— Oye ¿Y por que esos beneficios, no es suficiente con la buena paga? O sea no me molesta el tenerlos pero, no entiendo — digo luego de estar en silencio por un rato.
— Es algo que ofrece nuestro padre ya que Italia es un poco difícil de cuidar, es por eso que no le duran mucho tiempo las tutoras — explica.
— Ya veo... — musito.
— ¡Ya llegamos! — escucho la voz de Italia que proviene de la sala.
— ¡Estamos en la cocina! — responde Deniel.
— ¡Grecia! — dice una muy alegre Italia mientras me abraza.
— Hola, linda. Me alegra verte — digo devolviéndole el abrazo.
— ¿Ya Deniel te explico lo que debes hacer? — cuestiona Demián.
Uish, se me había olvidado que él existía.
— Sí — afirmo en respuesta.
— Bien — dice y se va.
— Amargado — susurro para mi misma mientras ruedo los ojos.
— Oye Grecia ¿Eso significa que a partir de ahora podremos hacer cosas juntas? — cuestiona Italia con una notable emoción en su voz.
— Claro, linda — digo sonriente.
— Genial, ven, te mostraré mi habitación — dice mientras me toma de la mano y me jala fuera de la cocina.
Subimos las escaleras con rapidez hasta llegar al segundo piso, ella, aún tomándome de la mano, me guía a la última puerta del lado derecho, la cual supongo es su habitación. Al entrar lo primero que noto son las paredes de un color anaranjado suave y con posters de jugadores de basquetbol, en realidad analizándolo bien, toda su habitación es basada en esa temática, es todo lo contrario a lo que pensaba.
— ¿Te gusta mucho el básquet? — cuestiono pese a que la respuesta es muy obvia.
— Me encanta, en mi escuela soy una de las mejores jugadoras, además de que soy la capitana del equipo — dice emocionada.
— Sorprendente — musito.
— Y ¿Qué quieres hacer? — cuestiona mientras se sienta en la cama.
— ¿Quieres hacer karaoke? — pregunto.
— ¡Siii, soy buena en eso! — dice entusiasmada.
— Ah, pero no escucharemos música cualquiera — digo y ella me ve confundida. — Escucharemos la mía, algo un poco diferente, así será más divertido — digo.
— Está bien — espeta.
— Chicas ¿que hacen? — cuestiona Deniel entrando a la habitación sin tocar.
— ¿Que no te enseñaron a tocar o que?
— Haremos Karaoke.
Decimos Italia y yo al unísono.
— ¿Eh? — espeta confundido.
— Nada, que haremos karaoke ¿te unes? — cuestiono.
— No tengo nada que hacer así que supongo que sí — dice y se sienta junto a Italia en la cama.
— Bien, pondré mi música — digo mientras conecto mi teléfono al televisor y pongo la primera canción que veo.
— ¿Pero que canción es esa? — pregunta Deniel confundido.
— Es una de las canciones que escucha Grecia, tiene un buen ritmo ¿no crees? — dice Italia mientras escucha la melodía de inicio.
— Claro que no, suena fatal — espeta.
— Ey, no ofendas a mi poderosísimo Morat, veras que a la final te terminara gustando — digo.
— No lo creo — bufa.
(•••)
— Y AUNQUE ADVIERTAN AL SOLDADO, SI ESTÁ ENAMORADO, EN GUERRA MORIRA — canta o mejor dicho grita un Deniel descontrolado al ritmo de la canción.
— A la final si le termino gustando — ríe Italia mientras graba a su hermano mayor.
— Lo sabía, a todos les gusta Morat, sus canciones son todo lo que vale la pena en esta vida — digo mientras veo a Deniel cantar exageradamente. — Uh, mi parte favorita —
— GANARÉ LA GUERRA PARA CONQUISTARTE NO QUIERO ADMITIR QUE TE VAS, QUE TE VAS, GANARÉ LA GUERRA PARA CONQUISTARTE NO QUIERO ADMITIR QUE TE VAS, QUE TE VAS — canto junto a Deniel y ambos nos miramos, hacemos como si tuviéramos micrófonos en las manos y nos ponemos frente a frente para la siguiente parte. — YO PERDÍ BATALLAS POR NUNCA ACEPTAR QUE NO ERAS FÁCIL DE OLVIDAR. PORQUE YOO, SIEMPRE HE SABIDO QUE TUS BESOS MATAN, QUE TUS PROMESAS RIMAN CON DOLOR
QUE ERES EXPERTA EN ROBARLE LATIDOS A MI CORAZÓN
Y TÚ NUNCA JURASTE QUE SALDRÍA ILESO, YA NO TE ATREVAS A PEDIR PERDÓN, YO TE CONFIESO QUE NO ME ARREPIENTO Y AUNQUE ESTOY SUFRIENDO PODRÍA ESTAR PEOR
WOAH OH OH
SABIENDO QUE TUS BESOS MATAN MORIRÉ DE AMOR
WOAH OH
SABIENDO QUE TUS BESOS MATAN MORIRÉ DE AMOR
WOAH OH
SABIENDO QUE TUS BESOS MATAN — cantamos a todo pulmón hasta acabar la canción.— Eso estuvo genial, lo subiré a mi página — dice Italia mientras guarda el vídeo.
— Wow, wow, woow, nadie dijo nada de publicar el vídeo — digo nerviosa.
La verdad es que no me gusta la idea de que me vean cantando estúpidamente en Internet, o sea no canto mal, pero me da pánico, ustedes no entienden yo sí.
— Tranquila, nadie ve mi página a parte de mis hermanos — dice. — Déjame subirlo por faa — pide con ojos de cachorrito.
— Yo que tú si la dejo o no dejará de hacer esa cara en lo que resta de tarde — dice Deniel mientras ve a su hermana y ríe.
— Está bien — me doy por vencida — Pero solo en tu página ¿Vale? — espeto.
— Vale — afirma.
— Bien — digo y veo la hora en mi reloj, 6:30. — bajemos a hacerte algo de cenar — digo mientras salgo de la habitación.
— También me harás de cenar a mi ¿cierto preciosa? — dice Deniel mientras pasa un brazo por sobre mi hombro.
— No. — afirmo.
— Que cruel — dice y aparta su mano del lugar en donde estaba.
Al llegar a la cocina veo a pelinegro ojos azules sentado en una de las sillas mientras teclea algo en su teléfono.
— Hasta que por fin dejan de hacer ruido — dice sin apartar la vista de su teléfono.
Mierda, se me olvidaba que había otro.
— Cállate, se nota que no sabes de la buena música — comenta Deniel mientras toma asiento.
— Lo dice el que dijo al principio que no le gustaba — me susurra Italia mientras se acerca a ayudarme.
Ambas reímos y nos dispusimos a preparar algo para cenar, a la final si le hicimos de comer algo a Deniel y también al resto de babosos amargados que Italia llama hermanos.