1- Enamorada del Pecado

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Prólogo.

Habían pasado dos años desde la última vez que Alessandro había visto a Antonella. Ella no había muerto en el momento que intentó acabar con la vida de su hermana menor, pero eso no le quitaba las ganas de acabar con ella con sus propias manos.

Para la mafia, no importa de qué país fuera, le debías lealtad a todos y las mujeres eran sagradas. Una traición de parte de tu compañera y se acaba todo. Él esperó, pacientemente, a que ella quedara sola y atacó en silencio a su presa.

¿Maníaco o psicópata? Las dos definiciones le quedaban bien. Capturó el autobús en donde trasladaban a Antonella, logrando que pareciera un accidente de tránsito. Las calles angostas las cerró y él descendió de su auto blindado.

—Por favor... Tengo familia. No me haga daño —le rogó el chófer. Él miró al policía con desprecio.

El único hombre uniformado que le caía bien era su cuñado.

—No tengo nada que ver contigo —pronunció sus palabras.

Antonella, al verlo caminar hacia ella, supo inmediatamente que era su fin. Ella lo había engañado incontables veces, pero se jactaba del amor enfermizo que él sentía por ella.

—Alessandro... Déjame explicarte —balbuceó, intentando levantarse.

Agradeció que todo el mundo estuviera herido, fue una excelente idea fingir un accidente... Aunque fuera verdad.

—Adelante, explícame lo que se supone que quieres hablar —la miró con frialdad.

Ella se tensó, y sintió dolor en su pierna partida. Intentó acercarse a él, pero esa cara de desagrado que le dió, le causó escalofríos.

—Yo te amo, fue solo un desliz. Mira, Charles no significó nada para mí. Tú sabes mejor que nadie lo mucho que yo te amo. He estado tranquila en la cárcel. Tengo buena conducta, he perdonado a Alessandra por lo que me hizo hace años y te perdoné por matar a mi padre y hasta por culparme de cosas que no hice —él se echó a reír tan fuerte, que esa risa dió miedo.

—¿Y quién te dijo a ti que yo necesitaba tu perdón? Antonella, tú estás pagando por lo que hiciste. Yo solo vine a cobrar una deuda por tu traición —sacó su arma y se acercó a ella—. Yo de verdad te amaba, Antonella. Podías haberme engañado perfectamente, pero mi hermana estaba sufriendo demasiado y no iba a permitir que tú también le causaras daño.

—Soy tu prometida...

—Eras mi prometida. Yo necesito a alguien que purifique mi alma y no la llene de más mierda, con su odio e intriga hacia mi famiglia —se agachó y besó sus labios por última vez—. Ya no siento las chispas al besarte.

Se levantó y le hizo señas a un hombre, minutos después, Charles aparecía golpeado frente a él.

—Diré las mismas palabras que a mi padre le encantaba decir. Que la memoria de mi amado papá nos llene de consuelo a los que quedamos en la tierra —se burló—. ¿Quién desea morir por amor?

Miró de un lado al otro esperando que ellos se pusieran de acuerdo. Tenía un vuelo a Irlanda, para verificar si había llegado el armamento a uno de los aliados de la Cosa Nostra.

—Yo tengo familia, Antonella. Mi esposa está embarazada y no puedo dejar a mis dos hijos —se le escuchó dolor en su voz.

Ya había decidido a quién matar.

—¡Yo merezco vivir más que ustedes! —escupió con ira ella.

—Bueno, tú moriste en acción y tú en un accidente de tránsito. A ninguno se les hará autopsia. Si vuelven a nacer y me ven, sigan de largo —apuntó a Charles en la cabeza y le disparó.

Contrato con la Mafia #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora