Kirmizi

Emuná

Estar arrodillado frente a Mika, besando sus muslos, mirando su cara sonrojada mordiendo su mano para evitar gemir de deseo, era lo que estaba haciendo en el preciso momento en el que llegó a su habitación. Uno de sus brazos estaba colocado sobre debajo de sus pechos, al parecer se quejaba de dolor por algo que había echo en la tierra de Hobbie; enfureci al pensar lo peor, presione con fuerza su muslo izquierdo y mordí con fuerza el derecho tratando de evitar meter los colmillos, observe como Mika se mordía con más fuerza su mano. Continue con los besos, al separarme un poco, tomar aire para hablar mi cuerpo comenzó a temblar, estaba frente, Mika se veía tan feliz o más bien excitada.

—Mi corazón tengo algo que decirte.—Mika se sonrojo al decirle aquel apodo.

—Uhm ¿Qué pasa?—Sus ojos inocentes mirándome fijamente a los míos hicieron que mi corazón se comenzará a apretar.

Jouska.

Subí sobre Mika, su respiración agitada sin dejar de mirarme, mi sudor en la frente tratando de evitar lo que diria, tratando de evitar su reacción, porque por alguna razón sabría lo que pasaría. Su mano tocando mi mejilla hizo que soltara un suspiro, sentía el corazón a mil por hora, como si quisiera correr de mi pecho.

—Yo...—Mika ladeo un poco la cabeza esperando a que dijera lo que debía decir.—Yo soy el culpable de que no puedas visitar tu tierra.—Confundida quito su mano de mi mejilla, escuché un cristal romperse a lo lejos.—Porque yo... yo destruí tu universo.

Sus manos sobre mis hombros empujandome, Mika levantándose con lágrimas en sus ojos, en mi abdomen un golpe, como si un villano o cualquier mierda hubiera sacado el aire de mi cuerpo; era la reacción que esperaba, pero no esperaba ver su cara tan triste, tan desesperada, de nuevo la había echo llorar, de nuevo volví a ser ese estúpido de mierda de siempre, aquel al que no le importa como se siente la mujer que amo. Pero ahora le estaba diciendo la verdad, al fin después de mucho tiempo porque odiaba tenerla guardada, mintiendole.

—¡¿Por qué mierda no lo dijiste?!—Su voz desesperada, sus manos sobre su cabeza tirando levemente de su cabello como si quisiera golpearme.—Llevo... llevo un chingo de tiempo pensando que algún día voy a regresar.

—No te lo dije por miedo a esto, a como te pondrías.—Me levante para acercarme a Mika, la tomé de los hombros pero cuando retrocedió de nuevo sentí la presión en mi pecho.

—¿Und als huren querías que reaccionara?—Con su mano acomodo su cabello que estorbaba sobre su cara.—Uy Miguel, muchas gracias por todo, por destruir mi tierra, gracias en verdad por ocultarme esta valiosa información.—Su voz sarcástica hirió más mi interior.

—¿Miguel? ¿Qué me querías decir?—Su voz mientras me miraba agachandose para tomar mi cara, me saco de mis pensamientos.—Auch duele.—Sonrió levemente para volver a acomodarse con su mano de nuevo debajo de sus pechos.

Agite la cabeza de un lado a otro para luego mirarla, aunque su cara estaba confundida, también expresaba algo de curiosidad por lo que le diría. La incomodidad del silencio se hizo presente cuando de nuevo mis ojos se fijaron en Mika esperando una respuesta, tragar saliva para agarrar confianza era una opción, pero también era una opción acercarme para continuar dejando besos leves sobre sus muslos para después comenzar a subir encima de Mika, mi dedo recorriendo su muslo, y de su mano hasta su brazo para después dejar un beso muy leve sobre su mejilla.

—Olvídalo, era una estupidez.

Mika sonrió levemente, su mano en mi mejilla me hizo sonreír, bese levemente la palma de esta, para después comenzar a darle pequeños besos en sus labios; era tierna la forma en la que todavía se sonrojaba por algunas cosas que hacíamos, por las cosas que yo hacía, lo que provocaba en su cuerpo.