Capítulo 40

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POV Freen

Unos golpes en la puerta me despertaron repentinamente, me levanté abriendo los ojos como pude y miré el reloj, eran cerca de las 2 de la mañana. Volví a escuchar los golpes en la puerta. ¿Quién estaría tocando en mi casa a esta hora?. Me acerqué lentamente a la puerta para no hacer ruido y cuando estaba a punto de echar un vistazo por la mirilla escuché una voz.

X: Freen, soy yo...

F: Becky?- pregunté abriendo la puerta rápidamente.

Ahí estaba ella frente a mí, su cara estaba desencajada, sus ojos hinchados y lagrimas caían por su rostro. Nuestros ojos se encontraron y enseguida se lanzó a mis brazos. Cerré la puerta sin dejar de sostenerla y la guie hasta el sofá, donde nos sentamos. Becky seguía aferrada a mí y yo estaba muy preocupada.

F: Becky que pasó?-pregunté acariciando su cabeza

Lo único que conseguí fue que el llanto se intensificara. Por muy asustada que estuviera tenía que darle tiempo a que se tranquilizara y pudiera contarme lo que sea que hubiese pasado. Así que me senté ahí acunándola mientras le susurraba que todo iba a estar bien.

Poco a poco su llanto fue mermando hasta que ya solo podía escuchar cómo su respiración volvía a la normalidad. Su cabeza estaba apoyada en mi pecho y no podía ver su cara.

R: Lo siento- dijo de repente- yo..yo-la interrumpí

F: Shhh hey hey, no tienes que pedir perdón por nada, sabes que cuando me necesites voy a estar aquí para ti Bec..siempre.

Estuvimos un rato mas en silencio hasta que no pude aguantar mas, los nervios me estaban comiendo por dentro con solo imaginar la cantidad de cosas que le podían haber pasado.

F: Becky- dije suavemente- ¿Qué pasa?...

Por fin levantó la cabeza y pude verle la cara. Tenía el labio inferior roto en el extremo izquierdo y un moretón empezaba a hacerse presente en su mejilla. Ella estaba tan afectada. Cuando vio mis ojos anclados en sus heridas bajó la mirada. Agarré su cara con mis manos de la manera mas suave que pude e hice que volviera a mirarme.

F: ¿Quién te ha hecho esto?- estaba intentando con todas mis fuerzas no romper a llorar

Jamás la había visto de esta manera, tan vulnerable, me rompió el alma verla así. La Rebecca que tenía delante no se parecía en nada a la que yo conocía.

R: Te acuerdas del concierto en España?- preguntó haciendo que me extrañara

F: Si...pero que tiene que ver eso?

R: Te acuerdas de la chica con la que me viste en los jardines del hotel?

F: Heidi- mi voz salió en un susurro- ¿Ella te ha hecho esto?

R: Esta noche después de que te fueras vino Engfa y estuvimos hablando un gran rato hasta que tuvo que irse. Cuando me estaba quedando dormida, tocaron a la puerta y era ella- hizo una pausa, un tanto larga para mi gusto, pero esperé pacientemente, no quería que se sintiera peor- Le dije que se fuera pero insistió en que necesitaba hablar conmigo así que se hizo paso y se adentró en mi apartamento.

Mi mandíbula se tensaba y sentía que la cabeza me iba a estallar en cualquier momento.

R: Me dijo que me echaba de menos y que quería volver conmigo, obviamente me negué, le dije que no quería volver a verla. Ella insistió, yo me puse nerviosa y acabé gritándole y tirándole en cara que no había cambiado y que por eso nunca volvería con ella.-volvió a hacer una pausa cuando sus lágrimas volvieron a escaparse de sus ojos. Agarré sus manos dándole fuerza para que se sintiera con la libertad de contarme lo que fuera- Ahí fue cuando le cambió la mirada....esa mirada que me tuvo tanto tiempo aterrada, se acercó a mí y me golpeó.

Cerré los ojos y la atraje hacia mí envolviendo su cuerpo con mis brazos. Sentí mis ojos arder y cuando me di cuenta había empezado a llorar.

R: Después intentó justificarse pero se lo impedí y finalmente conseguí que se fuera, no sin antes decirme que no se rendiría...

Seguía apretándola contra mi pecho, ojalá este abrazo pudiera estrujar todo el dolor que estaba sintiendo en estos momentos y sacarlo de su cuerpo. Lo único que quería era protegerla de todo lo malo que pudiera pasarle. Sentí como mis lágrimas se fueron secando y fue apareciendo en mí una rabia que no podía controlar. Las ganas de salir corriendo y darle su merecido a esa malnacida iban en ascenso. Hasta que sentí como Becky se separó de mí.

Sus ojos buscaron los míos y toda esa rabia que sentía desapareció, me recosté en el sofá, ella se acomodó entre mis brazos y la llené de caricias y besos hasta que finalmente se quedó dormida.

Eran las 6 de la mañana y no había podido dormir, me levanté y con mucho cuidado cargué a Becky en mis brazos hasta la cama. Debía estar agotada de tanto llorar porque no se dio cuenta cuando la tapé y salí de aquella habitación.

Me senté en el salón apoyando la cabeza en mis manos. Por mi cabeza no paraban de aparecer imágenes de lo que me había contado Becky. Me levanté y me vestí lo mas rápido que pude, cogí mis llaves y salí de mi apartamento lo mas silenciosa que pude.

Llegué al despacho de mi mamá antes que ella. Me senté en frente del ordenador, no me costó mucho averiguar el nombre completo de esa malnacida.

Levanté la mirada y comprobé que la oficina seguía vacía, pero tenía que darme prisa antes de que empezaran a llegar los empleados o incluso mi mamá. En una de las carpetas del escritorio encontré lo que estaba buscando, el programa de antecedentes policiales que usamos en la empresa cada vez que alguno de nuestros clientes recibe alguna amenaza.

Tecleé ese maldito nombre en la base de datos y me saltó su ficha policial. Me quedé en shock. Habían denuncias por maltrato de sus tres últimas parejas, entre ellas Rebecca. La rabia se apoderó de mí, miré toda la ficha hasta dar con lo que estaba buscando desde un principio.

Bingo, su dirección.

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Enganchada a tí (Freenbecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora