Tupananchiskama

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Mi nombre es Miguel O'Hara, y se que no soy el único spider-man de todo el universo, se que existen más como yo; pero ninguno de ellos pasó o pasara por lo que yo e tenido que vivir, no, nunca pasarán por eso.

El día del cumpleaños de aquella niña que lleva por nombre Mika, fue el día que perdí a mi niña, a mi querida y amada hija; ese preciso día en el que mi vida se dejó de sentir como una vida y comenzó a ser solo algo más de lo cual no debía preocuparme porque era algo que yo tambien deseaba perder.

Cuando paso un año entero conviviendo con Mika me di cuenta de algo, que no deseaba vivir más, no porque ella me molestara, me molestaba su forma de ver la vida, porque a pesar de todo lo que perdió amaba seguir viva, amaba estar ahí, existiendo hablando, compartiendo su dolor, porque amaba expresar todo, a pesar de que casi nadie le prestaba atención a lo que decía; me arrepiento porque yo mismo me deshice de eso, la obligue a no festejar su día especial por mi dolor, hice que su sonrisa desaparecía, el amor por la vida se desvaneciera y comenzará a tenerme miedo porque yo mismo me había envenenado con mi odio; Mika terminaba pagado todos mi enojos, porque nunca se alejaba de mi.

Creo que en cierto punto tengo celos de todos los hombres que la hagan sonreír porque se que conmigo nunca más lo hará, pero con Hobbie llego hasta el punto en el que es personal, yo se que el quiere algo con Mika, no tolero saber que el es mucho mejor que yo para ella en todo, se que Mika me desea, pero no me ama y para mi es la niña a la que rescate, a la cual no le puedo decir que paso con su tierra, porque no puede ir a ella. Cualquier hombre es mejor para Mika, pero no quiero aceptarlo porque sería perder a la persona que me acompaña en todo, hasta en los malos momentos.

— Mika es joven, debe de estar con alguien de su edad.—Jess, siempre cuestionando y opinando sobre mis decisiones.—Con alguien estable.

—¿Acaso dices que no lo soy? ¿Crees que no soy bueno para ella? Ningún otro la hará sentir lo que yo la hago sentir.

—¿Qué le haces sentir?—En ese momento sentí el enojo llenar cada extremo de mi cuerpo.—Lo único que haces que ella sienta por ti es mientras están en la cama ¿Acaso alguna vez te a dicho otra cosa?

—No deseo discutir contigo.

La primera vez que vi a Mika, había perdido a mi hija, ella estaba en una habitación soplando unas velas de cumpleaños, cuando la mire comencé a llorar, porque por una razón me recordaron a ella, a mi pequeña la cual amaba celebrar su cumpleaños.

—¿Por qué lloras?—Me pregunto de forma inocente, y lo era, acababa de cumplir dieciséis años.

Al momento de escuchar su voz la mire, Mika corto su pastel, dos rebanadas, ella me otorgó una ella se quedó con la otra; dos semanas antes había perdido a su mejor amigo, no tenía a nadie con quien celebrar su cumpleaños, deseba hacerle compañía pero era imposible.

Levante la cabeza y de forma firme hable.—Mi nombre es Miguel O'Hara, y la verdad es que no tengo tiempo para decírtelo pero necesito la ayuda de spider-woman.

Cuando escucho eso se levanto, se cambio rápido por su "traje", con una sonrisa tomo mi mano, cuando abrí el portal, comencé a explicarle algunas cosas, pero ella parecía estar rezando o diciendo algunas cosas que no entendía, estaban en otro idioma, que obviamente no entendía.

Tupananchiskama.—Dijo al final y mandó un beso.—Vámonos.

Cada vez que miraba a Mika recordaba a mi hija, porque su energía era la misma, al momento de aprender algo nuevo sobre los poderes que tenía se sorprendía e iba corriendo a decirme para demostrarme como lo hacía, cuando no salía algún truco se sonrojaba y me abrazaba, era tierna la forma de ser pues tenía dieciséis aunque parecía una niña de diez. Al momento de ser sus diecisiete años Mika estaba triste porque nadie había festejado su cumpleaños, ni siquiera la abrazaron, justamente era mi culpa, porque nunca le dije a nadie, no deseaba que nadie estuviera feliz en un día tan trágico para , ni siquiera la chica a la que por una extraña comencé a desear. Ese día la bese por primera vez, me encantaron sus labios, el sabor de ellos y mucho más la forma en la que se retorcía en mis brazos, para mi eso era demostrar que me importaba su cumpleaños.

Cada que llegaba el día que perdí a mi hija miraba sus videos y recuerdos de ella, a nadie le parecía porque era obvio que me torturaba con eso, estaba mal, pero no me importaba, nunca lo haría, solo desebaba ver a mi hija, aunque nunca más la abrazaría. Mika en su cumpleaños dieciocho se acercó a las pantallas, me abrazo por la espalda, ella me acompaña, no sabía si en mi dolor o simplemente deseba estar a mi lado.

—Sabes...—Su voz se escuchaba un poco triste, seguramente porque de nuevo era su cumpleaños. —Deberías decirle a tu pequeña, hasta que nos encontremos de nuevo.

Yo quite sus brazos y ella me miró a los ojos.—¿Y eso que?—Siempre respondía de forma terrible hacia ella, no lo deseaba pero eso era lo que salía.

Sus ojos llenos de cansancio, ojeras y su cara pálida por la falta de sol, un poco flaca, cuerpo delgado, pero no tanto para verse desnutrida, eso era Mika a sus dieciocho y eso fue lo que me contestó.— Miguel se que nunca más la volveras a ver y yo no se si volveré a mi tierra, pero siempre lo digo, porque sé que la esperanza es... lo... último...

Mika se había desmayado en mis brazos, me arrepiento de a ver descuidado de ella a esa edad, sobre todo me arrepentía de a ver comenzado una aventura con una niña, sabía que el deseo era de ambos pero estaba mal, me arrepiento de mi yo de ese entonces y del de ahora, del Miguel de siempre que solo le gusta "Envenenar a la gente". Mika tenía razón en opinar mal de mi, eso me lastimaba y provocaba que me enojaba con ella, porque odiaba que dijera todo lo malo sobre mi, porque era verdad.

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