Capítulo 22

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Narra Demián

— ¿Quieres salir conmigo? — cuestiono mientras miro al frente. — No, así no — suspiro con pesadez. — Señorita ¿Quiere salir conmigo? — vuelvo a preguntar. — Muy formal — me quejo. — ¡Sal conmigo! — digo casi en un grito. — No, no, muy demandante — digo mientras miro el espejo frente a mí. — Joder, así no le podré hablar nunca...

— ¿A quien? — hablan de repente tras de mí.

— Mierda, Zach ¿Desde cuando estas ahí? — cuestiono viendo a pelinegro recostado al umbral de la puerta de mi habitación.

— ¿A quien quieres invitar a salir? — cuestiona ignorando mi pregunta y dándome a entender que escucho todo lo que dije.

— Eso no es de tu incumbencia — espeto.

— Es Roma ¿No es así? — acierta al primer intento y hace que me tense. — Es linda, pero no creo que gritándole acepte — musita en tono socarrón.

— Cállate y sal de mi habitación — demando.
— Yo podría ayudarte, después de todo soy mejor que tú en eso — espeta.

— Lo dice el chico que no le ha podido confesar su amor a la chica que le gusta — digo y él me mira fijo.

— Es diferente — musita parándose derecho.

— ¿Ah si? Y ¿Por qué sería diferente? — cuestiono. — Te gusta Grecia así como a mí me atrae Roma y ni tú, ni yo, hemos podido decirles lo que sentimos — agrego.

— Te equivocas — espeta.

— ¿En que? — pregunto algo curioso por su respuesta.

— En qué yo me enamoré primero — me mira fijamente y yo le miro confundido. — A ti Roma te "atrae", a mi Grecia me gusta, tu no estas seguro de lo que quieres o sientes por ella, no la conoces, en cambio, yo si conozco a Grecia y tengo bien en claro lo que quiero con ella — espeta y yo aparto la mirada odiando el echo de que tenga algo de razón. — Pero anímate, de los dos, tu no tienes nada que perder — agrega.

— ¿A qué te refieres? — indago.

— La razón por la que yo no le digo a Grecia lo que siento es porque temo perder su amistad — dice y yo le miro atento. — Temo que al decirle todo, ella no sienta lo mismo y nuestra grandiosa y perfecta amistad se arruine. Y es algo que no quiero que pase, porque no se como paso y la verdad tampoco tengo idea de como nos hicimos amigos, solo sé que conectamos de una manera tan sorprendente que me hace creer que ella es lo único bueno que me ha pasado en la vida y nunca pensé volver a sentirme así de bien, no desde que...

— Mamá murió... — lo interrumpo.

— Sí — musita.

Yo me quedo observando al pelinegro por unos minutos mientras esté mira al piso. Nunca imagine verlo de esa manera tan feliz otra vez y es que desde que mamá murió cuando éramos niños a quien más le afecto fue a Zach ya que aún era muy pequeño y muy apegado a ella. Desde ese entonces, Zach, quien era un pequeño inquieto, juguetón, risueño y que no paraba nunca de hablar, cambio...

Durante su infancia y adolescencia se comporto de manera distante, fría y cortante con las demás personas e incluso con nosotros, ya no era capaz de mantener una conversación estable sin que la persona con que hablaba le resultara aburrida y sin gracia, no le gustaba estar rodeado de tanta gente, por lo cual casi no salía de casa y odiaba el contacto físico, ya ni siquiera era capaz de socializar ni de hacer amigos, y cuando le preguntaban que había pasado con él ,respondía: "él murió junto con mamá". Una respuesta que nos rompía el corazón a papá y a mi ya que aún no entendíamos como Zach siendo tan pequeño comprendía el significado de dichas palabras. Meses después papá se volvió a casar, algo que a Zach le disgusto, tanto que cuando papá nos presentó a Aisha y a Deniel el pelinegro los rechazo toscamente, siendo capaz de congeniar con ellos, así hasta años después en los cuales creció y dejó de importarle todo a su alrededor.

Pero viéndolo ahora, de esta manera...
Si que es agradable.

— ¡Auch! — se queja. — ¿Por qué me pellizcas? — Cuestiona mientras acaricia la zona lastimada.

— Solo quería saber si eras real o solo era mi imaginación — musito.

— Idiota — bufa. — ¿Vas a querer mi ayuda o no? — cuestiona.

— No me queda de otra — espeto.

— Bien, lo que harás es lo siguiente — musita.

(•••)


— Chicas ¿Están listas? — cuestiono mientras entro a la cocina.

— Sí, solo debo terminar de arreglar el cabello de Italia y nos podremos ir — dice Grecia mientras le hace una trenza a dicha pelirroja.

— ¿Estás segura que va a quedar como la de Frozen? — cuestiona Italia mientras intenta verse en un pequeño espejo.

— Ay, claro que sí — musita la ojis grises.

— Está quedando bien, tranquila — agrega Atena mientras le da un mordisco a su manzana.

Se supone que el plan de Zach es llevar a Roma a cine, ver una película que le guste, comer algún postre y preguntarle si quiere salir conmigo. Así que para que ella aceptara y el plan no fuera tan evidente, invitamos a las chicas, Atena irá con Deniel, Zach irá con Grecia e Italia y yo, pues, iré con Roma, claramente.

— Listo — dice Grecia luego de unos minutos.

— ¡Ya llegamos! — avisa Deniel desde la salida dando a entender que él y Roma ya están aquí.

— Bien, vámonos — digo mientras salgo de la cocina.

Todos salimos de casa y luego de embarcarnos en las motos nos dirigimos al cine.

— ¿Que película veremos? — cuestiona Atena mientras elegimos el combo de palomitas y refresco que queremos.

— Animales Fantásticos y Cómo Encontrarlos — digo mientras tomo mis palomitas.

— ¿En serio? Es mi favorita — dice Roma con emoción.

— ¿Ah, sí? Que coincidencia — digo tratando de ocultar el echo de que ya sabia que le gustaba.

— Sí — sonríe.

— Que súper coincidencia — musita Grecia mientras me ve poco convencida.

— Oigan, ya hay que ir a nuestros asientos ¿no? Ya esta por empezar la película — dice Zach salvándome de la situación.

— Sí, vamos, muero por verla — dice Italia mientras jala a Grecia del brazo y la guía a la sala de cine.

GRECIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora