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LOS ANGELES

Tom miraba profundamente a Georg, mantenía el puño cerrado en caso que la ira lo volviera invadir, pero no se atrevía moverse. Entendía que no podía moler a golpes al editor, Aggy y Leda no se lo permitirían, tampoco lograría que se subiera a un avión, sería ridículo e incluso si lo lograra, Georg tenía razón, también había una orden de aprehensión en su contra. Era cierto, estaban atrapados. Estaba atrapado en su propio departamento junto a la persona que casi mató a Bill.

El otro lo miraba expectante, con el reto dibujado en su rostro. No sabía qué clase de vida había llevado el editor, sin embargo en ese momento parecía estar deseando con toda su alma que Tom perdiera los estribos y terminara el trabajo de una vez.

Le dio tres vueltas a su cabeza, tratando de encontrar una solución que le pareciera apropiada pero, era tan poco tiempo y las emociones eran tantas que cualquier paso en vano podría resultar en una catástrofe.

-No lo vales Listing- le dijo mirándolo con desprecio
-Prefiero que te quedes aquí a que estés cerca de Bill. No te quiero volver a ver-

-Sabía que no lo harías, al final eres un cobarde. Así es como le demuestras tu amor a Bill, retirándote de la única oportunidad de venganza que tienes-

-No te voy a hacer el favor, si estás en este infierno es por tu culpa. Tu tomaste la decisión de hacerle daño, tu tienes que vivir con esa consecuencia, sabiendo que yo seré quien esté a su lado-

-Es irónico que le tengas tanta fé a la persona que fue capaz de engañar a su pareja por un capricho sexual, ¿qué te hace pensar que no te hará lo mismo? ¿Qué te hace pensar que es la misma persona que fue antes del incidente? Realmente crees que regresaras y todo saldrá bien- abrió la puerta y la azotó detrás de él

Tom se dejó caer en el piso en ese momento, su cuerpo temblaba notoriamente. Había tenido cierto contacto con Bill, pero todo había sido a través de Sujk. Sabía que había sufrido de depresión, que le costaba trabajo relacionarse como antes, aunque parecía estar mejorando, pero era cierto, no tenía la más mínima idea de que fuese a funcionar. Al final, los dos eran complicados. Todo ese tiempo se había aferrado a que las cosas funcionarían, que lo harían funcionar, sin embargo, no tenía nada seguro, Bill y él jamás tuvieron una relación normal. ¿Qué lo hacía pensar que podrían tenerla?

Se atrevió a mirar a sus dos acompañantes. Estaba sentado a la mitad del pasillo, mientras los otros dos lo miraban con sorpresa.

-Siento que hayan tenido que ver eso, pude haberlo matado- se miró las manos -Debí haberlo matado-
cerró los puños, arrepentido de haberlo dejado ir.

-La verdad no sé que decirte, creo que te debo una disculpa. Yo lo traje-

-Las cosas cambian... tal vez tengo que regresar a Alemania antes de lo que esperaba-

-X-

ALEMANIA

-Lárgate-

Andreas lo rodeó como si se tratara de una presa, a pesar de estar a oscuras Bill distinguía la sonrisa de su primo -¿En serio quieres que me vaya? Es una oferta única la que te estoy proponiendo, no es tan difícil. Si ya lo hacías con Tom...- le acarició la cintura pero el pelinegro se zafó de inmediato -Mira, te daré oportunidad de pensarlo. Si para el final del viernes no estás en mi oficina con una respuesta afirmativa, te quitaré todo lo que tienes. Sin embargo si estás dispuesto, ganarás todo, la empresa, las fotos y sobretodo la libertad de Tom Kaulitz-

Con eso terminó de irse azotando la puerta detrás de él. Quería tirarse al piso, tal vez llorar dramáticamente, no lo hizo. Bill no hacía esas cosas, tal vez dos meses atrás pero ya no más; estaba harto de Andreas, estaba harto de la empresa, y sobretodo de extrañar a Tom. No iba a ceder a esa locura, no sabía nada de Tom, no haría un sacrificio así de estúpido, se acercó a la luz y la prendió.

DELIRIUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora