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POV LISA.

Todos saltamos del carrito, corriendo hacia donde la señora Kim está tirada en el suelo.

—Oh, Dios mío. ¿Señora Kim, está bien? .—Tartamudeo mientras caigo al suelo junto a ella.

—Estoy bien. —Gime, lentamente tratando de levantarse—. ¿Por qué no estabas mirando hacia dónde ibas?

—¿Por qué saltaste delante del carrito?.

—Estaba tratando de llamar tu atención. —Se pone de pie y se quita el polvo de la camisa.

Mujer estúpida.

¿Quién corre delante de un vehículo en movimiento? Podría haberla matado.

—Mamá. —Hyeong la abraza.

—Fue un accidente, mamá.—murmura Yeji—. Lisa no lo hizo con intención.

Su mirada nerviosa busca la mía.

—¿O sí?

Niego con la cabeza.

—No, no, no lo hice con intención. Lo siento mucho. ¿Está bien?.— Pregunto. No puedo creer que realmente la atropellé—. Tenemos que llevarla al hospital.

—No estoy herida. —Hace una mueca cuando su pie trata de soportar su peso por primera vez.

Mis ojos se abren.

—Está herida. ¿Dónde la golpeé?

—Acabas de pasar por encima de mi pie, pero está bien. —Parece avergonzada, o tal vez simplemente furiosa. ¿Quién puede saberlo con esta mujer?

Se nos acerca un carrito de golf con dos hombres en él. A medida que se acercan, puedo ver que se parten de la risa.

El carro se detiene lentamente a nuestro lado.

—Jennie, eso fue la cosa más divertida que he visto en mi vida. Ojalá lo hubiera filmado.—Un hombre se ríe mientras se agarra el estómago.

La señora Kim mira a sus amigos.

—Hilarante.—murmura secamente.

Intenta caminar de nuevo y hace una mueca cuando su pie soporta su peso.

Agarro su brazo para ayudarla.

—Por favor, no lo use hasta que veamos a un médico.

—Me voy a ir a casa con estos chicos.—Busca en sus bolsillos y le entrega a uno de sus amigos su juego de llaves—. ¿Alguien puede traer mi carro a casa, por favor?

Miro a los niños que están mortalmente silenciosos, volteando para todos lados asustados.

Genial, esto es genial. Tan bien estábamos teniendo un día muy divertido. Honestamente, nunca me han ido tantas cosas mal en una semana en toda mi vida.

Londres está tratando de acabar conmigo. Día a día, mis errores son cada vez más grandes.

La señora Kim despide a sus amigos y se vuelve hacia mí.

Trago el nudo en mi garganta.

—Vamos a llevarla al médico.—suspiro.

La señora Kim asiente y Yeji la toma del brazo, ayudándola mientras vuelve cojeando hacia el carro. Devuelvo el carrito de golf y subo al asiento del conductor. Volteo para verla sentado en el asiento del pasajero, mirando por la ventana delantera.

Agarro el volante y dejo caer la cabeza.

—Lo siento mucho.—digo de nuevo.

El arrepentimiento se arremolina en mí.

Sra. Kim Donde viven las historias. Descúbrelo ahora