En Otra Vida

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No sabía cuántas horas llevaba ahí, le gustaba el silencio de la biblioteca, adoraba el aroma de los libros mezclandose un poco con el de café qué servían en la pequeña cafetería anexa al lugar. 

Tenía que prepararse para su último examen. Miró rápidamente el reloj en su muñeca 8:30 pm. 

Tal vez ya era hora de regresar a casa, el autobús pasaría a las 9 y si lo perdía definitivamente toda su agenda se arruinaría. Terminó el último párrafo de su libro, guardó sus notas tomando su mochila y se dirigió a la salida. 

“maldición…” 

Había comenzado a llover, las lluvias en Seúl no eran comunes en esta época del año, no había visto nada acerca de esto en el pronóstico de esa mañana así que no llevaba nada para protegerse de esta lluvia. 

Y no es que le molestara mojarse, si no que odiaba la lluvia, no entendía porque, pero desde que tenía uso de conciencia odiaba cuando llovía, un sentimiento de inmensa tristeza lo invadía, recordaba a su madre haberle contado que había nacido durante una tormenta, que tal vez esa era la razón de que no le gustará esa clase de clima. Fuera lo que fuera, lo detestaba y ahora debía pensar en la manera de llegar hasta la estación sin terminar empapado y con sus notas o su laptop  arruinadas. 

—¿Quieres compartir? 

Volteó hacia quien había hablado, se encontró con un chico que ya había visto antes, trabajaba como barista en la pequeña cafetería de la biblioteca. Sin duda era alguien que llamaba la atención fácilmente, era un joven muy atractivo, sus facciones eran finas, su cabello castaño iba sujetado en una media coleta y su cuerpo era delgado. 

—¿disculpa? 

—¿o prefieres mojarte? —le ofreció una sonrisa encantadora mientras abría su paraguas frente a él. —Hay personas a las que les gusta caminar bajo la lluvia. 

Era claro que era una invitación a caminar con él, se sintió ligeramente apenado, pero al parecer era su única opción. 

Aceptó sujetando la mochila contra su pecho para evitar que esta se mojara y ambos comenzaron su camino hacia la estación de autobuses.

Caminaron en silencio, pero es que él menor no tenía idea de cómo iniciar una conversación. 

—No me gusta la lluvia. 

El más alto habló de repente. 

–eh? 

—Tal vez suene tonto, pero me pone algo triste. 

Eso sí era extraño, pensaba que solo a él le generaba ese sentimiento tan nostálgico. No pudo evitar soltar un suspiro al pensarlo. 

Le explico que así era desde niño, pero no entendía muy bien la razón, era una conversación realmente sin sentido pero por algún motivo ambos chicos se sintieron cómodos uno al lado del otro mientras seguían su camino. 

La conversación avanzó, con el menor contándole un poco sobre su escuela y como pronto tendría examenes.

–Entonces por eso pasas tanto tiempo en la biblioteca estos días. —afirmó el mayor dejando escapar una pequeña risa. —Yo también estoy en la universidad, pero debo tener un trabajo a medio tiempo para poder pagar todos los gastos. 

Llegaron a la estación, era extraño pero parecía que ninguno quería irse. Había una familiaridad muy extraña entre ambos aun siendo la primera vez que hablaba. 

Faltaban unos pocos minutos para la llegada del autobús, el menor le agradeció con una leve reverencia. 

—Estaré bien, imagino que también debes irte a casa. 

El más alto asintió, se dio cuenta que el autobús estaba cerca. 

—Oye…te parece si te invito un café, mañana… Digo si es que tienes planes de pasar por la biblioteca. 

Notó que su rostro se había sonrojado y le parecía encantador, era un chico realmente muy atractivo y en definitiva quería volver a pasar tiempo con él. 

—Está bien, pasaré después de clase, como siempre— sacó el celular de su bolsillo e intercambiaron números. 

El autobús llegó, era momento de despedirse. —Nos vemos mañana, Hyunjin. 

El menor subió al vehículo haciéndole un gesto de despedida con la mano que el mayor respondió de la misma manera. Estaba feliz, el chico que había admirado durante tantos días ahora tenía un nombre,miró la pantalla de su celular y el nombre escrito en ella “Jeongin”.
Moría de ganas por que llegara el día siguiente, ese era el inicio de algo que sin duda sería maravilloso. Tal vez las tormentas no eran tan tristes después de todo. 









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 Mis niños merecen ser felices, simplemente se enamoraron en el momento equivocado, aun así el universo les concedió una segunda oportunidad 🤍
Gracias por sus comentarios y apoyo.

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⏰ Última actualización: Apr 30 ⏰

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