Capítulo 11

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—¡Capitán! — la voz de Han lo puso en alerta, corrió hasta llegar a él.

Le extendió un telescopio— Ese es, el maldito Treasure. — Era cerca del medio día del día cuatro y al fin los habían alcanzado.

Hyunjin dio órdenes, tenían que prepararse para atacar, recuperaría a Minho y se llevaría a Jeongin, necesitaba hablar con él, se negaba a que este se alejara para siempre.

En el inmenso océano, los dos barcos piratas surcaban las aguas en una persecución implacable. Los estandartes de cada barco ondeaban con determinación mientras el Thunderous lideraba la persecución, persiguiendo al Treasure, estaba seguro de que notarían su presencia en cualquier momento pero Hyunjin quería venganza, le importaba poco quien fuera su capitán o el resto de su tripulación, tenía un solo objetivo, terminar con eso antes de que estuviesen más cerca de llegar a Levanter.

Los cañones retumbaron, rompiendo el silencio marino cuando Changbin disparó un primer aviso. Las olas se agitaron con la fuerza, anunciando qué esa batalla era inminente.

En el Treasure Hoonjong gritaba órdenes al igual que su primer oficial se encargaba de que estas se llevarán a cabo. Hoonjong con astucia, maniobraba su barco para esquivar los cañonazos, respondiendo con fuego de vuelta. No iba a dejarse atrapar tan fácilmente, pero deseaba la batalla, deseaba saber cuanto haría Hyunjin por recuperar a Minho y aun más por recuperar a quien lo había traicionado.

Ambos barcos se vieron envueltos en una danza caótica de maniobras tácticas. Al fin estaban lo suficientemente cerca, Hyunjin, Changbin y Han estaban listos para abordar el Treasure y pelear. Hubo intercambio de hombres por ambas partes, las espadas chocaban en cubierta cuando las tripulaciones se lanzaron al abordaje.
Varios hombres intentaron atacar a Hyunjin, pues era claro que él era el capitán, sabían lo que buscaba y debían detenerlo, pero Changbin y Han le cubrieron la espalda como tantas veces lo habían hecho. Libró su camino hasta que se encontró con el capitán del Treasure, Hoonjong lo miraba desde lo alto, una sonrisa descarada y una seña con la mano incitando a que se acercara.

Finalmente estaban cara a cara.

—Príncipe Bang, un honor tenerlo aquí.

Hoonjong bromeó y vio a Hyunjin desenvainar su espada y apuntarlo con esta.

—¿Dónde están Minho y Jeongin?

No respondió en cambio tronó los dedos, detrás suyo apareció Seongwha llevaba a ambos prisioneros, Minho claramente era el que más oponia resistencia, por lo que tenía una mordaza en la boca e iba con las manos atadas a la espalda, Jeongin al contrario solo estaba atado de las manos, pues parecía completamente sumiso a lo que Seongwha hiciera con él. Ambos lo miraron con sorpresa, Minho comenzó a desesperarse más, trataba de empujar al hombre que lo llevaba, era humillante qué su capitán lo viera de esa manera.

Jeongin estaba avergonzado, su plan no había resultado como el esperaba, confiar en alguien como Mingi no era lo que creía y ahora no solo era prisionero del Treasure, si no que también estaba frente al hombre que había traicionado, si Hyunjin ganaba esta batalla estaba seguro de que lo asesinaria por mentirle y causar todo este lío.

—Si los quieres, ven a quitármelos, Majestad.

Hoonjong alzó su espada, él y Hyunjin se enfrentaron en un duelo feroz, las chispas de acero brillando en medio del caos.

La lucha se extendió a lo largo del barco, las tácticas astutas y la destreza de ambos era notable, ambos jóvenes que habían dedicado su vida al mar, era todo lo que conocían, pelear por aquello que deseaban. Entre la madera crujiendo, el estruendo de las olas y los gritos de sus hombres, los dos capitanes demostraron su habilidad, se negaban a perder.

Profundo como el oceano, ardiente como el infierno... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora