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— ¿Estás bien? — Le preguntó Marcos bajito, secándole las lágrimas con los pulgares.
Lo miró y asintió varias veces, con los ojos todavía mojados.
Ya no lloraba de desconsuelo, sino de felicidad.
Tenía miedo de haberse quedado dormida y estar soñando, y esperaba que no sea asi, porque seria el sueño más dulce y más cruel que hubiera tenido nunca.
Sentía las emociones a flor de piel después de la charla.
La quería.
Marcos no se acordaba de todo, todavía, pero... la quería.
Él no le diría eso si no lo sentía. Lo conocía demasiado bien.
Había sido una de las conversaciones más frustrantes y díficiles que había tenido con él.
Siempre era un poco difícil hacer que se abra y hable de sus sentimientos, pero esta vez era peor, porque ella no podía decirle cosas... sin que él se haya acordado antes.
Pero sentía que estaba haciendo un esfuerzo, y la estaba tratando con esa ternura que ella no había sabido como pedirle, pero sin pedírsela, y eso la hizo sentir cerca de él.
— Sí —le respondió, antes de darle un beso largo, que lo hizo sonreír y estirarse para acomodarla mejor encima de él.
Mientras se besaban, sus manos también comenzaron a explorarse de nuevo, aunque esta vez, con menos urgencia y más suavidad.
Un toque más tierno...
No, mucho más tierno que antes.
Especialmente considerando que antes ni habían llegado a la cama porque ella prácticamente le había rogado que le de contra la pared.
No se arrepentía, igual.
Pero ahora, después de la charla, el mood era distinto, y se tomaron su tiempo.
Volvieron a estar, pero el contraste con la vez anterior era abismal.
Lo único que se mantenía igual era lo excitados que estaban, pero esta vuelta, por mucho que ella le rogara que se apure o que le de más fuerte, él no le hacía ningún caso y la torturaba con besos, con la lengua y con caricias... Y eso la terminaba volviendo más loca.
Cuando la pasión se calmó, Marcos extendió su brazo alrededor de su cintura y la atrajo suavemente hacia él, haciéndole caricias con los dedos en la espalda.
El gesto cariñoso la hizo sonreír más. Ya se sentía en el estado de felicidad post orgasmo, pero ahora, además, se sentía como drogada... de amor.
Suspiró suavemente, y se apretó más contra él. Él la abrazó con fuerza también y la miró como si quisiera asegurarse de que estaba bien, o de que no se iba a poner a llorar esta vez.
Lo miró y se mordió la lengua para no decirle que lo amaba mucho, y que había extrañado mucho esto, estar abrazaditos los dos así.
No lo dijo, pero él le sonrió como si sí lo hubiera dicho, y le dió un beso, con los ojos medio chinitos, de sueño.
Finalmente, el cansancio acumulado les ganó a los dos y se quedaron dormidos.
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Eterno
RomanceEsta historia está creada con respeto y admiración, inspirada en ex participantes de un reality 2022/2023. Es importante recordar que es una creación independiente y no tiene la intención de afirmar hechos verdaderos o involucrarse en la vida person...