#9: "¿Posible o Imposible?"

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N/A: Bien, bien.... u.u ¡Ejem! Este capítulo es extraño...creo...Sobre quién es el personaje misterioso...Todavía no sabrán :P Pero pronto....No daré más spoilers, en fin...El nombre va por...Bueno no sé. Le dedico el próximo cap al que adivine el porqué (?) XD

Saludos y gracias por leer, votar y comentar *O*

PD: Prometo contestar todos los comentarios en vacaciones de julio... >_<

Los párpados a Aileen le pesaban. Tenía un fuerte dolor de cabeza y también un dolor punzante en la zona del hombro. Sentía ganas de despertar, sentía como si hubiese estado dormida en un lapso de lo que parecían años, aunque teóricamente, había sido por unas cuantas horas. Su corazón estaba recuperando poco a poco su fuerza y también el sentido de realidad.

“Nos dispararon…”. De la nada, su mente le hizo recordar lo que había pasado en el vecindario de Jeff, Liu y Jane. De lo poco que podía recordar del agresor, a su mente venían inevitablemente un abundante cabello rubio, un rostro pálido y una máscara que le tapaba a dicho hombre, sus labios únicamente.

Finalmente, sus ojos comenzaron a entreabrirse con lentitud, para chocar bruscamente contra una fuerte luz incandescente de color blanco, que iluminaba una habitación. Tras parpadear con rapidez un par de veces para intentar acostumbrarlos a la repentina iluminación, Aileen quedó mirando el techo fijamente, para poder notar al fin, algunas rajaduras en el sitio. Se veía opaco, gris y sin gracia alguna. Todavía sin fijarse muy bien en qué condiciones estaba, admiró la pared que tenía a un costado suyo: Era similar a la de un baño: Con azulejos blancos, sólo que éstos estaban realmente alterados: No sólo estaban rajados como si fuesen viejos, sino que también tenían cientos de escrituras con una caligrafía espantosa de color rojo. Más encima, ya casi llegando al techo, habían más escrituras, sólo que mucho más grandes. Aileen hizo un esfuerzo para mirar el suelo y se dio cuenta de que era un piso gris, como el techo, de baldosas también.

Entonces, una fuertísima puntada, le recorrió todo el hombro derecho. Intentó llevar su mano izquierda hasta el sitio, pero algo se lo impidió. Abrió bien los ojos ante la sorpresa y bajó su mirada casi con desesperación a sus brazos. Ambos estaban bien sujetos a una especie de camilla, con fuertes correas de cuero; también se dio cuenta de que vestía una especie de bata hospitalaria de color blanco. También estaban atados con correas sus tobillos y su torso. Forcejeó desesperada por poder soltarse, pero no pudo.

El hombro volvió a punzarle y miró hacia allí, únicamente para quedarse horrorizada ante dos puntadas que habían sido hechas con hilo quirúrgico. ¿Cuándo y por qué le habían hecho aquello?

Entrecerró un ojo al sentir que la herida le dolía otro poco más y entonces, por el rabillo del ojo abierto pudo ver varias siluetas postradas en una camilla idéntica a la suya.

Algo asustada y sin estar muy segura de querer ver quiénes era, giró su cabeza, quedando frente a frente a no una, sino dos personas. La primera tenía abundante cabello negro, que se desparramaba desprolijamente sobre la camilla, una piel increíblemente pálida y una sonrisa permanente fija en sus mejillas. Este personaje también estaba atado como ella, fuertemente sujeto a la camilla con correas, sólo que a él le habían puesto una especie de collar metálico alrededor de su estrecho cuello. Tenía los ojos bien abiertos por la falta de párpados, pero para el espanto de Aileen, sus pupilas estaban dadas vueltas, lo que significaba que, literalmente, tenía los ojos en blanco.

Más allá, a un lado de este chico, había otro más, con cabello corto, castaño y que parecía inconsciente. Vestía la misma bata blanca y Aileen también lo conocía.

—Oh por favor…Kei, Jeff. ¡Despierten!-chilló, desesperada y bastante amargada.

Entonces un aire helado le recorrió la espalda al sentir el terror de que, probablemente, hubiesen más personas en aquella sala. Hizo un esfuerzo sobrehumano para poder estirar el cuello hacia delante y levantar la cabeza para mirar lo que tenía frente a ella.

Querido Secuestrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora