Hasta que llegaste tú

🌆Capítulo: 61🌆

~Cuenta todas y cada una de las estrellas que ~

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『 JARETH 』

Adhara es muy, muy, pero muuuuy inquieta. Se mueve mucho en el vientre de Bella. Y ella únicamente nuestra una expresión de dolor.

Como ahora.

—¡No me sueltes!

—No te estoy soltando, solo quiero que...

—¡No te muevas, no te muevas, no te muevas!

Me quedé quietecito. Estático, tieso como una roca.

La observe atento.

En su rostro tenía y mantenía su expresión de dolor.

Entonces, lo que hice fue mantener su mano entrelazada a la mía y apoyar mi otra mano en su vientre. Fue cuando sentí las fuertes patadas que Adhara propinaba a su madre.

—Oye Adhara, no te muevas mucho ¿de acuerdo? a mamá le duele cuando haces eso muy fuerte, ¿quieres conversar con papá? bueno, entonces conversamos con la condición que no golpees tan fuerte a mami. ¿Si? —pronuncié cerca de la barriga de mi rubia.

Segundos después dejó de ser brusca. Y a cambio, yo acaricié la barriga de mi rubia.

—Entonces, falta poco para que salgas de ahí, conozcas el mundo, y conozcas a la familia, y entonces podrás tirar patadas como quieras y cuando quieras, incluso, puedes ser una bebé boxeadora si quieres, pero aún no, porque hace daño a mamá, faltan cinco meses para que conozcas a Jake, tu hermano mayor.

»Oh hay algo más, estamos de acuerdo tú y yo en que nada de novios en ninguna edad y circunstancia ¿cierto?

Sentí una leve patada y mire de reojo a Bella, quien me rodó los ojos, divertida.

—Bieeeeen, ¿sabes? el día que nazcas, ese mismo día, haré algo, ahorita no te digo que es, porque es un secreto y mamá no puede saber que haré eso. Pero no te preocupes, Adhara, en cuanto nazcas lo sabrás, solo espera... cinco meses.

Claro que el secreto de que tenía pensado y planeado pedirle matrimonio a Bella en cuanto nazca Adhara no sería revelado hasta ese día.

Las pataditas eran leves, y yo las interpretaba como una conversación de padre e hija. Si, así las tomo yo.

—Te amo. —besé el vientre de mi novia y regrese con ella —. A ti también te amo, rubia.

Ella sonrió.

—Yo más.

Diciendo esto, sus ojos brillaron, pero, era debido a que volvería a llorar, esta vez no era porque Adhara la lastimara con sus súper patadas agresivas.

—¿Por qué lloras, amor?

Me acomodé mejor, con ella, en el sofá, detuve las caricias en su vientre y limpié delicadamente sus mejillas.

No respondía, solo dejaba que las lágrimas se deslizaran por sus mejillas casi sin parar, le di su tiempo, mientras tanto yo, observe mi alrededor esperando una respuesta.