#8: "La muerte está detrás de ti".

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N/A: Puritas narraciones extensas hay aquí XD Lo siento, me fui por las ramas con ello >_< De todas formas, es el mejor capítulo que he escrito en general (hablando de todas mis historias) hasta ahora...Me ha gustado, sí. Y he trabajado en él desde las cuatro de la mañana hasta ahora, que son las siete y media DX Así que en verdad espero que les guste c: 

¡Todavía no he dormido! Algo sorprendente de mi parte, si me lo preguntan XD En fin, contestaré todos los comentarios que no he comentado (capítulos 6 y 7) cuando me despierte...Vaya uno a saber a qué horas pasará XD En fin, ya no molesto c: ¡Espero les guste!

Parecía encontrarse en una especie de recibidor, pero no lograba ver nada porque allí dentro todo era oscuridad absoluta. ¿Debería abrir alguna ventana? No, definitivamente no. Eso sería dar alarma a Kei y Jane de que estaba allí.  Pero entonces… ¿Cómo iba a lograr ver algo? Su mano tanteó las paredes que la rodeaban y mientras se deslizaba por el pasillo, se golpeó la pierna izquierda con una especie de mueble o algo así. Sintió que algo caía y rodaba en el suelo, así que se agachó y también tanteó el piso. Lo logró encontrar y tras sentir el objeto terminó por llegar a la conclusión de que era una linterna. Pero… ¿Qué hacía una linterna allí?

Seguramente, los antiguos dueños de la casa –Jeff y Liu-, volvían a visitarla de vez en cuando. Apretó el botón de la linterna y la luz se encendió sin problemas. Suspiró aliviada y sonrió. La paseó entonces por el recibidor y vio algunas fotografías colgadas en las paredes, una pequeña cómoda y un paragüero. En el suelo, había una vieja alfombra deshilada de color rojo vino. Se acercó a las fotografías y se dio cuenta de que había muchas de un matrimonio que se veía aparentemente feliz y enamorado. Mas estas fotografías estaban terriblemente alteradas: Sobre el cristal de las mismas, se podía leer con una letra terrible las palabras: “Falsos”, “Mentirosos”, “Odio”…Eso no le agradó ni en lo más mínimo, así que continuó con su búsqueda. Unos metros más adelante, las paredes del recibidor se abrían hacia la izquierda y hacia la derecha, perfectamente alineadas y supuso que habría dos piezas más allí. Además, varios metros más adelante, las paredes del pasillo volvían y daban paso a una escalera algo estrecha de madera pintada en color marrón claro.  Quería ver toda la casa, así que revisó ambas piezas del piso inferior y así descubrió que eran la sala y la cocina-comedor. Todo estaba tan organizado…Tan arreglado y en perfectas condiciones, que costaba pensar que aquella casa en verdad hubiese sido abandonada.

Entonces, tocó turno a las escaleras. Subió lentamente y sintió que los escalones crujían bajo sus pies. Se alarmó de forma extraña ya que sintió que como había tanto silencio en la casa, estaba perturbando alguna cosa. Casi pudo sentir que perturbaba el sueño de alguien. Irónico, ¿no? Que en aquella casa hubiesen enviado “a dormir” a dos personas y ella pensara que ahora interrumpía el sueño de alguien.

Llegó a un ancho pasillo de la planta alta y vio varias puertas. Del lado derecho habían tres y del derecho, dos. Abrió la primera puerta y entró sin ver muy bien a dónde estaba ingresando. Cuando sus ojos más o menos enfocaron la pieza, se dio cuenta de que era una habitación y que también estaba muy organizada y arreglada. Las paredes estaban pintadas de color oscuro y los muebles consistían, básicamente en: Una cama de una plaza y media, un guardarropa, dos mesas de luz y un pequeño escritorio con una silla delante.

— ¿De quién será esta habitación?-preguntó en voz alta.

Y la respuesta le llegó al momento siguiente, cuando, por pura casualidad, enfocó a un espejo que había colgado en una pared a un costado de una ventana que daba a la calle. Escrito con algo que parecía ser sangre seca, allí se leía lo siguiente: “Soy hermoso… ¿Cierto? Dime la verdad…”

—Jeff…-murmuró.

Entonces, ella se acercó a una de las paredes, una que todavía no había enfocado y fue capaz de ver varios dibujos pegados en la misma. Achinó los ojos y se acercó más para verlos mejor. Pasó una de sus pequeñas manos por el primero y logró ver con asombroso detalle una escena bastante sangrienta de un baño. Dentro de una tina, había una mujer dentro, con el cuello destrozado y cubierta en sangre. Aileen hizo una mueca y pasó al segundo dibujo. Todos eran de género gore y retrataban la muerte de una persona distinta cada vez. La pared ya casi estaba completamente cubierta por estos dibujos. Tras ver el dibujo número diez, Aileen se sentía algo mal del estómago. Eran tan reales, parecían ser tan detallados que daban escalofríos. Se estremeció de solo pensarlo y sacudió la cabeza un par de veces. Entonces se acercó al escritorio de Jeff y vio un cuaderno abierto con encuadernación de cuero, lápices de dibujo y colores.

Querido Secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora