12.
— Verdaderamente es humillante tener que venir así.
Oscar sonrió para sí mismo, borrando con cuidado los restos de tiza en la pizarra verde, cuidando no mancharse las manos, pero igual lo hizo. Los alumnos comenzaban a salir de su lección a paso aletargado, y para el momento en que el salón estaba casi vacío se encontró con la expresión disgustada de Emmanuelle.
Como haciendo berrinche, estaba con la espalda baja recargada en el escritorio y los brazos cruzados mientras Oscar terminaba de recoger. Tenía una ligera arruga entre sus cejas y el pronunciado arco de su labio superior estaba ligeramente crispado. Además de que su cabeza estaba prácticamente inmovilizada, con un collarín cervical — Parezco un perro con el collar de la vergüenza.
— No te preocupes, tú podrías ponerte un mantel de picnic y seguirías siendo la persona más atractiva de la habitación — comentó él casualmente mientras dejaba el borrador en su lugar y se sacudió la tiza de las manos, haciendo sonar la pulsera en su muñeca izquierda, era de cuentas de diferentes tamaños y diversos tonos suaves de verdes, azules y unos cuantos más rojizos. Los ojos de Emma cayeron sobre ella y luego sobre el Profesor que se acercó unos pasos hacia ella, con una mano ahora en el bolsillo de su pantalón —, pero si estás muy incómoda, ya te dije que puedes tomarte unos días de descanso.
— Pff — exhaló ella, como si Oscar estuviera diciendo locuras. Su mano hizo un gesto para restarle importancia a sus palabras y miró hacia los alrededores por unos segundos. A pesar de que estaba eternamente agotada, Emmanuelle no sabía tomarse descansos como una persona normal, habría pasado sus días en la cama con la mirada fija al techo pensando en todas las cosas productivas que debería estar haciendo pero sin realmente tener la disposición de hacer nada, y esa misma ansiedad le impediría tener relajación real —. Los días de descanso son para hippies, gente con fideicomisos y sin préstamos estudiantiles.
Sus manos se dirigieron hacia la parte trasera de su cuello, buscando el velcro en el collarín y, casi de manera brusca, lo desprendió, liberando un suspiro de alivio. Después de usarlo durante aproximadamente tres horas, necesitaba un respiro.
Momentáneamente, miró hacia el suelo, balanceándose ligeramente sobre sus pies, y notó cómo los zapatos de Oscar se acercaban a su campo de visión. Entonces, sus ojos se elevaron para encontrarse con los del Profesor, quien la observaba con una expresión divertida en su rostro. Siempre parecía estar a punto de sonreír por cualquier motivo, y eso tenía el efecto de hacer que ella también sonriera. Fue una sonrisa genuina y espontánea, Emmanuelle casi no tenía muchas de esas.
Sus sonrisas no eran falsas en el sentido trágico de "sonreír para ocultar su dolor", un término que ella detestaba profundamente, sino que cuando Emmanuelle sonreía, lo hacía por incomodidad, como si fuera lo socialmente esperado en ese momento. A veces se cuestionaba si su amabilidad era auténtica o simplemente una estrategia para caer bien a los demás, pero esta vez no era el caso.
— Además — agregó la rubia después de ese breve segundo de silencio, estirando la mano para tocar la de Oscar con su dedo índice. Él lo tomó como una señal y tomó la fría mano de la rubia entre las suyas. El tacto masculino era cálido, y las grandes palmas se cerraron sobre la mano de la chica como si quisiera compartirle su calor —, si me tomo tantas libertades en la universidad, la gente va a pensar que me estoy acostando con mi jefe.
Él soltó una risa suave y afirmativa, mientras observaba el rubor en el rostro frente a él a través de los cristales de sus gafas, que reposaban en el puente de su nariz. Desde el incidente en el hospital, su relación no había progresado mucho más allá de algunos besos gentiles y breves, no tenía ninguna prisa. Quería ser cauteloso y asegurarse de que Emmanuelle no pensara que sus intenciones eran puramente lascivas — Ah, es verdad — respondió él, con ese ligero tono de humor en su voz mientras levantaba la mano de Emmanuelle entre las suyas hasta la altura de sus labios, dejándole dos suaves besos en sus nudillos —. No puedes permitir que la gente se haga ideas tan descabelladas.
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Cherry ― 𝘖𝘴𝘤𝘢𝘳 𝘐𝘴𝘢𝘢𝘤
Fanfiction❝Necesito un padre, necesito una madre, necesito un ser viejo y más sabio para llorar. Hablo con Dios pero el cielo está vacío.❞ → Sylvia Plath. La cereza más dulce en medio del calor del verano. 「𝙀𝙣 𝙥𝙧𝙤𝙘𝙚𝙨𝙤.」 #1 en Dark Academia - 10/03...