NARRA NAIELY WADE
A él lo conocí uno de esos días en donde todo iba mal y cuando digo todo es todo, mi alarma no había sonado esa mañana, me desperté treinta minutos después por el grito de mi padre que vino desde abajo, me bañe en 15 segundos, me puse la ropa, tome mi mochila y baje las escaleras de dos en dos, les juro que iba volando, tome una galleta de la mesa y salí al momento exacto en el que el bus paraba en dos esquinas hacia delante, si, tuve que correr como flash, pero llegue y me senté a esperar que el dichoso bus llegara al instituto, las cosas iban sospechosamente bien hasta que alguien, tuvo que derramar su jugo de uva sobre mí, siendo yo alérgica a la uva.
Mátenme.
¿Se podrán imaginar que llegue al colegio roja y con ronchas? Me toco darme otra ducha esa mañana para quitarme los restos de esa odiosa fruta, y al salir ¡Oh sorpresa! Había mojado mi cuaderno de literatura.
¿Qué le había hecho yo a la vida? Ah esperen, ya me acorde.
Pero bueno, lo que sigue no fue tan malo, pues fue ahí cuando lo vi, estaba sentado en el césped, en una especie de colina que había, estaba usando su celular, quizá había llegado tarde (como yo) y se había sentado a esperar a la segunda hora, cualquier persona normal se habría sentado a su lado para no pasar el tiempo sola, pero a mí no me importaba y decidí buscar una banca para sentarme, pero al pasar junto a él una malparida piedra me hizo caer.
¿Lo peor? Caí sobre él y del susto grito tan alto que casi me sangran los oídos.
—Perdón— Musité apenas levantándome del suelo mientras apoyaba mis manos en el césped, fui ágil en mi tarea y no le di tiempo de notar la absolutamente incómoda posición.
Él no dijo nada, solo se levantó y empezó a buscar por todas partes y luego vi que se le había caído el celular, lo recogí por educación y se lo pase, de paso note que estaba leyendo, no me pude resistir y le pregunte qué tipo de genero leía, respondió que era misterio y luego me dijo que lo podía leer en una aplicación.
La conversación iba de maravilla y eso era una sorpresa porque yo no solía entablar conversaciones con la gente, todo lo contrario, era callada y muy insegura, además de que temía que las personas huyeran de mi o me rechazaran como alguna vez lo habían hecho al ver mi cicatriz, pero curiosamente a él no parecía importarle ese hecho.
Quería seguir hablando con él, no se explicarlo, pero este chico emanaba una aceptación y una tranquilidad envidiables, lastimosamente tuvimos que parar con nuestra charla pues el timbre había sonado, la segunda hora había empezado y yo tenía que correr a clases, pero cuando lo vi él había empezado a correr, corrí también en esa dirección y para mi sorpresa teníamos la misma clase, él entro al salón un poco antes que yo y tomo una de las ultimas sillas, yo tome la de al lado (era la única libre, ¿ok? No me miren así) El profesor entro y empezó su interminable discurso sobre los derechos humanos, que asco, había oído los mismos argumentos miles de veces y ese señor los seguía repitiendo cada que tenía oportunidad.
Como no tenía otra cosa que hacer empecé a hacer garabatos en la última hoja de mi cuaderno, una vibración me saco de mi importantísima tarea de escribir mi nombre en cientos de tipos de letras diferentes, era mi celular, al verlo me di cuenta que un número desconocido me había enviado un link ¿Qué rayos? Y luego mando otro mensaje que me helo la piel por dos segundos, no lo negare, "mira a tu izquierda" eso hice, ¿adivinen? Era él chico lector, él me miraba devuelta, luego alzo el celular y lo entendí, él era el número desconocido, bajo la mirada y yo me concentre en el celular de nuevo, otro mensaje llego, había mandado su nombre y luego escribió que el link era del libro, pero que primero tenía que descargar la aplicación, lo hice y luego guarde el libro en lo llamado "lista de lectura" lo empezaría a leer después, le dije mi nombre y luego la agregue en mis contactos, seguimos hablando por mensaje un rato hasta que el timbre sonó y guarde mis cosas apresuradamente, el resto del día no lo vi.
Esa fue la primera noche que no me encerré en el baño.
. . .
Nadie nota tus lágrimas, nadie nota tu miedo, nadie nota tu dolor y, sin embargo, todos notan tus errores.
Eso lo había aprendido hace un tiempo.
Todo lo que hacía estaba mal ante los ojos de los demás y eso empezó a valerme mierda, hasta que llego él y pensé, "sus ojos muestran sinceridad, él no me juzga" y es que era así, podía notar como al pasar de las semanas él se había acercado a mí, por primera vez en ese instituto no estaba sentado solo en el almuerzo, por primera vez tenia a alguien de compañero en los grupos y no quedaba con mala nota por estar fuera de algún grupo.
Pero... ahí estaba la maldita duda que no me dejaba en paz.
¿En verdad merezco que alguien se acerque a mí después de lo que hice? ¿De verdad merezco una amistad después de ser la culpable de la muerte de mi madre y mi hermana?
¿Por qué lo digo? Porque así fue y lo saben, ya les conté la historia y no lo hare dos veces. Además, mi "padre" me lo repite todo el tiempo y yo dentro de mi digo "gracias por recordarme algo que yo ya sabía"
Aquella noche volví a cortarme. Lo odiaba, odiaba demasiado que esa fuera la única forma en que no me sentía tan mal.
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REGRESASTE
Historia CortaSi eres chico quédate, si eres chica, ve a la historia en mi perfil llamada "Volviste" hazme caso o no podrás disfrutar al máximo de esta historia. . . . Naiely sabe que esta muy feliz de verte, pero ¿Cómo es eso posible si nunca has estado aquí...