#14: "Síndrome de Estocolmo".

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Volví TT-TT But, but... Demoré porque no podía escribir nada que sirviera. De hecho, el capítulo que van a leer es el décimo intento de capítulo 14 que escribí >n< A ver qué les parece.

Btw... ¡Penúltimo capítulo! D: La voy a extrañar.

PD: Perdonen guiones de diálogos que no estén, Wattpad me odia. .-.

Capítulo 14:

Las piernas subidas sobre el escritorio, las manos enlazadas detrás de la nuca, una expresión que connotaba superioridad y calma. Volvía a encontrarse encerrado en una sala de interrogatorio, aunque esta vez, en lugar de tratarse de una niña, se encontraba con dos policías ya adultos, ambos hombres; que con poca amabilidad, querían arrancarle alguna confesión. Su ropa manchada de sangre le delataba, él era un asesino y nadie era desconocedor de eso, por lo tanto, bien podría decirse, que estaba encerrado en un laberinto sin salida, pero no iba a dejar que aquello le pusiera nervioso.

Ni siquiera le habían esposado y eso mostraba qué tan confiados aquellos policías estaban de sus habilidades y su talento como sujetos de ley. Probablemente ya habían escuchado de la matanza realizada en la comisaría donde Jeff había estado la última vez, ya conocían que aquel muchacho fue el que hizo desaparecer todo rastro de Aileen Evans. También sabían que él había ido a asesinar a la víctima que la vez pasada provocó que le encerraran...Pero no estaban nerviosos, algo por lo que Jeff consideraba que debería darles crédito.

—¿Qué sucedió la última vez que te arrestaron? —preguntó un oficial alto, regordete y con un gran bigote. Tenía entradillas y algunas arrugas en la cara, lo que indicaba que era un veterano de la estación.

—Ustedes ya lo saben, no tengo que decirles nada.

El otro oficial, alto, esbelto, de cabello azabache y ojos verde agua se paseó por detrás de la silla de su compañero, con expresión tranquila. Parecía ser el que más paciencia de los dos tenía. No mostraba enojo, tampoco hastío...Solamente caminaba y pensaba.

—¿Hiciste algo en contra de la colaboradora de la policía Aileen Evans?

—Esto también lo saben, no debo responder—sonrió Jeff.

Estaba tranquilo. No iban a meterle a prisión únicamente por ser sospechoso de algo. Técnicamente, sin ayuda, Jeff no pudo haber salido solo de la estación de policía anterior, tampoco tenían pruebas físicas que comprobaran que él había hecho algo en contra de Aileen y, además de su ropa sucia de sangre, tampoco tenían pruebas que indicaran que él había cometido alguna clase de asesinato en el galpón donde le encontraron.

—¿Qué estaba haciendo en el laboratorio del doctor Campbell? —quiso saber el más joven de los policías.

—Mire... —Jeff achinó los ojos para leer la placa del oficial y conocer su nombre—, investigador Adams...Ese doctor es un auténtico hijo de puta.

—Era, porque está muerto, con la garganta y casi todo el tórax abierto—corrigió el más viejo de los oficiales.

Jeff le miró.

—Eso indica que fue algo personal. Son heridas serias, le mataste por algo personal. ¿Verdad? —el más adulto de la sala volvía a atacar con acusaciones.

Jeff bajó los pies del escritorio. Estaba perdiendo la paciencia.

—¿Cree que yo le asesiné?

Jeff tenía una técnica: Hacerse de rogar, no contestar nada claramente, dar respuestas ambiguas o contestar con preguntas. Dejarlo todo a la imaginación de aquellos dos investigadores. Adoraba jugar con la mente de la gente, torturarla, hacer que la gente clame por saber la verdad, pero que, para conseguirla, tenga que indagar en cada aspecto. Jeff amaba la atención que conseguía así. La adoraba.

Querido Secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora