NARRA NAIELY WADE
Nos fuimos caminando del instituto a mi casa y otra vez confirme lo mucho que lo quería, él no me había regañado por haber salido tan de golpe de la sesión con la psicóloga, de hecho, me entendía bastante bien.
Cuando llegamos a mi casa él me abrazó y se fue para su casa, hoy no podía acompañarme por la tarde, así que entre y solo silencio había en ese sitio, mentiras, también hacía frío, que agradable (nótese el sarcasmo) el vacío de mi casa era un recordatorio, cada esquina, cada mancha, cada mota de polvo era un recordatorio, yo no necesitaba más recordatorios que mi sola mente, pero el mundo parecía empeñarse en que yo no las olvidará (cómo si eso fuera posible)
Caminé, no tenía ganas de caminar, pero caminé porqué fue lo que mis pies hicieron, aunque yo no diera la orden, estuve hipnotizada, apagada, por un poco más de una hora y solo caminaba, creo que le di seis o siete vueltas a mi casa por completo, tratando de evitar mirar el cuarto de mi hermana. Recuerdo que solía pasar más tiempo hay que en mi propio cuarto, adoraba molestar a Pixie, hablar con Pixie, reír con Pixie, ver películas con Pixie, pero ahora todo eso parecía lejano, no lograba concebir como todo parecía aburrido, apagado ¿El mundo se había visto así siempre? Porque yo estaba segura de que lo recordaba brillante y no tan tenue.
Cuando caminar dejo que ser algo automático me senté en mi cama, fue cuando sentí el peso del bolso, ¿Todavía no me lo había quitado? Ay, que feo caso, odio ese bolso.
Realmente lo odiaba todo.
Me parecía insufrible que alguien pudiera ver el mundo brillante y cálido si realmente no era así, la vida es cruel y te pone a ser la peor persona que jamás imaginarás, era irónico, pero era la realidad y así acostado en esa cama, en el silencio de mi cuarto, en el frío de esa casa, con el hueco sin fondo dentro de mi pecho, así me quede dormida.
Eran pasadas las 6 de la tarde cuando desperté lo sabía porque ya había oscurecido y pensé que el mundo se sentía diferente, lejos de mí, como si yo solo fuera un espectador, por desgracia ese pensamiento solo duró unos segundos y entonces escuché ruidos en la cocina.
Mami.
No, Naiely, mami murió junto con Pixie y fue tu culpa.
No era mi mamá, era Daniel, el cual por alguna razón encontró que le costaba cocinar, aunque fuera ese tipo de cosas sencillas de hacer como pasta o arroz. Si me pusiera a pensar en Daniel creo que pensaría en animarlo a que hiciera un curso de gastronomía si tanto le gustaba cocinar, pero a mí no me interesaba lo que sucediera con Daniel.
Me sonó el estómago, tenía hambre.
Con la lentitud de un caracol bajé las escaleras y llegué a la cocina, Daniel sólo había prendido las luces de esa parte de la casa y el sitio se veía más lúgubre y aburrido que antes, mi sala parecía tener un tinte oscuro.
Puse mi trasero en la silla y Daniel me miro.
—Naiely, pensé que estabas dormida.
—Lo estaba, bien dicho —El sarcasmo era tan normal en mí como lo era mi nombre y eso a Daniel lo ponía de un humor muy poco manejable.
—Sabes que detesto que hables así, no sé porque te esmeras en hacerlo. —Solo me encogí de hombros, muy iluso si pensaba que podía hacerme cambiar de opinión.
Me sentía rara la rabia, quería crecer dentro de mí y en otro momento eso me hubiera dejado horrorizada porque odiaba llenarme de rabia, pero ahora parecía que la rabia me estaba envolviendo como si fuera una cobija a mi alrededor y si prestaba más atención esa rabia estaba llenando aquel vacío en mi pecho.
Era mejor tener rabia que estar vacío.
Decidí que dejaría que esa rabia llenará mi pecho
—Estoy haciendo fideos con salsa de tomate, ya casi están, espera un momento— Sabía que era pasta, casi todas las noches cenábamos pasta, creo que en 2 años había probado todas las pastas y todas las presentaciones en las que podrían prepararse, pero la pasta me gustaba así que no me quejaba.
Mi celular vibro en mi bolsillo y cuando lo saque vi que era un mensaje de él, era una foto de su cena y de él comiéndola, ese mensaje casi me hizo sentir mejor, casi, porque esa foto de él mermaba mi rabia y no quería eso, no quería volver a sentir ese vacío, apagué el celular y lo apreté en mis manos, si alguien me hubiera visto desde otro punto de vista pensaría que esa loca quería romper su teléfono.
Al final no importó cuanto peleará la rabia mermó y ese vacío apareció... pensé que no soportaría mucho tiempo más aquel simple espacio negro en mi pecho, allí debía ir un corazón, no debía estar vacío.
Antes de dormir volví a encerrarme en el baño durante casi dos horas y como cosa rara Daniel nunca lo noto.
. . .
Eran las 2 de la mañana y yo estaba despierta, no porque quisiera, simplemente no podía dormir, solo estaba allí, acostada en mi cama, en completo silencio y era extraño porque mi mente no estaba girando en mil direcciones diferentes, por primera vez mi mente estaba en blanco y eso era igual a tranquilidad era igual a paz no me importaba si era sano para mi mente estar en blanco yo lo disfrutaba y por mí que se quedara así para siempre.
Cuando mi cuarto empezó a iluminarse supe que en poco tiempo mi alarma iba a sonar y me pareció estúpido que siguiera poniendo alarma para el instituto si casi nunca dormía, claramente el teléfono sonó y el primer pensamiento del día no era positivo pensé que odiaba profundamente ese sonido, pero era muy efectivo a la hora de levantarme de la cama porque, aunque estuviera despierta pararme de la cama era un verdadero sacrificio.
La puerta se abrió de forma brusca, era Daniel.
—Levántate ya, no quiero que llegues tarde a tus clases.
Pensé seriamente en fingir que estaba enferma, pero después recordé a cierto chico que me esperaba y que cada día se sentaba junto a mí quizá él fuera una muy buena razón para levantarme y luchar otro día más.
En media hora estaba lista, siempre me gustó arreglarme rápido de esa manera podía levantarme un poco más tarde y tenía menos tiempo para pensar.
—Naiely, te dejé jugo de uva en la cocina para que lo tomes con el desayuno— Hice una mueca de desprecio, aunque no debería ni sorprenderme, Daniel no me conocía y por eso me dejó un jugo de uvas.
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REGRESASTE
Short StorySi eres chico quédate, si eres chica, ve a la historia en mi perfil llamada "Volviste" hazme caso o no podrás disfrutar al máximo de esta historia. . . . Naiely sabe que esta muy feliz de verte, pero ¿Cómo es eso posible si nunca has estado aquí...