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Estaba frente a la ventana, completamente estático, no sabía qué hacer. Ciertamente Tom estaba loco, no nada mas por estar en el departamento de enfrente, sino por ordenarle que se quitara la ropa. ¿Qué demonios se suponía que hiciera? Estaba seguro que Georg no llegaría, por otro lado, se suponía que cortaría toda relación con el mayor y se disculparía con su novio por haber estado tan distante últimamente.

-¿Estás sordo?- la voz de Tom resonó en el celular -¿Por qué sigues vestido?-

-¿Quién te dijo que quería desnudarme para ti?-

-¿Quién te preguntó? Pon el celular en altavoz y desnúdate. En serio, no me quieres hacer enojar- siseó de un forma que hizo que Bill se estremeciera

De una forma completamente automática hizo lo que el mayor le había dicho, colocando el celular sobre la mesita de noche junto a la cama.

No traía puesto gran cosa, al contrario, solo una polera negra de cuello alto y un pantalón. Sin embargo se sentía tan expuesto y vulnerable. No era que Tom nunca lo hubiera visto desnudo, era el hecho de que ahora iba a ser el único, no era una igualdad de condiciones y tal vez eso era precisamente lo que el mayor quería. Tampoco era la primera vez que se sentía sobajado por Tom, pero tal vez esto era demasiado.

-No sé porque estás tan nervioso Bill, no es la primera vez que te veo desnudo y ciertamente tampoco es la primera vez que te veo tocarte- se burló, sabía perfectamente porque Bill se encontraba en ese estado y le encantaba, lo hacía ver tan vulnerable, simplemente encantador.

La polera cayó al piso y Bill se llevó su pulgar a los labios, ensalivándolo un poco con la lengua haciéndolo resbalar desde su barbilla hasta el pecho, dejando un rastro por toda su extensión hasta llegar al ombligo, donde continuó bajando hasta su cinturón; el cual tomó con fuerza y lo desabrochó sin cuidado.
Aquellos sonidos de Tom lo ponían de verdad caliente, aun se sentía expuesto pero quería escuchar al mayor gemir en el teléfono y lo iba a lograr.

Aventó el cinturón sin cuidado y su vista se clavó en la ventana oscura de enfrente -¿Sigo?- preguntó con voz inocente

-Claro- contestó el otro sonriendo maliciosamente, al menos así lo creyó Bill, pues realmente no podía verlo.

El menor sonrió de igual forma al desabrochar su pantalón y bajar el cierre un poco mas rápido de lo que hubiera querido. Sin quererlo se estaba excitando con la situación, de pronto toda su inseguridad se transformó en deseo, quería llevar a Tom al borde, quería que se excitara tanto solo con verlo que no pudiera resistir un momento mas y fuera y lo cogiera.

En su propia cama, en la cama que compartía con Georg. Alejó los pensamientos de su mente tan pronto como su mano rozó su miembro ya despierto.

-No, no- dijo Tom -Nada de tocarse hasta que estés completamente desnudo, hazme caso y te recompensaré-

Como si otra persona lo manejara, Bill alejó su mano y dejó que sus pantalones cayeran al piso, mordiéndose el labio pues comenzaba a entrar en desesperación. Toda la situación le desesperaba. No quería verse ansioso, al contrario quería que Tom fuera el desesperado porque Bill hiciera algo, asi que al bajar el bóxer fue terriblemente lento.

-Hazlo mas rápido- la acción surtió efecto, pero Bill nada mas rió al seguir sacando una pierna del bóxer y después otra. Incluso se dio el lujo de balancearse un poco al ritmo de una música inexistente -Recoge la ropa Bill, no seas desordenado- El pelinegro hizo lo que le decían, moviéndose y agachándose exageradamente para brindarle a Tom una vista completa de su trasero -Que bonito- dijo con aprobación -¿Por qué no te sientas en la cama y abres las piernas para mi?-

DELIRIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora