Capítulo 3

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Wilbur y Quackity observaban a Roier trabajar en la sesión fotográfica de Ironmouse, la cantante puertorriqueña que estaba a punto de lanzar su nuevo sencillo. Era bien sabido que Roier era de los fotógrafos más aclamados dentro del medio por lo que su agenda siempre se encontraba llena, algo que hacía sentir orgulloso a su mejor amigo. 


- Es muy bueno...

- Lo es, siempre ha tenido talento para esto. – Comenta el de gorro al ver cómo se movía con agilidad para sacar los mejores ángulos de la joven artista. – Veo que tu español ha mejorado. -Le da un ligero empujón. 

- Tengo un buen maestro. – Le sonríe de forma encantadora o al menos es así como lo describiría Quackity, sin duda alguna el ser británico le daba un bonus a todo lo que hacía o decía. Sus pensamientos lo hacen sonrojar y muerde su labio en señal de nerviosismo, detalle que el cantante no pasó por alto. – Claro, Cellbit también está aprendiendo, pero me ayuda mucho. Es muy bueno enseñando. – Quackity rodó los ojos para darle un golpe de codo en su estómago. – Solo bromeo, tú eres mi único maestro. - Wilbur ríe tomando las manos del mexicano para evitar otro golpe.

- Claro, veamos si Cellbit te defiende de los demás. - Lo encara fingiendo molestia, aunque su sonrisa no tardó en aparecer.

- Oh no, Cellbit no puede seguirle el ritmo a Aldo o Mariana. - Suelta una de sus manos para poder acomodar un mechón de cabello del chico colocándolo detrás de su oreja.

- Por supuesto que no... 


Wilbur maldecía los lentes de sol del chico, estos le impedían ver su mirada coqueta e inocente, uno de los tantos encantos del mexicano, además de su sonrisa y lunares. Al menos esa era la opinión del cantante. 

Su conversación o coqueteo se ve interrumpido por Roier, quien le dio un descanso a su clienta para poder refrescarse por lo que Wilbur se ofreció para buscar algo de tomar dejando a los mejores amigos solos.


- Ya casi termino, solo me faltan unas cuantas tomas más.

- No te preocupes, Wilbur me está haciendo compañía.

- Sí, pude notar tu saliva desde allá. - Comenta burlón, riendo aún más al verlo sonrojarse. 

- Deja de decir mamadas, Roier y mejor apúrate que hace mucho calor y quiero cortarme estas pinches greñas.

- Ya voy, ya voy, deja de llorar. – Da un último chequeo a las fotos para después centrar su atención en Quackity. – Pero dime, ¿a qué vino?

- A verte trabajar. – Muerde su labio evitando hacer contacto visual.

- Ajá, sí. Lo invitaste, ¿cierto?

- Tal vez, pero es porque me quedo solito cuando estás trabajando y eres tan lento que me aburro demasiado.

- Niega divertido. - Te encanta hacerte pendejo, pero está bien. 

- No estoy haciendo nada. - Dice exaltándose haciendo ademanes con las manos.

- Te recuerdo que no eres el más determinado, no por algo terminamos nuestra relación de un año. – Le recuerda la misma frase que usaba con él siempre que hacía algo mal o se cegaba ante la verdad.

- Ja, ja, ja, que pinche chistosito, ¿no? – Se concentra en su dije de cruz como si fuera lo más entretenido del mundo, sabía que si Roier lo veía a los ojos podría adivinar lo que estaba pensando.

Tuyo - GuapoDuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora