Capítulo 15

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Dereck vió como Alessandra se alejó de las escaleras y desapareció por el pasillo de las habitaciones. Él tuvo las intenciones de subir detrás de ella, pero fue detenido por los mafiosos porque irían a otro lado.

En plena fiesta, bajaron a donde estaban unas celdas y se encontró con las personas que habían armado un alboroto hace unas horas. La prometida de Alessandro no paraba de llorar y el hombre al que él le había disparado, tenía una manta llena de sangre en su mano. No entendió para que estaba ahí, solo quería ir a donde Alessandra y preguntarle cualquier cosa que no fuera —¿eres una asesina?—.

—¿Para qué trajiste a ese hombre aquí? Les va a traer más problemas de los que ya tienen. ¿Cómo pueden confiar tanto en un recién llegado? —les preguntó con ira.

«Debí golpearle la boca también», Dereck pensó, al recordar el labio partido de Alessandra.

La mujer no paraba de llorar y echarle la culpa a otras personas. Que había sido drogada y manipulada para que las cosas pasaran así.

—Yo no tengo mala relación con Alessandra, mi amor. Esto yo no sé cómo sucedió. Me siento culpable porque hice algo vergonzoso. Nunca había actuado así y tú mejor que nadie me conoce —le lloraba a través de los barrotes.

Fabrizio lo miró con burla y negó con la cabeza.

—A veces me sorprende como le puedes creer a ella, pero no ves lo que sucede con Alessandra —se quejó el Capo.

—Solo estoy pidiéndole a una de las doctoras que Ale contrató, que venga hasta aquí y confirme lo que Antonella dice —le respondió con simpleza.

—No le voy a perdonar la vida a ese hombre. Las relaciones con esa famiglia acabaron esta noche, Alessandro.

—¿Es una advertencia? Solo quiero saber si Antonella dice la verdad —refutó, y vieron llegar a Cristal.

—Es un hecho —fue lo único que dijo, miró a la pelinegra y le señaló a la mujer—. Necesito que la revises y le digas a ese tipo si hay algo extraño en ella.

—Necesito... —no logró terminar de hablar, cuando le entregaron unas cosas—. Ella debe orinar en este envase. Tomaré unas muestras de orina y en cinco minutos sabremos qué tipo de drogas puede haber en su organismo.

—No tengo cinco minutos —Cristal miró a Alessandro—. Chequea lo que ves y dinos lo que hay.

—Ustedes son mafiosos y trabajan con drogas. ¿Cómo no van a saber mejor que yo lo que le sucede? —le preguntó, logrando que Alessandro saque su arma y apunte su cabeza.

Dereck caminó hasta a ella y se interpuso entre Cristal y el arma.

—Porque esa es su mujer y se vuelve imbécil cuando se trata de ella —intervino el Capo—. Me haré cargo de su padre, pero te voy a dar una última advertencia, Alessandro...

—Fabrizio...

Como la mujer estaba agarrada a los barrotes de la celda, Fabrizio la tomó de su cuello y pegó su frente con fuerza a ellos, haciendo un estruendo.

—Si esta mujer vuelve siquiera a mirar a Alessandra, te juro que acabo con su vida. Estoy siendo condescendiente con ella porque Alessandra me pidió que le perdone la vida. Deberías actuar más como un hermano y no permitir que esta mujer —volvió a golpear su cabeza, haciendo que se le escape un gemido de dolor—, toque a Alessandra. Pero como eres un hombre que solo la abandona, entonces, usa la inteligencia que tienes y cambiemos los papeles para ver si entiendes. No permitas que Alessandra esté cerca de Antonella. Lo digo por su bien y por si quiere seguir viviendo.

La soltó, logrando que Alessandro dejara de apuntar a Cristal.

—Me haré cargo de ella —guardó su arma y miró a su mujer.

—Por supuesto que lo harás —señaló su arma—. Sé qué te llamas Cristal, puedes decirle a mi buen amigo lo que tiene su mujer.

Dereck vió como a Cristal le temblaban las manos. Ella no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas. Ella era cirujano plástico en donde ellos trabajaban anteriormente.

—Pupilas dilatadas, tiene movimientos involuntarios al igual que temblores en sus manos. Necesito esos cinco minutos para saber qué tipo de drogas hay en su sistema —insistió, con voz temblorosa.

Nadie se había dado cuenta, pero Alessandra estaba observando todo lo que sucedía, sin que nadie notara su presencia.

—No tengo cinco minutos. Alessandro, saca tu arma y mata a tu suegro —le ordenó, mientras miraba a Dereck—. Collins, sabías que mi madre y la madre de ellos se llaman igual. Siempre me pareció sospechoso que las dos se llamaran Fiorella.

Alessandro lo miró, y quiso pensar que era una broma, los gritos y llanto de Antonella, inundaron el lugar.

—Fabrizio, es el padre de Antonella...

—¡¿La callas o la callo?! —lo señaló—. ¡Eres mi Sottocapo y te estoy ordenando que mates a tu suegro!

Alessandra cubrió su boca para ahogar un grito de asombro, al ver como su hermano se dirigió a la celda del hombre, le apuntó la cabeza y le disparó. Ella sintió ganas de vomitar y al mismo tiempo, quiso llorar. Todo su cuerpo se estremeció y al ver la sangre por todos lados, los recuerdos de su padre con la sangre de Thomas en sus zapatos y la sangre de su hijo correr por sus piernas, casi la hacen desmayarse.

Dereck había cubierto los ojos de Cristal, y así la llevó hasta la salida de las celdas. Él recibió un mensaje de Alessandra diciendo que se había ido de la mansión al departamento que su hermano le había conseguido.

—La señorita Alessandra se fue de la mansión. Debo estar con ella ahora mismo, ¿es necesario que siga aquí? —le preguntó a los mafiosos, pero nadie le respondió.

—Ahora si te puedes hacer cargo de tu mujer. Esto es una última advertencia tanto para ella como para ti. No tienten más mi paciencia. O abres los ojos en cuanto a esa mujer, o te obligo a abrirlos con Alessandra —la señaló, que estaba en shock gritando—. Controla a tu mujer y no la quiero volver a ver cerca de la organización. Yo decía que Andrea es una mierda, pero sinceramente, tú te llevas el puesto porque simplemente no te da la gana de ver lo que pasa frente a tus ojos.

—Maté a su padre... —miró a Fabrizio.

—¿Y tú sabes qué cosas perdió tu hermana? Eso es nada en comparación a lo que Alessandra sigue viviendo. Eres mi Sottocapo y estoy conforme con tu trabajo, pero lamentablemente, ninguna persona en tu famiglia está capacitada para tener a Alessandra. Ella, desde este momento, queda bajo mi cargo. Puedes verla cuando quieras, pero un paso en falso de cualquiera de las personas que considero una amenaza para tu hermana, y se acabó.

—Ella es mi hermana, Fabrizio. Yo la voy...

—No, no la vas a salvar. Ni siquiera pusiste en duda lo que te dijo esa —sacó su arma y le disparó a Antonella—. Te acercas a Alessandra y la bala no será en tu brazo.

Dereck solo se quedó en silencio, esperando a que las cosas se calmaran. Volvió a recibir un mensaje de Alessandra, que estaba siendo enviada por Fabrizio a Alemania.

—Confió en ti, Dereck. Sé de dónde vienes, pero depende de ti decirle las cosas a Alessandra, y también depende de ti, a quien vas a traicionar —le murmuró Fabrizio, cuando pasó a su lado.

Dereck lo miró con sorpresa y tragó grueso.

—Yo...

—Yo no llegue a Capo porque jugaba con muñecas. Ve a Alemania con Ale, no la dejes sola y cuida muy bien lo que dices —le aconsejó, saliendo de las celdas.

Había sido descubierto y él ni siquiera pudo verlo venir. Fabrizio Martinelli lo estaba dejando vivir, aún cuando Dereck era un espía en la organización.

Contrato con la Mafia #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora