener la risa. "Vaya, Neith, ¿te gustaba ese gorro?" bromeó con una sonrisa divertida.

Neith, con las mejillas ardiendo, asintió tímidamente.

"Bueno, era una moda en aquel entonces."

La abuela continuó mostrando fotos, cada una más vergonzosa que la anterior. Aunque Neith se moría de vergüenza, Toji disfrutaba de la situación y se reía abiertamente.

La abuela, divertida por la reacción de Toji, continuó con su pequeño espectáculo. Toji, con su seriedad característica, se relajaba y se dejaba llevar por la risa, disfrutando de la intimidad y la calidez de ese momento cómico en la vida de Neith.

Así, entre risas y recuerdos, la vergüenza inicial se desvaneció, dejando solo la complicidad entre Neith, Toji y la abuela, creando un lazo más fuerte entre ellos.

Toji, mientras hojeaba las fotos, se detuvo al ver una imagen particular. En ella, Neith estaba llorando con su tutú de bailarina, sostenida en brazos por un hombre rubio cuya cara no se veía, ya que estaba de espaldas. A Toji le resultaba familiar, pero decidió no darle mucha importancia, ya que no podía ser el hombre que tanto anhelaba matar.

Intrigado, levantó la foto y le preguntó a la abuela de Neith: "¿Por qué está llorando Neith aquí? ¿Quién es ese hombre rubio?"

La abuela sonrió con nostalgia y se sentó junto a Toji. "Esa foto es de hace muchos años. Neith era solo una niña pequeña, y ese hombre es su padre."

Toji frunció el ceño ligeramente, sorprendido por la revelación. "¿Su padre? No sabía que Neith tenía recuerdos de él."

Neith, incómoda, intervino rápidamente: "Nunca conocí a mi padre. No tengo recuerdos de él."

La abuela le acarició el cabello a Neith y le dijo con ternura: "Eras muy pequeña en ese entonces, cariño. Tu padre desapareció poco después de esa foto, y nunca volvimos a saber de él después de la muerte de tu madre."

Toji asintió, aceptando la explicación, aunque algo en la situación le parecía extraño. No obstante, decidió no profundizar en el tema y permitió que la abuela continuara con su relato.

Aunque la explicación no dejaba de intrigar a Toji, respetó el deseo de Neith de no profundizar en el asunto. La tarde continuó con anécdotas familiares y risas, pero la sombra de la desconocida historia del padre de Neith flotaba en el aire, creando una capa adicional de misterio en la vida de la joven bailarina.

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Amistades perdón por no aparecerme por estos meses, lo que pasa es que conseguí trabajo y ahora soy una adicta a la chamba como Toji jdhfkebfjfje

Por otro lado realice avances para la fic así que estoy otra vez de vuelta para ustedes. Disfruten mucho este capítulo corto, el próximo cap será un extra que se me ocurrió y que es una anécdota que me ocurrió.

Las amo mucho y gracias por seguir votando y no dejándome morir😭🫶🏻💗🖤

También corregiré faltas de ortografía.✨

Violeta✨🧸💗

Virgen a los 27 || Toji Fushiguro (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora