Capítulo 12

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NARRA NAIELY WADE

Habían pasado ya tres meses desde el 22 de agosto, se acercaba la graduación y mi mente...

Mi mente estaba en la mejor época por la que había pasado jamás, eso me hacía feliz.

Feliz.

Que bella vida.

—¿Iras al baile de graduación?

Fue lo primero que pregunto Katherine cuando llegue al instituto. Kathe, como le gustaba que la llamaran, era una compañera de curso, casi siempre nos tocaban las mismas clases y habíamos estado muchos años estudiando en el mismo salón, pero estoy bastante segura que nunca la había siquiera saludado, así que su pregunta me sorprendió.

—Hola Kathe, no he pensado en eso. —El baile era en tres días, debía pensar rápido.

—Si te animas me avisas, estamos pensando en hacer una parrillada en mi casa al otro día del baile y queríamos invitarte.

—¿Define "queríamos"? —Me miro confusa.

—Todo el curso.

Y yo que pensaba que era invisible.

—Ah vale.

—Nos vemos.

Pase todo el día pensando en eso, ¿no soy invisible para mis compañeros de curso?

Pero... ¡Si un día nos tiraron un jugo de uva encima!

El día que lo conocí, casi un año ya.

El tiempo corre demasiado.

Entre a clases ese día y por primera vez me importaban un poco mis compañeros, no me sentía tan invisible en el salón. Me senté junto a Erkan y todos me miraron.

—¿Qué?

—¿No te sentaras atrás? —Mario, otro de mis compañeros contesto.

—¿Debo hacerlo?

—Eh... no, pero casi pareciera que ese puesto tiene tu nombre allí.

—Hoy quiero sentarme aquí.

—Ok, yo solo preguntaba—Levanto las manos en señal de paz y me reí.

Qué situación más bizarra.

El profesor entro a su clase y la última clase del día, del año, del instituto, comenzó, como yo tenía energía prestar atención no fue algo difícil, aunque sí que me aburría un poco. Estaba en clase de derecho, al principio el profesor explico el tema en la pizarra y luego repartió los exámenes y aunque ser abogada no era el sueño de mi vida, entendía porque les gustaba tanto a algunos, eran muchas leyes y muchos principios que comprender, pero eran fascinantes y pensaba en lo divertido que sería callar a alguien con una buena base.

Y no olvidemos que esta carrera es perfecta para los que les gusta la pelea.

Y la plata.

Me reí en silencio de mis propios pensamientos.

Últimamente me reía mucho, eso era grandioso.

Todos los días seguía diciéndome a mí misma que no era culpa mía la muerte de mi madre y mi hermana, cada vez era más fácil hacerlo y era muy refrescante, me sentía viva.

Y no solo viva.

Con ganas de vivir.

Exacto, tenía ganas de vivir, seguir adelante ahora se veía fácil para mí, podía imaginarme recordándolas sin dolor, contándole a alguien como solían ser y ser feliz por haberlas conocido y haber sido su hija y su hermana, por haber sido alguien importante en su vida. Era hermoso.

Decidí que quería ir al baile de graduación, igual iba a ser la última vez que vería a mis compañeros de clase y no sonaba nada mal una noche de baile y diversión después de tantos años de tortura llamada "colegio y luego instituto"

Pero debía decirle a Daniel.

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