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DIA ANTES DEL VIAJE DE TOM

Bill trató de levantarse pero lo encontró imposible dado que sus piernas temblaban, había hecho demasiado esfuerzo, el mayor por su parte se encontró en un posición similar, estaba tan agotado que ni siquiera intentó quitarse al pelinegro de encima. Cansancio o lo que fuera ninguno de los dos quería separarse del otro y al menos podían aparentar que era por distintas razones.

El gusto les duró muy poco pues el timbre sonó varias veces en ese momento. No había terminado de sonar por tercera vez cuando Bill ya había saltado como resorte y trataba de ponerse su ropa rápidamente.

Por el contrario Tom sólo se dedicó a ponerse los bóxers y a abrir la puerta sin preocupaciones, dudaba que fuera alguien conocido, tal vez era la comida que habían pedido o uno de esos vendedores de puerta en puerta. Su sorpresa fue al mirar a un chico mas bajito que él con cara de preocupación, alzó la ceja al darse cuenta que el muchacho temblaba mientras presionaba con fuerza un montón de hojas contra el pecho.

-¿Te puedo ayudar en algo?- preguntó Tom sin saber qué era lo que el muchacho vendía

-¿Tom Kaulitz?- alzó un tanto temeroso la vista, tratando de evitar por todos los medios ver la zona de su entrepierna

-¿Varick?- antes de que cualquiera dijera algo, Bill se acercó a la puerta aun poniéndose su polera.

El mencionado alzó la vista sorprendido al mirar a la persona que lo había llamado, abrió mucho los ojos al darse cuenta que era el mismo hijo de su jefe, el primo de su amante. ¿Qué demonios hacía ahí?

Tom pasó su vista de Bill a Varick y de regreso sin entender lo que ocurría. ¿Quién era ese delincuente? Y sobre todas las cosas, ¿por qué conocía a Bill?

-Bill- dijo Varick aun mas nervioso. Si Kaulitz ya le ponía los pelos de punta, encontrarlos a los dos juntos era una idea que ahora le estaba provocando nauseas.

-No sabía que conocías a Tom-

-¿Qué haces aquí?- el pelinegro se cruzó de brazos un tanto escéptico -¿Qué asunto puede tener Andreas que tiene que mandarte a ti?- exigió saber

-¿Qué carajo pasa aquí?-

Bill giró los ojos -Varick- señaló al chico de la puerta -es la perra de Andreas- dijo sin una pizca de consideración o gentileza. El mayor se sorprendió de escuchar al escritor hablar así, sonrió de lado al recordar que el pelinegro siempre había sido irreverente y rebelde, era únicamente con él con quien actuaba diferente. Además que el tal Varick no parecía ser de su agrado -Dile a mi primo que cualquier cosa que quiera, lo trate como hombre de negocios y no mandando a su perro faldero-

Varick por su parte negó enérgicamente -Bill, por favor escúchame. Esto es importante, te aseguro que no tiene nada que ver con tu primo- Bill no parecía muy dispuesto a escucharlo -Por favor, si tu primo se entera que estoy aquí, me mata-

Bill iba a cerrar la puerta pero Tom lo detuvo, su mismo instinto le decía que debía escuchar al muchacho. Gracias a su trabajo había aprendido a leer a las personas, podía decir cuando mentían o cuando no lo hacían, así como había aprendido a manipular la gente a su antojo. Y ahora algo le decía que ese chico no estaba mintiendo, en lo absoluto.

-Entra-

Bill lo miró como si estuviera loco, pero la mirada que le dirigió el mayor fue suficiente para que no dijera nada. Varick entró rápidmente un poco intimidado y mirando todo el tiempo al piso, después de todo Kaulitz estaba en bóxers

-Disculpa el atuendo, estábamos en medio de algo- dijo con cinismo, lo cual casi le provoca un infarto a Bill

Varick asintió enérgicamente sin levantar la cabeza, lo cual no hizo hasta que Tom se puso pantalones y una remera holgada. El escritor por su parte se sentó enfrente del hacker sin apartar su vista ni un momento, no confiaba en nada que viniera de parte de Andreas. No hablaron hasta que Tom se sentó al lado de Bill, puso un cigarro en su boca y lo prendió.

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