Capítulo 17

474 61 6
                                    

Toco mi entrada de manera sugerente, pero frena el coche de manera brusca, ocasionando que mi cuerpo valla hacia delante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Toco mi entrada de manera sugerente, pero frena el coche de manera brusca, ocasionando que mi cuerpo valla hacia delante. Lo miro con sorpresa.

—¡Qué diablos Elio! —Exclamo, mi respiración se torna agitada y no por lo que estuve a punto de hacer, el muy estúpido ha frenado como una bestia, mi alma casi sale del cuerpo.

—Quédate en el auto —dice con voz fría y distante. Sale del auto sin más, lo hace, solo sale y me deja con la duda como siempre.

Mis ojos examinan todo el alrededor, pero no logro ver nada, solo el foco de un auto frente al SIV de Elio.

—Como siempre tengo que quedar sola en un auto, ya no me sorprende.

La curiosidad comienza atormentar mi mente. Quiero salir, quiero saber, pero prefiero guardar todos mis impulsos. Han pasado aproximadamente treinta minutos, la desesperación empieza a salir a flote, luego de cinco minutos más entra nuevamente al auto, su rostro está rígido y su mandíbula está tensa. Su aura imponente ha tomado control de él por completo.

—Elio ¿Adónde vamos? —expreso un poco nerviosa, hay una pequeña voz en mi cabeza que me pide a gritos huir.

—A un lugar. Te quedarás en el auto, no saldrás. ¿Entiendes? —En ningún momento deja de mirar la carretera, sus muñecas están más tensas de lo normal.

Sé que pasa algo, pero no preguntaré, lo investigaré por mí misma.

—Entiendo. —Me limito a decir.

Han pasado veinte minutos de trayecto, ha aparcado en el lugar que no ha salido de mi cabeza en estos meses

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Han pasado veinte minutos de trayecto, ha aparcado en el lugar que no ha salido de mi cabeza en estos meses. Es la tienda donde me llevó el primer día que llegue a Milán, un día que prefiero olvidar una y mil veces, pero todos los días me atormento porque estuve ahí cuando mató a esos tres hombres.

Mi piel se eriza de manera instantánea, el miedo cala entre mis huesos, el ambiente se siente cargado por una pesadez sofocante.

—Quédate aquí —ordena, saliendo del auto.

Yo aquí no me quedo. Prefiero entrar que esperar en un auto a tres de la madrugada.

—Voy contigo. —Bajo al igual que él sin esperar respuestas.

Aurora Del NorteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora