Capítulo 33

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Pensé en estrangularlo con mis propias manos, pero no vale la pena, ya no, me ha mentido de la peor manera hasta el punto de no querer verlo a los ojos, aunque noto su arrepentimiento y dolor, he decidido dejar de castigarme, eso solo me hará más ...

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Pensé en estrangularlo con mis propias manos, pero no vale la pena, ya no, me ha mentido de la peor manera hasta el punto de no querer verlo a los ojos, aunque noto su arrepentimiento y dolor, he decidido dejar de castigarme, eso solo me hará más daño, aunque no creo sentir más dolor del que siento ahora, muchas veces he oído decir que «el amor tiene que construirse de manera lenta» «quizás eso es lo que me ha hundido, le abrí mi corazón muy rápido».

—Necesito que regreses a la mansión, estás en peligro, todavía no hemos atrapado a Vladis y sé que tiene alisados —dice, tratando de acercarse. Nota mi repudio hacia él, no volveré, prefiero mil veces regresar a Nueva York, que seguir con él, la muerte llega de una forma u otra, eso lo tengo claro con el tiempo que he pasado junto a él.

—¡No voy a ir a ningún lado, necesito que Salgas de mi vista! ¡Vete! —grito mientras una lágrima recorre mi mejilla.

 Se acerca con pasos acelerados, mi cuerpo reacciona alejándose, pero él es impredecible, me atrae hacia él, siento todo su cuerpo tenso y en ese momento me atrevo a mirarlo a los ojos, veo agonía. «No trates de convencerme Elio, no me interesa tu sufrimiento, quizás así sienta un poco de alivio, saber que sufres por tus propios actos».

—No me iré, te necesito a mi lado y no estoy dispuesto a irme sin ti —susurra mientras acaricia mi mejilla, su otra mano no deja de sujetarme.

—Elio esto se acab... 

Me toma por sorpresa con un beso desesperado, sus labios abren paso entre los míos con carencia y profundidad. Trato de apartarlo, pero me sostiene con más fuerza.

—Elio no por favor, no más —Susurro separando mis labios de los suyos. Nuestras respiraciones son erráticas. Ese pequeño contacto me genera rabia y ansiedad, ¡él es dañino!, siempre lo supe y entré en su vida sin importarme nada. Me culpo por ello, soy tan culpable como él, si no hubiera subido a ese avión y pisado este lugar no estuviera pasando todo esto.



—¿Por favor?, me dices que por favor te deje. —Niega con la cabeza una y otra vez.

«Verlo en ese estado sería un cuento para los que conocen la faceta de El capo dominante».

—No me iré, estaré en Sicilia el tiempo que sea necesario, eres mía y no te dejaré, no lo haré —replica mientras se acerca otra vez.


Don es mejor que le permitas aclarar sus ideas —interviene Bruno en medio de la puerta.

Elio lo mira con bastante ira incrustada en sus ojos —Bruno, Bruno, ya que viene de ti, no sé qué creer, tenemos que hablar —ordena, sus puños están apretados, pareciera que está a punto de desatar una tormenta.

Aurora Del NorteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora