XI ☾

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Las semanas transcurrieron y, como si un verdadero ángel lo hubiera bendecido, la fortuna de Denji mejoró. Aki recibió una curiosa llamada. El contacto que aparecía en la pantalla era el de Denji, pero la voz que habló al otro lado era femenina e inconfundible, caracterizada por su tono sereno pero autoritario.

—Perdona, Hayawaka. Le pedí a Denji que te llamara desde su móvil porque no quiero ni mirar el mío un domingo —admitió Makima con una soltura que para Aki era nueva—. ¿Tienes un momento ahora? Quería comentarte algo.

—Claro —dijo con calma y la voz rasposa, mientras exhalaba la última calada que le había dado a su cigarrillo. Aunque estaba casi entero, se inclinó en la silla para apagarlo en el cenicero que había en la mesita del salón y así dedicarle toda su atención a Makima—. ¿Todo bien?

—Todo excelente —dijo Makima con voz alegre—. De hecho, por eso te llamo. Denji quiere ir a un onsen, nunca ha estado en uno. Sería el primer viaje que hace y a los dos nos encantaría que vinieras. Todos los gastos corren por mi cuenta. ¿Qué te parece?

Aki no respondió enseguida.

—¿Queréis que os acompañe a un viaje de pareja?

Al otro lado del teléfono, Makima soltó una risilla que trató de mitigar en vano.

—Trae a alguien —resolvió sobre la marcha—. Invita a quien te apetezca. Sus gastos también están cubiertos. Iremos a Hakone, es precioso, os va a encantar. ¿Podría ser este fin de semana? ¿Lo tienes libre?

—Sí —dijo Aki, inseguro—, pero no se me ocurre a quien...

Una voz brusca como una cachetada lo interrumpió al otro lado de la línea:

—Coletita, Makima quiere conocer a tu novio. No te enfades, pero se lo he contado todo.

—¿De qué coño hablas? —espetó Aki, pero reparó en que Makima probablemente estaría escuchándolo y se aclaró la voz—. Denji, Shizuku no es mi novio.

—¡Eso, Shizuku! Joder, me había olvidado de su nombre. ¿Ves que sí es tu novio? Como mínimo te gusta un poco si es la primera persona en la que piensas cuando digo que...

—Denji.

El aludido soltó una risita pilla y maliciosa.

—Dile a Shizuku que venga, seguro que te dice que sí.

—Está ocupado —repuso Aki—. Y tampoco somos tan cercanos...

—Tú invítalo —insistió Denji—, verás que le hace ilusión. Si te dice que no, tampoco pasa nada, tienes que acostumbrarte al rechazo, no todo te va a salir a la primera solo por tener cara de muñequito...

—Denji, ¿qué le has contado a Makima? —interrumpió Aki como si acabara de percatarse de ese detalle.

—¿Eh? ¿Yo? Nada.

—Denji...

—Hayakawa —dijo Makima, disimulando muy bien su diversión—. Puedes traer a quien quieras. Saldremos el viernes desde la estación, Denji quiere ir en tren bala. ¿Cuento contigo?

—Sí, allí estaré.

—Perfecto, te mandaré los detalles en cuanto los tenga.

—Gracias.

—Gracias a ti. Espera, Denji quiere decirte algo.

—¡Adiós, coletita!

La llamada se cortó y Aki se quedó mirando la pantalla de su teléfono. La limpió en el pantalón de chándal que llevaba mientras dejaba ir un suspiro. Dejó el móvil en la mesa, junto al cenicero, y se recogió el pelo con un coletero que tenía en la muñeca. Volvió a coger su móvil, le quitó la carcasa y se fijó en la tarjeta que había guardado ahí tiempo atrás.

Out of touchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora