Capítulo 7

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— ¿Quién necesita que? — habla Deniel de repente provocando que pegue un brinco del susto.

— ¿¡Que no te enseñaron a no meterte en las conversaciones de esa manera o que!? — le miro enojada.

— Lo siento, venía a saludar pero escuche que hablaban de necesitar algo y me dio curiosidad — sonríe inocente.

— Grecia necesita un computador para realizar el proyecto que nos dejaron de mecatrónica — explica Roma cuando llegamos a la cafetería.

— Yo puedo ayudarte — dice mientras tomamos asiento en una de las mesas.

— ¿Cómo? — cuestiono.

— Entregándote esto — dice mientras saca algo de su bolsillo y veo que es una tarjeta de crédito. — Ten, es la tarjeta de la que te hablé antes — explica.

— ¿En serio? ¿Puedo tenerla? ¿De verdad? — pregunto Sorprendida.

— Preciosa, ¿que dijimos a cerca de sorprenderse tanto? — musita. — Y sí, puedes tenerla, ya te había dicho que era uno de los beneficios del trabajo — me recuerda.

— ¡Gracias! — sonrío mientras tomo la tarjeta.

— Genial, ahora tienes con que comprar los materiales para crear a tu Jarvis — dice Roma.

— ¿Jarvis? ¿Cómo el de Ironman? — indaga Deniel.

— Sí, crearé uno para mi proyecto del mes entrante, pero por ahora solo compraré lo que necesito y empezare a hacer los planos y programa — digo mientras guardo la tarjeta.

— O sea que ¿harás toda la armadura de la película? — pregunta Deniel.

— No, solo haré el programa y lo haré algo diferente ya que no quiero que Marvel me demande por robar su trabajo — digo y los chicos ríen.

— Bien, podemos ir a comprar los materiales al salir y de paso eliges el tipo de transporte que quieres — dice el pelirrojo.

— Está bien — digo.

Nos levantamos nuevamente para elegir que almorzar y optamos por papas y hamburguesas, volvemos a nuestros asientos y nos quedamos charlando otro rato.

— Oye Grecia — me llama Roma en un leve susurro que solo yo puedo escuchar. Yo volteó a verla y espero a que continúe. — ¿A qué se refiere con elegir el tipo de transporte que quieres? — pregunta curiosa.

— Ah, es otro beneficio aparte de la tarjeta de crédito, es por el trabajo — explico.

— Oh, entiendo — dice y se acomoda nuevamente en su lugar.

— ¿Quieres venir con nosotros? — cuestiono.

Ella parece pensarlo por un rato.

— Sí, hoy no me toca turno en el Library and Coffe, además también comprare las cosas que necesito para mi proyecto — dice.

Luego del almuerzo Roma y yo volvemos a nuestro respectivo salón y Deniel se va al suyo. El resto de las clases pasan rápido algo que le agradezco a Dios ya que no podía aguantar un minuto más a los profesores.

— ¡Por fin, libre! — exclamo mientras acomodo mi mochila en mi hombro y camino por el pasillo.

— Estoy cansada — se queja Roma a mi lado.

— Se tardaron — dice Zach recostado en su moto cuando nos ve salir.

— Nos dieron clase extra — explico mientras me pongo a su lado.

— ¿Quién es él? — cuestiona Roma.

— Soy Zach — dice simple.

— Que genial explicación, ya quedo más que claro quien eres — digo irónica y ruedo los ojos. — Es el hermano menor de Demián y Deniel — explico dirigiendo mi vista a Roma.

— Entiendo — dice insegura. — Eso creo — musita.

— ¿Las hice esperar? — habla Deniel mientras camina hacia nosotras.

— No — respondo. — ¿Donde esta Demián? — indago.

— El tiene otras cosas que hacer pero dijo que podíamos tomarnos nuestro tiempo ya que el pasaría por Italia — espeta.

— Hmm, bien — digo. — Pues vámonos entonces — digo mientras me subo a la moto con Zach (El cual también nos acompañará, no sé porqué) y Roma se sube con Deniel.

(•••)

— ¡Deniel! — le grito al pelirrojo. — ¿¡En que parte me dijiste que se encontraba la sección de tecnología!? — pregunto.

— ¡Espérame, ya voy a ayudarte! — dice desde el otro lado de los estantes.

Ya hace algunos minutos habíamos llegado al lugar en donde compraríamos las cosas, Hale-shore, uno de los almacenes de los que es dueño el padre de los chicos. Al llegar nos separamos en grupos de dos ya que lo que yo necesitaba era diferente a lo que Roma necesitaba, así que ella se fue con Zach y yo con Deniel, pero este se había distraído viendo algunos juguetes de hidrogel.

— Ven, es por acá — dice mientras me toma de la mano y me guía a través de varios pasillos.

— Oye, puedo caminar sola ¿sabes? — me quejo.

— Es que temo que te vayas a perder y luego no pueda encontrarte de lo pequeña que estás — se burla.

— Exclamó el estúpido poste de luz — bufo.

Caminamos por un rato más hasta que por fin llegamos a la sección de tecnología.

— Llegamos — dice Deniel soltando mi mano. — Y bien ¿Cuál quieres? — cuestiona mientras me enseña dos computadores portátiles.

Uno de ellos es un Razer Blade 17 y el otro un Asus ROG Flow Z13.

— Hmm — musito pensativa. — Quiero el Asus — me decido.

— Buena elección — sonríe mientras pone el computador en un carrito que no sé de dónde sacó.

Seguimos buscando el resto de materiales hasta que solo nos falta uno.

— Bien, tenemos: un computador portátil para programación, una Tablet con lápiz óptico especial para planos y diseño digital, auriculares Bluetooth gaming con micrófono integrado, herramientas y parte de equipos para la creación de procesadores — dice mientras lee la lista que le di antes. — Solo nos falta una mini pantalla digital de libre acceso para manipulación, oye ¿siempre eres tan específica con lo que quieres? — cuestiona dejando de ver la lista.

— Sí — musito.

Deniel esta por decir algo pero alguien más nos interrumpe.

— Pero mira a quien tenemos aquí — dice una chica rubia mientras se acerca a nosotros. — Al famoso Deniel Hale, veo que ahora tienes novia — dice y me mira de pies a cabeza de una manera poco agradable.

— No soy su...

— Claro y como puedes ver es mil veces mejor que tú — dice Deniel interrumpiéndome.

¡Espera qué!

— Me alegra que hayas podido superarme — dice la chica con recelo y burla en su voz.

— Obviamente, no soy de los que pierden su tiempo en tonterías — responde el pelirrojo.

Uuuy, eso debió doler.

— Ahora, si nos disculpas — musita mientras vuelve a tomarme de la mano. — Mi novia y yo, tenemos cosas más importantes que hacer —

Me jala nuevamente por los pasillos mientras empuja el carrito donde están las cosas y poco a poco nos vamos alejando de la chica de hace un momento.

— ¡Auch! — se queja el pelirrojo luego de que me zafara de su agarre y lo golpeara. — ¿¡Por qué fue eso!? — pregunta.

— ¿¡Cómo que por qué!? Idiota, acabas de decir que soy tu novia y ni siquiera sé porqué — le grito.

— Tranquilízate, fue solo para que Airis no me molestara — dice tranquilamente.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora