Narra Zach
Me despierto al no sentir a Grecia en la cama luego de haber buscado su cuerpo con mi brazo por toda esta. Me levanto y lo primero que veo, luego de analizar toda la habitación en busca de dicha pelinegra, es la hora, son las 7:40 am.
Salgo de la habitación y me dirijo al primer piso a ver si encuentro a Grecia, con toda la situación de ayer, aún debe estar mal.— ¿Así que ustedes son hermanos de Grecia? — Escucho la voz de Atena que proviene de la cocina.
— No. Deniel es su hermano de sangre al ser hijo de Aisha, su madre, e hijo de Adam, padre de Grecia, e Italia vendría siendo su media hermana ya que solo es hija de Aisha y no de Adam. Nosotros al no ser hijos de dicha pelirroja, no somos parientes ¿Entiendes? — escucho esta vez a Demián.
— Algo así — musita la castaña.
— ¿Alguien ha visto a Grecia? — cuestiono entrando a la cocina.
— No — responde Atena.
— ¿Que no estaba contigo? — cuestiona Demián.
— Así es, pero, no la encuentro — digo.
— Tal vez salió a tomar algo de aire, después de todo, ayer tuvo un día poco agradable — musita Atena.
— Puede ser... — digo no tan convencido. — Y papá ¿como está? — cuestiono luego de unos minutos en silencio.
— Enojado — musita Demián.
— ¿Alguien ha visto a Grecia? No le encuentro por ningún lado — cuestiona esta vez Deniel mientras entra a la cocina.
— No — responde Demián. — Ya déjenla, tal vez solo quiera asimilar todo esto en paz — espeta.
— Es que, yo... Yo quiero, no, más bien, yo debo hablar con ella — musita Deniel. — Pero no la encuentro por ningún lado y no contesta mis llamadas o mensajes, tal parece que tiene el celular apagado — dice mientras mira su teléfono.
— Eso es imposible, Grecia jamás apaga su teléfono — digo mientras arrugo mi entre cejo.
— Tal vez...
— No — dice Demián interrumpiendo a Atena. — Los chicos tienen razón, ya es demasiado raro que ella no esté, además de que sin importar qué, ella nunca apaga su teléfono — espeta.
Narra Grecia
— ¡AAAH! — grito al sentir una fuerte corriente eléctrica quemar mi cuerpo.
Abro los ojos de golpe y veo todo a mi alrededor, pero, no reconozco el lugar, por lo poco que puedo ver asumo que estoy en algún tipo de sótano. Intento moverme pero el dolor y una que otra soga atada a mi cuerpo me lo impide, estoy completamente atada a una silla metálica.
— Vaya, vaya, pero miren quién despertó — dice un chico que sale de una de las partes oscuras de la habitación.
Yo lo analizo de pies a cabeza y me doy cuenta que es el chico que vi antes en el almacén, es alto, algo esbelto, piel algo bronceada y castaño con ojos negros, además de que viste completamente de negro y lleva un Taser (arma de electrochoque) en su mano.
— Cómo no despertarme si me acabas de electrocutar — murmullo.
— Cierra la boca — ordena mientras repite la acción que me despertó desde un principio.