Capítulo 6

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Dejó a Jeongin solo más tiempo del qué realmente quería, pero si Minho y Han tenían razón debía asegurarse de que Jeongin no le estaba mintiendo. Odiaría qué su primer oficial tuviera razón.

Entró a su camarote, aún era un desastre, la ropa que Jeongin había estado usando la noche anterior estaba en el suelo, Hyunjin le había dado algo de su ropa, pues la suya aún tenía restos de sangre y era molesto verlo así.

Tomó las prendas y revisó cada uno de sus bolsillos, no había nada. Un vistazo rápido al piso, nada. Suspiro, no sabía si era alivio o simplemente se estaba cansando de esto. ¿Y si Han solo había dicho eso para que Minho desconfiara de Jeongin? No... Han no era esa clase de persona.

Le daría el beneficio de la duda, por ahora, no había nada que fuera realmente incriminatorio. Pero se sentía molesto, la sola idea de que Jeongin le estuviera mintiendo le hacía hervir la sangre, ¿tan poco valoraba su vida y lo benevolente qué había sido con él?

-¿Hyunjin?...

La puerta se abrió y vio a Jeongin.

-¿Qué haces aquí?

No podía ocultar la molestia creciente en su voz.

-no regresaste y Changbin dijo que tal vez estarías...

No pudo continuar, Hyunjin lo tomó de las muñecas y lo acorraló contra la pared. Los ojos de Jeongin se abrieron con sorpresa, no entendía qué pasaba, quizá fue mala idea ir a buscarlo y no esperar a que regresara por él.
Los ojos de Hyunjin eran intensos, se notaba más oscuros, casi iguales a como lucían cuando a Changbin se le ocurrió insinuarsele. Lo miraba tan intensamente qué por primera vez sintió algo de miedo.

-Hyunjin yo...

-¡Cállate!

Lo besó con desesperación, con una intensidad qué hasta ese momento era desconocida para él. Sus labios lo devoraban,lo mordían y presionaban contra contra la boca de Jeongin, le quitaban el aliento y hacían qué la temperatura en su cuerpo aumentará, soltaba algunos gemidos ahogados, porque realmente le estaba costando respirar, pero Hyunjin no parecía dispuesto a parar.

Rápidamente sostuvo las muñecas de Jeongin solo con una mano y su mano libre abrió el pantalón de su prisionero, comenzó a acariciarlo, una de las piernas de Hyunjin se había colado entre las de Jeongin y en conjunto con su mano hacían fricción a su entrepierna arrebatando más sonidos vergonzosos.

Jeongin se estremecía, le temblaban las piernas y sentía que lo único que lo mantenía en pie era el agarre de Hyunjin. Lo sentía mordiendo su cuello y clavículas, mordidas hechas con clara intención de marcarlo, dolían, pero el sentimiento de dolor estaba mezclado con el placer en su entrepierna.

-Hyun...Hyunjin...

Quería decirle que estaba por terminar pero las palabras estaban atoradas en su garganta. No resistió más, sus piernas flaquearon mientras terminaba en un sonoro gemido. Hyunjin lo miró, su rostro completamente sonrojado, el sudor en su frente y la respiración agitada... No era suficiente.

Lo jalo con fuerza, haciéndolo recargarse en su escritorio, le empujó el pecho contra la madera y bajó por completo sus pantalones. Esta vez no hubo gentileza, Jeongin sintió como invadía su cuerpo con fuerza, el dolor fue increíble, sus gritos pidiendo que se detuviera llenaban el lugar, pero Hyunjin parecía completamente ajeno a ellos. Lo embestía con fuerza sosteniendolo aun de las muñecas para mantenerlo sometido.

-¡Basta! ¡Hyunjin... ! Por favor...

No lo hacía, no hasta que terminó, la oleada de placer lo invadió pero esta desapareció en cuanto escuchó sollozar a Jeongin. Su frágil cuerpo temblaba, el sonido de su llanto lo hizo recuperar la cordura y se dio cuenta de lo que había hecho.

Y por primera vez se sintió culpable, Jeongin no merecía eso, no había verdaderos motivos para lo que había hecho, se dejó llevar por la rabia de algo de lo que ni siquiera estaba seguro, era un idiota.

Tomó con cuidado a Jeongin en sus brazos y lo cargo hasta la cama. No dejaba de llorar y temblar por todo lo ocurrido. Era una bolita en la cama, cuando al fin lo miro a los ojos podía ver el terror en su mirada. No podía soportarlo, lo arropó con las sabanas, intento acariciar su cabello, pero Jeongin se alejó tanto como el espacio de la cama se lo permitió antes de chocar con la pared.

Lo entendía, ahora le tenía miedo y estaba en todo su derecho, había actuado sin razón ni justificación. Decidió que lo mejor era dejarlo solo, así que solo abandonó la habitación.

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Minho sabía que algo había pasado entre Hyunjin y Jeongin, pero el capitán se negaba a hablar, Lo había encontrado durmiendo en la cubierta, recargado en uno de los barandales del barco, cuando lo cuestiono solo dijo que quería aire fresco, pero su mirada era extraña, como si algo le preocupará, nunca lo había visto de esa manera.

-Capitán, estamos cerca de Collision, ¿estás seguro de que estas bien?- ambos se encontraban detrás del timón, con la mirada en el inmenso mar.

-¿Por qué no lo estaría?

-desde anoche te ves extraño y hoy no veo al niño Yang detrás de ti.

-No encontré nada- Minho lo miro con una ceja enarcada- Dijiste que Han lo vio ocultar algo, Jeongin no tenía nada.

Minho se encogió de hombros, tal vez en realidad no era nada y Han había visto mal o en el peor de los casos Jeongin se había deshecho de la evidencia antes de que lo sacaran de aquella habitación, sea lo que fuera ¿eso era lo que tenía tan afectado a Hyunjin?

Pronto las corrientes se volvieron más fuertes, Minho y el resto de la tripulación hacían lo posible para mantener el curso, sabían que estaban por llegar a la isla, si sus cálculos no fallaban (nunca lo hacían) estarían llegando a Collision al atardecer.

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Jeongin aún se sentía adolorido, no se había levantado de la cama y había ignorado a Han cuando llamó a la puerta para decirle que la comida estaba lista, no tenía apetito. Aun no entendía lo que había pasado, no sabía que había hecho para que Hyunjin lo tratara de esa manera, ¿fue solo porque no lo espero? Eso no tenía ningún sentido.

Ahora más que nunca quería regresar a su casa, alejarse de los malditos piratas, alejarse del idiota de Hyunjin, necesitaba encontrar a su informante en Collision, además si Han decía la verdad Hyunjin era hijo de un pirata, no había posibilidad de que el fuese el príncipe, se había equivocado. Aunque ya poco le importaba el maldito príncipe, solo quería que lo rescataran de ese maldito barco.

Comenzó a oscurecer, el barco era sacudido por las olas, le recordaba un poco a como se sintió la noche que su barco y tripulación fueron atacados, decidió al fin salir. Los hombres corrían de un lado al otro, el viento era fuerte y el océano bramaba con furia, escuchaba las voces de Hyunjin y Minho gritar órdenes, una tras otra. Era claro que trataban de mantener el barco lo más estable posible y poder evitar las enormes formaciones rocosas que rodeaban la isla que comenzaba a notarse a la distancia.

-Si no vas a ayudar deberías regresar adentro, niño lindo, esto será peligroso- era la voz de Changbin, llevaba cargando un par de pesadas cuerdas, aunque las hacia lucir como si no pesaran en absoluto.

Se hizo a un lado y sintió una mirada clavada en su nuca, giro lentamente y se encontró la mirada de Hyunjin, se estremeció y sintió su estómago removerse. Su mirada estaba fija en él, pero parecía afligido, como si algo lo estuviera atormentando, como si sintiera ¿culpa?

Decidió regresar al camarote, no era realmente de ayuda afuera y ciertamente no quería estar cerca de Hyunjin.

Cuanto más cerca estaban, más fuerte era el sonido de las olas chocando contra la madera y Jeongin prefería no saber nada de lo que ocurría fuera. Un par de movimientos bruscos y después la calma.

Escucho la puerta abrirse y Hyunjin lo miraba desde el umbral.

-Llegamos -se notaba incomodo- alístate, vendrás con nosotros.

Asintió, había llegado el momento, debía ser aún más inteligente, tenía que salir de ahí a como diera lugar.

Profundo como el oceano, ardiente como el infierno... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora