🌆Capitulo: 8🌆

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                      •Jareth•

Dios, tan sólo pido que me digas porque hago esto.

—Oh, mmm, Jake ya está dormido —su voz ahora era un poco fría, no sé. Me di la vuelta y note que tenía cierto nerviosismo, pero siempre se mostró seria ante mi—. Y bueno, yo ya me voy, feliz noche —pasó por mi lado, o más bien, hizo el intento ya que yo la de tuve por el brazo para detenerla.

Y ese simple tacto me hizo sentir nerviosismo, cosa que nunca me había pasado.

carraspeé un poco incómodo, obviamente lo disimule.

—Es muy tarde, yo iré a dejarte a tu casa —en ese instante la solté. Su rostro paso a ser de completa confusión.

—No es necesario, necesita descansar y pues yo, yo me puedo ir sola, no tengo ningún problema con ello —trató de explicarse. sin embargo, evitaba verme a los ojos directamente, eran pocas las veces que lo hacía.

—Es mejor prevenir que lamentar, así que ven, iré a dejarte en mi auto —hice que me siguiera, cerré la puerta principal y ella me siguió.

Gracias a dios.

Le abrí la puerta y entró, mi pregunta era:

¿Qué me pasa y por qué lo estoy haciendo?

Encendí el motor del auto y fue cuando ella suspiro, de que estaba cansada lo estaba. Ninguno dijo nada, hasta que de su bolsillo sacó la dichosa carta y me la mostró, la vi de reojo.

—Jake la hizo con mi ayuda —mencionó.

Eso vi.

—Gracias por eso, enserio —por primera vez me sincere. Si, hasta yo me sorprendo.

—No hay nada que agradecer, sinceramente me gusto haberle ayudado. Siento mucho la pérdida de su padre... aclaro que no quiero sonar entrometida —poco a poco su mano iba bajando junto con la carta hasta descansar en sus piernas.

Una leve sonrisa quiso escaparse de mi boca, es que esta chica no lo sé, me agrada.

—No te preocupes, tranquila, y gracias por eso.

Asintió suavemente. Note que se quedó viendo hacia la ventana en un aire pensativo. Y por unos segundos me tome el atrevimiento de detallarla mejor.

Era bonita, eso sí, su cabello rubio y lacio igual lo eran y combinaban con sus ojos color verde, piel pálida, así como no.

Aparté la mirada de golpe, ¿Qué carajos me ocurría?

—¿Es de otro país no es así? —cuestione.

Al instante volteó a verme.

—Si, soy de Francia.

Wow.

Con razón su acento. Aunque habla perfecto el idioma de aquí. Debo admitir que hay veces que presto la suficiente atención como para darme cuenta de su acento.

—Nací en París, Francia, pero me crie en Nantes.

—Es muy bonito ahí.

—Claro que si —miró al frente con una sonrisa en su rostro al mencionarlo. Y yo de tonto la vi y sonreí.

No es que sea una idiotez que la vea, es que cada que lo hago no aparto la mirada de ella y acabo sonriendo.

Y a decir verdad me incomoda por así decirlo, yo no soy así, yo soy serio y no me gusta hablar con nadie, no sé porqué ni cómo, pero en estos instantes, siento que no soy yo.

Hasta que llegaste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora