—No sé cómo agradecerte —dice rascando su nuca.
—No es necesario que lo hagas.
—Claro que sí, un detalle de este tipo merece un agradecimiento. De hecho, creo que alguien como yo ni siquiera merece algo así.
—No vuelvas a decir eso —llamo su atención, provocando que nuestras miradas se encuentren—. Eres alguien que merece muchísimas cosas, como por ejemplo esto —señalo las cosas a nuestro alrededor.
—No creo que valga la pena dedicar tanto tiempo y esfuerzo si es referente a mí.
—Noah —digo su nombre y me acerco a él, quedando justo en frente—, todo el tiempo y esfuerzo que dediqué para hacer esta sorpresa vale toda la jodida pena. Cada segundo, cada detalle, lo hice para ti —tomo su barbilla y lo obligo a mirarme—. Esta sorpresa tiene varios motivos, pero obviamente el principal eres tú.
—Eres demasiado lindo —suelta de la nada y parece avergonzarse, pues aparta la mirada.
—Si de lindos hablamos, tú eres el campeón —levanto su barbilla nuevamente.
—Deja de hacer eso.
—¿El qué?
—Tomarme de la barbilla para mirarme a los ojos.
—¿Por qué?
—Me pones nervioso.
—No tiene nada de malo.
—A mí no me gusta.
—Pero a mí sí, porque es un gesto tierno. Es una reacción natural del cuerpo, sobre todo cuando ocurre algo inesperado. Y lo aprecio, pues quiere decir que no esperabas la sorpresa.
—Ni siquiera en mis mejores sueños pude haber imaginado algo como lo que hiciste —permanece en silencio, pero parece que quiere agregar algo más.
—Dilo —le pido sin dejar de mirar sus labios.
—Tengo ganas de besarte.
—Entonces hazlo.
Noah se pone de puntitas y yo inclino mi cabeza, une sus labios con los míos en un beso lleno de anhelo. Paso mis manos alrededor de su cintura para atraerlo más hacia mí y profundizar el beso, él responde entrelazando sus dedos en mi cabello.
—Extrañaba el sabor de tu boca —menciono rompiendo el beso para tomar aire—. Y también extrañaba tenerte cerca mío.
—No eres el único que lo extrañaba —sus ojos bajan nuevamente a mis labios y suelta un suspiro—. Deja de hacerte el tonto, sabes muy bien lo que quiero.
—Sí, lo sé, pero quiero que me lo pidas.
—Levi, bésame.
No tuvo que pedírmelo dos veces, atraje su cuerpo al mío nuevamente, pase una mano por su cuello para aumentar la intensidad del beso. Él posa sus manos en mi pecho y siento la sonrisa que se forma en la comisura de sus labios al sentir mi corazón desbocado.
—¿Sientes eso? —murmuro sobre su boca; él asiente con la cabeza—. Los latidos sin control los provocas tú, y créeme que provocas muchísimas más cosas.
—Creo que me hago una idea de las otras cosas... puedo sentirlas —noto una sonrisa traviesa y ruedo los ojos con diversión.
—Está claro que las puedes sentir, pero hay otras reacciones de las que no te he hablado.
—Me tienes a tu entera disposición, cuéntame.
—¿Alguna vez te has quedado haciendo nada mientras piensas sin parar en una persona? Piensas en sus ojos, su sonrisa, piensas en su cercanía, piensas en su tacto... Se te llena la mente de preguntas acerca de si sienten lo mismo, si piensan en ti igual que tú piensas en ellos, si estás confundido o en verdad sientes algo, etcétera. Pero sobre todo, la pregunta que da más vueltas en tu cabeza es la de "¿y si nos arriesgamos?" Nadie tiene la certeza de cómo terminarán las cosas cuando te sientes atraído hacia alguien, solo puedes averiguarlo si lo intentas.
» Incluso si te da miedo el daño que pueda sufrir tu corazón, cuando tienes un sentimiento imposible de explicar en palabras, aunque pienses en las consecuencias de tomar el riesgo, no te interesa porque estás dispuesto a darlo todo por esa persona. Cuando miras sus ojos, te invade una mezcla de emociones que resulta ser increíble y al mismo tiempo aterradora, también te invaden un sin fin de dudas e inseguridades, pero tratas de ignorarlo para enfocarte en lo que realmente importa: ese alguien. Es todo lo que pasa por tu cabeza; los momentos que han pasado juntos, el calor de su cuerpo, el refugio de sus brazos, la suavidad de sus labios... ¿Entiendes a lo que quiero llegar?—Sí —una chispa en sus ojos verdes me observa expectante.
—¿Y entiendes de quién estoy hablando?
—Espero sea así.
—Hablo de ti, Noah.
—¿De verdad?
—Todo lo que acabo de decir, lo dije contigo en la mente.
—No comprendo cómo puedes expresarte sobre mí de esa forma.
—¿Es que acaso no lo ves? ¿No te das cuenta de lo maravilloso que eres? Noah, jamás me había tomado el tiempo suficiente para detenerme a reflexionar y pensar en alguien como lo he hecho contigo. Y mucho menos me había dedicado a preparar una sorpresa como ésta.
—Carajo, Levi —su respuesta me toma por sorpresa—, ¿dónde has estado todo este tiempo? Sin siquiera saberlo, te he estado esperando toda la vida. Esperándote a ti, no a nadie más.
—¿Cómo sabes que me esperabas a mí?
—¿Conoces cuál es la peor batalla por la que un ser humano cruza? —niego con la cabeza—. La del cerebro contra el corazón. Estos dos siempre están luchando por ver quién tiene la razón; el primero usa la lógica y el segundo se deja guiar por el impulso. Estoy completamente seguro de que toda mi vida te he estado esperando a ti porque a pesar de que te conozco desde hace muy poco tiempo, desde que te vi sentí que algo te hacía destacar de los demás. Te vi y todas las canciones y los poemas de amor cobraron sentido. Pensaba que estaba loco por sentirme así con solo una mirada, pero ahora me doy cuenta que sí es posible sentirse así aunque solo exista la más mínima interacción. Yo sé que te he esperado a ti, porque la primera vez que rozaste mi mano lo negué, la primera vez que me abrazaste lo pensé, y la primera vez que me besaste lo acepté. Contigo mi mente y mi corazón están en paz. Contigo la peor batalla de un ser humano no existe.
—Lo que acabas de decir es lo más lindo que he podido escuchar. No tienes idea de lo feliz que me hacen tus palabras —acaricio su mejilla y planto un beso en su nariz—. Eres especial, no lo olvides nunca.
—Tú me haces sentir especial —replica con una sonrisa cálida.
Siento el temblor en mis manos y un escalofrío me sacude el cuerpo. Si no me arriesgo ahora, quizás no tenga otra oportunidad tan perfecta como la de este momento.
—Noah, después de todo lo que hemos dicho —tomo su mano para atraerlo hacia mí y hablo cerca de sus labios—. ¿Aceptarías ser mi novio?
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Amnesia [EN PAUSA]
RomanceEstar juntos durante un mes en el campamento es tiempo suficiente para que ambos se tomen cariño y se conviertan en pareja. Pero, la relación que han tenido durante 5 años se ve gravemente afectada cuando uno de ambos sufre un accidente y gran parte...