Capítulo 10 (Renegade)

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Slade se había ido hacía rato. Dick, decidiendo darle su merecida privacidad al mercenario, se quedó en la sala de estar, viendo las noticias. Sería conveniente que se pusiera al día con lo que acontecía en aquella dimensión si no quería estar más perdido que un pulpo en un garaje.

Al cabo de un rato, Deathstroke regresó, completamente preparado para partir. Llevaba puesto su traje de mercenario y portaba la máscara negra y naranja que le caracterizaba. Pasó silenciosamente por detrás de Dick, que se giró para mirarle.

-Me voy- dijo llanamente el mercenario mientras colocaba una de sus katanas en su respectivo lugar en la espalda.

-Voy contigo- respondió el veinteañero poniéndose en pie para alcanzar su arma pero Slade le detuvo.

-No- declaró tajantemente, sin dejar lugar a discusión- Tú te quedas aquí, no quiero que te entrometas- Dick no replicó. Dejó que el hombre abandonara el lugar. Grayson se quedó parado, mirando su reloj como si esperase a que algo ocurriera.

-Y... Ahora- Se puso en pie rápidamente y, como una exhalación, se preparó. No mucho después estaba ya en las oscuras calles de Gotham, siguiendo de cerca al hombre que, en otra dimensión, era su maestro. Su persecución no duró demasiado para alivio de Dick. Al cabo de poco, Slade se detuvo cerca de un edificio acordonado por la policía. Deathstroke se coló sin demasiados problemas y, poco después, lo hizo Dick.

Lo que le recibió le sorprendió. Jamás pensó que presenciaría una crueldad semejante. Eso había sido, sin lugar a dudas, un baño de sangre. Pese a haber presenciado barbaridades, nunca, en todos sus años de vida, había sido presencia de esta clase de crimen.

-Esto sí que es una carnicería- decidió decir Renegade, sabiendo que Deathstroke era consciente de que era perseguido por Dick desde el momento en el que el joven insistió en acompañarle.

-Fuera quien fuese el que hiciera esto, sabía lo que se hacía- respondió seriamente Slade, analizando la escena del crimen. Dick se acercó a analizar uno de los cadáveres y advirtió por qué Deathstroke había afirmado la profesionalidad del asesino. Si alguien podía dictaminar cómo de bueno era otra persona, ese era Slade.

-Tienes razón, el asesino atacó brutalmente lugares extremadamente dolorosos pero no mortales. Con estas heridas, el perpetrador se aseguró de proporcionarles a sus víctimas una muerte lenta y dolorosa. Murieron desangradas. El asesino, además, disfrutó verlas sufrir y retorcerse de miedo- comentó en voz alta Renegade. Solía hacerlo, no solo para mostrarle su tren de pensamiento a Deathstroke si no que, además, le servía para organizar sus pensamientos correctamente para llegar a las conclusiones que serían necesarias para lo que sea que fuera su misión... Ahora que caía en la cuenta, no sabía qué tenían que hacer- Deathstroke, ¿Te importaría explicarme en qué consiste nuestra misión?

-Lo único que debes saber de momento es que buscamos al que sea que ha cometido el crimen- respondió rápidamente el mercenario. Dick entendía que él no diera más detalles, para este Slade, él era un completo desconocido y, por eso mismo, no se sentía cómodo compartiendo toda la información de la misión. Deathstroke se encontraba analizando el cadáver de una mujer castaña. El mercenario la examinaba con ojo crítico, cosa que Dick entendía dada la naturaleza de su situación- Fíjate en esta mujer, Renegade.

Dick se acercó a la mujer tendida sobre el suelo y estudió lo que Slade le señalaba. Había una significativa diferencia entre la mujer ante sí y el resto de fallecidos. Un enorme tajo en el cuello. Para los corruptos policías Gothamitas, esto era algo que habrían pasado por alto. Desde luego, no le habrían dado la importancia que tenía, que era mucha. El corte que tenía la mujer era mortal, proporcionaba una muerte instantánea. A diferencia del fallecimiento del resto de víctimas, este era casi piadoso.

-¿Se apiadó de ella?- se preguntó en voz alta, confundido por el repentino cambio de comportamiento del asesino- Tal vez conocía a esta mujer y no pudo soportar la idea de que muriera entre tan terribles sufrimientos- reflexionó de nuevo, llevándose la mano a la barbilla y acariciándola pensativo. No obstante, Dick ya sabía que no era así.

-Imposible. No después de matar al resto de las personas de este modo- refutó Slade con un movimiento de su mano, poniéndose en pie y ojeando al resto de los fallecidos. Todos con muecas de horror grabadas permanentemente en sus rostros congelados tras el implacable paso de la muerte- De ser así, además, ¿Por qué herirla tan gravemente y no darle una muerte directa? No, alguien más vino después. Alguien encontró este estropicio y a aquella mujer agonizando y decidió darle una muerte rápida y ahorrarle el sufrimiento.

-No estoy seguro de si eso tiene mucho sentido- objetó el de cabello azabache- Entiendo que le dieran una muerte rápida, por sus heridas habría muerto pese a llevarla a un hospital pero, ¿Por qué no simplemente llamar a las autoridades tras darle muerte a aquella mujer?

-Acababa de matar a una mujer, Renegade, no podía quedarse a esperar- espetó.

-Nadie ha dicho que aguardase a la llegada de la policía. Podía llamar anónimamente y marcharse, dejando esto atrás- argumentó Dick- De todos modos, hay muchas cosas que no cuadran en absoluto...

-Si algo sabemos seguro, es que no hay forma de que el que cometió este crimen y el que mató a la mujer castaña sean la misma persona. Uno no experimenta un cambio de personalidad tan repentino sin ninguna explicación. Podemos afirmar con seguridad que el que cometió este brutal asesinato lo hizo porque disfruta con esta clase de actividades, es un sádico sin remedio- constató con firmeza y seguridad el hombre de un solo ojo.

-El que mató a aquella mujer más adelante, sin embargo, es piadoso. Le apenó ver a aquella mujer agonizando y le otorgó una muerte más rápida que la de los demás...- reflexionó Dick, sus ojos fijos en la mujer tendida frente a él. Su mente parecía estar en otra parte, como si analizara lo acontecido y las pruebas que tenían en su mente. No estaba para nada seguro de que hubiera habido dos personas, pero tampoco tenía sentido que hubiera sido solo una. Le daba la sensación de que ellos solo estaban mirando una pincelada en vez del cuadro entero.

-Sea como fuere, ya hemos acabado aquí- Slade interrumpió el tren de pensamientos de Dick al pronunciar esas palabras. El joven veinteañero se puso en pie, mirando a Deathstroke- Debemos irnos antes de que venga alguien más- Renegade asintió, conforme, y ambos se internaron en la noche.

Exceso de... ¿Graysons?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora