~Llamaron alma a lo que no pudieron explicar del cuerpo y llamaron Poesía a lo que no pudieron explicar del alma~
☆David Sant☆
『 ISABELLA 』
—Hija, mi niña... Bella... es hora de despertar, cariño.Abrí los ojos lentamente, y lo primero que vi fue a mi madre con una sonrisa deslumbrante en su rostro, acarició mi cabello con dulzura y se acercó a mí para dejar un beso en mi frente.
—Cariño, tienes que despertar.
La miré confusa.
—Ya desperté mamá.
Sonrió cálidamente y sus ojos verdes como los míos se cristalizaron.
—No cariño, sigues dormida, sólo estas soñando. Y yo estoy justo aquí, jamás te he dejado sola, Bella.
—Mamá, este tipo de bromas no me gustan, ya desperté, y...
—Bella, un día te dije que encontrarías al amor de tu vida cuando menos te lo esperes. Y estoy orgullosa de ti porque a lo has encontrado, y esta justo cerca tuyo...
—¿De quién hablas? —inquirí con voz temblorosa.
—De él... —señaló a mi lado izquierdo con una sonrisa.
Me giré lentamente hasta encontrarme a...
—¿Jareth?
Ella asintió sonriente.
Jareth estaba al otro lado de mi habitación, dentro de una cosa blanca indescriptible, esa misma cosa blanca reflejaba una luz que iluminaba tenuemente el piso de mi habitación.
Él estaba de perfil, sonriendo, su sonrisa es perfecta y hermosa, a él llegó corriendo Jake, quien ahora se miraba un poco más grande. Su mirada se dirigió al frente al igual que la de su padre. Y ahí aparecí yo...
Con una pequeña bebé en brazos.
¿Quién era ella?
—Abandona tus miedos y enfrentate a ellos, ya no temas más, papá y yo estamos a tu lado, cuidando de ti y de Kristel, se feliz mi niña. Enamórate Y brinda amor a tu familia, y ni dejes que la pesadilla de Robert te arrebatan tu sonrisa.
—Mamá, ¿Por qué te estás desvaneciendo?
Estaba asustada, no entendía nada, mi habitación ahora estaba a oscuras, y sólo podía ver a mi madre desvanecerse como si de polvo o humo se tratase. Su sonrisa poco a poco desaparecía. Al otro lado seguía la imagen de Jareth con el pequeño Jake a su lado, conmigo y con esa bebé que no sé de quien es, no la he visto nunca, lo que veía era como Jareth cargaba a esa bebé.
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Hasta que llegaste tú
RomansÉl, un padre soltero de veintiún años con un niño de cuatro años. Dueño de una empresa, millonario, frio, tiene carácter, serio, pero con su hijo es todo lo contrario, les encanta jugar bajo la lluvia. Su padre acaba de fallecer, y no sabe que hacer...