Capítulo 7

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Conocer a nuevas personas no tenía por qué ser tan malo. Claro que Alessandra tenía miedo, a ella le encantaba hablar, salir y comer, pero las cosas en su vida diaria no eran tan sencillas. Le daba pánico que su padre se enterara de que ella tenía a alguien a su alrededor y aunque no necesariamente tenían que ser sus amigos, el simple hecho de que terminarían sin vida, la obligaba a estar siempre sola.

Se miró al espejo y le gustó lo que vió. Se sentía renovada después de tomar ese baño. Al ponerse su reloj se dió cuenta de que Collins, había llegado mucho antes de la hora planeada. Salió de la habitación y lo encontró revisando su celular. Ella se acercó en silencio y cuando estuvo frente a él, quiso asustarlo, pero no lo logró.

—Quería ver si dejabas de fruncir el ceño —él guardó el celular y la miró fijamente.

—Tus pasos son pesados, haces mucho ruido al respirar y el aroma de tu cuerpo llega primero que tú —le enumeró lo que iba diciendo—. No me asusto con facilidad. Además, tú produces todo menos miedo.

—¿Qué produzco en ti, Collins? —su cabello se movió hacia adelante, logrando que un olor a coco, saliera de el.

Dereck tragó grueso y se lamentó profundamente, el no poder cruzar la línea entre jefa y empleado. No en términos sexuales. Dereck estaba luchando con la necesidad de tocar su cabello largo y llevarlo junto a los demás.

—Miedo sabemos que no es —se levantó de la silla y se alejó de ella—. Voy a bajar a comprar las cosas. Debemos ir con la vecina en media hora. No sabía que ibas a demorar más de la cuenta.

Alessandra lo notó incómodo y el hecho de que la tuteara, no la hizo sentir rabiosa.

—Iré contigo a comprar lo que hace falta. Ya estoy lista y quisiera estirar las piernas un poco —ella fue a buscar un bandolero, metió su celular y tomó las llaves del departamento.

—Bien, vamos por los regalos para la vecina —apagó una luz que era la encargada de encender todo el lugar—. También quiero decirte que...

—Dilo después. Ahora estoy muy emocionada por la cena. Tenía mucho tiempo de no ser invitada a otra casa —él asintió y guardó silencio.

Dereck no encontró el momento adecuado para poder hablar con ella. No sabía qué había pasado mientras ella se vestía, pero no quería que esa serenidad que estaba teniendo, desapareciera con lo que debía decirle.

***

Exactamente, a las ocho con cinco, Dereck y Alessandra estaban esperando afuera del departamento de la vecina. El timbre sonó y escucharon la voz de una señora mayor que dijo —voy—. Eso fue la explicación que le dió Collins, ya que ella, no hablaba árabe.

La puerta fue abierta y una señora de ojos grises, apareció detrás de ella. En su juventud tuvo que haber sido hermosa, porque era una mujer muy guapa. No como su madre, que era elegante, imponente, aterradora, de carácter, pero solo con ella.

No había una pizca de belleza en su madre.

—Gracias por venir. Me hace muy feliz de que los dos estén aquí —la señora los abrazó—. Me llamo Kader. Pasen, no se queden en la entrada.

Dereck fue el traductor entre la anciana y Alessandra, ya que la italiana tenía pocos conocimientos sobre ese idioma. Sabía lo básico, pero no lo suficiente para mantener una conversación fluida.

—Gracias por invitarnos. Dereck y yo estamos muy felices de estar aquí —respondió Alessandra.

Ambos ingresaron al departamento y mientras Kader le iba diciendo un sin fin de cosas en turco, que Dereck le traducía, Alessandra se detuvo en seco al ver a Alessandro y a Fabrizio en la sala de la casa.

Contrato con la Mafia #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora