Capítulo 13 (FINAL)

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NARRA NAIELY WADE

—¿Qué quieres ir a dónde? ¿Te volviste loca?

—Quiero divertirme, ¿Por qué te parece algo loco?

—Empezando porque tú nunca quieres divertirte, te pasas el día de songa sorronga y lo único que haces es llorar y lamentarte por el accidente, y ¿ahora me dices que quieres divertirte? ¿De dónde salió esto? Estoy seguro de que tienes malas amistades.

Paz. Paz. Paz. Paz.

Eso me ofendió, pero no dejare que Daniel me amargue la existencia ahora que esta tan pacífica.

—Ahora me siento mucho mejor, ya no me paso todo el día llorando, estoy durmiendo, mis calificaciones mejoraron mucho y hago ejercicio. Quiero ir al baile de graduación porque me quiero divertir con mis compañeros de curso ya que será la última vez que los vea. —Daniel entrecerró sus ojos cafés hacia mí, me escrutaba atentamente.

—¿Qué has estado haciendo, Naiely? Hay algo que no me cuentas.

—He estado yendo al psicólogo.

—¿Al loquero? ¡Naiely! ¡Por el demonio! ¿Cómo se te ocurre? Esa gente es perjudicial, te dan una equivocada vista de la vida.

Respira hondo, Naiely, no dejes que te amargue, no le des tanto poder.

—Te equivocas, ellos son los que mejor ven la vida, porque la ven de manera respetuosa, no tienen problemas con nadie y su salud mental está muy bien, cosa que es mucho decir sabiendo cómo está el mundo hoy.

Mi sangre empezó a burbujear.

—Ah sí, que ahora de la nada todos son unos cristales y un simple grito ya les crea un trauma de por vida. —Su voz... tan altanera y llena de orgullo, como si lo supiera todo.

Paz. Paz. Paz. Paz.

—No es solo el grito, pero tú no lo entenderías. Ahora, el punto es que las citas con el psicólogo me han ayudado mucho, ahora me siento mejor y he logrado sanar mis heridas, vuelvo a repetir, me gustaría ir al baile de graduación, me siento preparada para divertirme al menos una noche.

—¿Has ido varias veces? Y ¿Cómo es que lo has pagado? Tu no trabajas y nunca en tu vida has ahorrado, si me has estado robando, Naiely... te ira muy mal. —Amenazo, pero eso no me importo, Daniel no me daba miedo.

Yo tenía un ahorro de casi diez mil dólares, además del dinero que mama me había heredado y la parte de Pixie en esa herencia también era mía, pero eso Daniel no necesitaba saberlo.

—No te he estado robando, jamás lo haría, he ido con la psicóloga del instituto, tengo una sesión cada semana desde hace casi 8 meses ya.

—¿Tanto tiempo y no me lo contaste? ¿Cómo has sido tan irrespetuoso después de todo lo que he hecho por ti?

¿Irrespetuosa?

A la mierda el pacifismo.

—¡¿Irrespetuosa?! ¡Eres tú el que jamás me ha respetado a mí! ¡Eres tú él que me culpaba por la muerte de mama y de Pixie y sólo porque JAMÁS LOGRASTE ACEPTAR QUE TE DOLÍA, ¡TÚ! ¿DE TODAS LAS PERSONAS EN ESTE MUNDO ME LLAMAS "IRRESPETUOSA"? ¡NO SABES NADA DE LA VIDA! ¡NO SABES MANEJAR TUS SENTIMIENTOS Y DECIDISTE VOLCARTE SOBRE MÍ! ¡DECIDISTE QUE YO SERIA TU MEDIO DE TERAPIA PORQUE JAMÁS TUVISTE LA VALENTÍA DE BUSCARLA POR TI MISMO!

Respiraba aceleradamente, mi sangre burbujeaba, la rabia... hoy quería dejarla salir, no me importaba nada.

Daniel, por su parte me observaba como si fuera la primera vez que lo hiciera, también había mucho odio en sus ojos.

Tenemos carácter, que sorpresa, ¿eh?

Me cacheteo, ni siquiera me sorprendió, era su manera favorita de alzarse por encima de los demás, solo que hoy no baje la mirada y lo rete, me sentía con fuerzas.

—Tu baile de graduación es en tres días y espero que para ese día ya no estés aquí, no permitiré que sigas viviendo acá.

Su mirada era desafiante y altanera, ¿él pensaba que yo le iba a suplicar vivir aquí? ¡Si esto era un jodido infierno!

—Con gusto "padre"— Escupí la palabra con toda el desdén y el odio que reuní hacia Daniel durante casi 18 años de vida.

Me di la vuelta, subí las escaleras y me encerré en mi cuarto, no dude en empezar a empacar mi maleta. Al otro día pague un alquiler lejos de la casa de Daniel, pero dentro de la ciudad, conseguí cajas de mudanza y las lleve a mi nuevo apartamento, Erkan y su padre me echaron una mano, terminamos a eso de las 4 de la tarde. Cuando subieron las notas de las materias Erkan y yo celebramos, lo habíamos ganado todo, ganamos nuestro año escolar.

La última noche que pase en casa de Daniel, fue la más extraña de todas.

Sentía un vacío en mi pecho, quería mucho los recuerdos que llenaban este lugar, aunque la mayor parte de mi niñez la pase con mama había temporadas que Pixie y yo pasábamos en casa de Daniel y por eso ambas teníamos habitaciones aquí. No iba a recordar con cariño a Daniel, pero si con algo de rencor, hubo momentos que desee que él fuera un padre para mí, creo que nunca perdí la esperanza de que pudiera tener una relación con Daniel y eso se sentía extraño, venía de mi así que lo aceptaba, pero no lo comprendía.

No tienes que comprenderlo, viene de ti, eso es suficiente.

Sí.

. . .

Era la noche de la graduación.

Estaba bailando con Erkan y otros compañeros una canción de electrónica que nos gustaba bastante, vi que tenía un par de cosas en común con esos chicos y me agrado mucho.

Entonces lo vi en una esquina, estaba sentada leyendo y se veía guapísimo, llevaba un traje plateado y el cabello desordenado, pocas veces lo había visto con el cabello desordenado y ya entendía porque casi no lo hacía.

Se veía como un dios... devastadoramente bello, me acerque.

"Estas muy hermoso esta noche"

"Gracias, tú también, además te veo radiante, ¿algo que no me hayas contado?"

Solté la lengua y hable de todo lo que había pasado, él me escuchaba con atención y se sorprendió mucho de que hubiera enfrentado a Daniel, también se alegró mucho y me abrazo.

Nos quedamos un rato más charlando, pero empezó a sonar una canción que me gustaba y unos chicos me llamaron a bailar, pero no lo llamaron a él, no podían hacerlo.

Porque él solo estaba para mí.

Porque solo estabas para mí y te llegue a amar como nunca.

Todos tenemos una historia que contar, la mía ha llegado a su fin, pero la tuya esta por empezar. Quiero que sepas que nunca me arrepentiré de haberte contado la historia de mi vida, porque tú eres mi amor prohibido, nos separa una página, pero nos unen mil letras. Cuando me extrañes puedes volver al inicio de este libro y yo estaré feliz de saber que nos volvemos a encontrar, sin embargo, ahora debes dejarme, así que ve cariño, vuelve a la realidad que yo estaré aquí, esperándote.

Fin.

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