Capítulo 27

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Narra Italia

— Grecia, ya estoy lista — digo al terminar de arreglarme y bajar a la cocina.

— Bien, vámonos — dice la antes mencionada.

Yo me despido de los chicos, los cuales se encontraban desayunado, y luego me dirijo fuera de la casa junto con Grecia.

— ¿Cuál es el horario de hoy? — cuestiona la pelinegra cuando pone en marcha la moto con dirección a la escuela.

— Pues, tengo clases de violín, canto y piano, según la maestra de música, solo veremos eso por hoy — musito.

— Qué suerte tienen algunos — suspira con pesadez. — Yo debo soportar tres horas de clases repetidas por culpa de los estúpidos compañeros inútiles que tengo — se queja.

— Qué vida tan triste, amiga — digo tratando de no reír a carcajadas.

Luego de unos minutos de charla y de casi quedar atrapadas en el tráfico, llegamos a la escuela.

— Recuerda que estaré esperando cuando salgas, así que no demores — avisa mientras vuelve a ponerse el casco, yo solo asiento y veo como se marcha.

Me dirijo dentro del gran edificio educativo y camino por los pasillos, los cuales están completamente solos, con dirección al aula de música, pero, por andar distraída, accidentalmente choco con alguien, o mejor dicho, me chocan a mí, ya que dicha persona al venir corriendo me lleva a mí por delante de manera poco sutil.

— ¡Mi violín! — escucho gritar a dicha persona mientras yo me levanto, un tanto adolorida por el golpe, del piso y sacudo mi ropa.

Yo levanto la mirada para ver quién fue el o la culpable de que me golpeara y cayera al piso y al levantarla me encuentro con un chico que es un poco más alto que yo, de tez blanca, ojos azules y de cabello rubio, también tiene alguna que otra peca al rededor de su cara.

— ¡Me estás escuchando! — grita el chico frente a mí.

— ¿Eh? — musito confundida.

— ¡Que por tu culpa se rompió mi violín y ahora deberás pagármelo! — me acusa.

— ¿¡Por mi culpa!? — le grito de vuelta. — ¡Tú fuiste el idiota que hizo que cayera al suelo solo por ir corriendo sin ver por donde iba! — acuso mientras me acerco amenazante a él.

— Pero…

— ¿¡Pero qué!? — vuelvo a gritar interrumpiéndolo y apretando mi mano en un puño.

Juro que si dice algo más, le rompo la cara…

— ¿Qué está pasando aquí? — cuestiona la maestra de música cuando llega a nuestro lado.

— Ella rompió mi violín — dice el chico acusándome falsamente.

Y esa fue la gota que derramó él baso, que desde hace unos segundos estaba lleno, y paso lo que había dicho antes.

— ¡Aaah! —

(•••)

— Y eso fue lo que paso — digo al terminar de contarle a la directora y a mi hermano (Porque sí, llamaron a mi hermano) lo que paso.

— Entiendo su punto señorita Hale, pero no es excusa para romperle la nariz a su compañero — espeta la directora.

— Ya hablaremos de esto en casa — dice Deniel de manera sería cuando me giro a verlo.

Rayos…

Yo miro de mala gana al rubio que se encuentra sentado a mi lado y este solo me ve enojado mientras trata de evitar que siga saliendo sangre de su nariz. Resulta que el chico se llama Luke, algo muy irónico considerando su aspecto, en fin, tiene 16 y es nuevo en la escuela.

— Ese será su castigo — espeta con voz firme la directora.

Joder, no escuche…

— ¿¡Que!? ¿¡No hay otro castigo mejor!? — se queja el ojis azules.

— No. Además, servirá para que se conozcan mejor y puedas encajar más fácil en nuestra escuela, tendrás una amiga y además una talentosa — dice la mujer frente a nosotros mientras me mira y sonríe. Yo sigo igual de confundida. — Ya que la señorita Italia tienes múltiples talentos como el arte y la música, y es capitana del equipo de básquet. Ustedes estarán juntos en todos los trabajos y proyectos escolares hasta fin de año — espeta firme.

— ¿¡Que!? — exclamo con sorpresa.

— Ese será su castigo ¿De acuerdo? — musita.

Yo estoy por quejarme nuevamente, pero la voz seria de Deniel hace que me calle de golpe.

— Completamente de acuerdo — musita.

— Bien, pueden volver a clases — espeta la mujer mientras vuelve su vista a unos papeles.

Nosotros salimos de la oficina y nos detenemos en unos de los pasillos cerca a nuestra aula de música.

— Espero no tener que regresar por una estupidez como esta Italia — dice Deniel con voz seria y firme.

Al parecer está algo enojado, verlo así me da miedo, casi nunca lo veo de este modo.

— También espero puedas disculpar a mi hermana, a veces olvida medir su fuerza — dice dirigiéndose a Luke de manera cortés. Este solo lo mira neutro. — Y más cuando se trata de idiotas que la culpan de cosas que no hizo, como tú — espeta y sonríe falsamente para luego poner una cara seria y amenazante.

El rubio parece asustarse, ya que retrocede unos cuantos pasos.

Deniel se marcha sin más, dejándome fuera del aula de música junto al irritante niño rubio.

— Bien — musita el chico llamando mi atención. — Me llamo Luke Lysander, tengo 16, soy originariamente de Londres, me mudé recientemente y soy nuevo en esta escuela, un gusto — espeta neutro mientras extiende su mano hacia mí.

— ¿Qué haces? — cuestiono confundida.

— Trato de hacer esto menos estresante e incómodo para ambos, ayúdame ¿Quieres? — refuta.

— Bien — digo de mala gana mientras ruedo los ojos. — Me llamo Italia, tengo 15 años, soy originariamente de los ángeles, pero vivo aquí en California con mis hermanos y soy la persona más asocial que vas a conocer en tu vida, así que no te sorprendas si después de esto no note ni tu existencia — digo y estrecho su mano.

— Créeme, luego del castigo, yo tampoco quiero saber de ti — dice al separar nuestras manos.

— Como sea — bufo mientras entro al aula de clases.

El resto de la mañana y tarde nos la pasamos haciendo ejercicios de vocalización y práctica de temas que ya habíamos visto para que el tonto chico nuevo se fuera adaptando a nuestro horario y al método en el que hacíamos las cosas, además de que cada que había que hacer algo grupal, por obligación, lo debíamos hacer juntos. En definitiva, el peor día de mi vida.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora