Capítulo 17

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Alessandra y Dereck se miraron a los ojos y ambos sonrieron. Parecía que no era necesario hablar porque ellos entendían todo. Dereck la sentó a horcajadas sobre él y le pareció más liviana de lo que pensó. Alessandra no tenía más experiencia que su antiguo amor y estaba nerviosa, porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo con alguien.

—¿Estás segura de querer hacerlo? —la preguntó, al jugar con su nariz.

Ella sintió como su pecho se apretó, pero sabía perfectamente, para dónde iba dirigida esa pregunta.

—Quiero olvidar por un momento lo que sucedió en este departamento —le sonrió—. Aquí todo cambió menos yo.

Dereck pasó los brazos por su cintura y la atrajo más hacia él, como si eso fuera posible. Se volvieron a besar, pero esta vez había hambre de parte de los dos. Alessandra sintió una punzada en su intimidad y se sorprendió la manera en que Dereck la besaba. Nunca la habían besado así. Era como si él deseara comerla.

Él estaba necesitado de ella y no lo supo hasta que besó su boca. Era algo indescriptible, simplemente, quería calmar la necesidad que estaba creciendo cada vez más. En uno de sus movimientos, Dereck le hizo sentir como su miembro estaba bastante despierto y que tenía ganas de estar dentro de ella.

La besó con pasión, deseo y moría por comerla. Podía sentir el calor que se desprendía ahí abajo y era asfixiante. Se levantó con ella y sin dejar de besarla, la acostó en la cama, puso su mano detrás de su cabeza para profundizar más el beso. Solo se escuchaban sus respiraciones, y el corazón de Alessandra latía sin parar.

—¿Segura que quieres hacerlo aquí? —le preguntó nuevamente, con voz ronca.

—Sí... —pasó su mano por la mejilla de Dereck, quería que la siguiera besando. Haciendo eso, no pensaba en más nada. Solo el momento en el que ellos se encontraban.

Él asintió y se empezó a desabrochar la camisa, ella intentó ayudarle, pero sus manos temblaban demasiado. Dereck entendió y por eso hizo el proceso solo. Después le quitó la camisa de la pijama a ella, dejando ver sus pechos.

—Son perfectos... —murmuró, y volvió a besarla mientras los acariciaba, cabían en sus manos y eso lo hizo feliz.

Hizo un camino de besos en su cuerpo hasta llegar a su seno derecho y darle atención. Acarició, besó y chupó como quiso, Alessandra disfrutaba de esas atenciones que, hace años, no recibía. Dereck quitó las bragas junto al pantalón de pijama y volvió a su boca porque la necesitaba.

—Hace tiempo que yo... —ella interrumpió el beso.

—Lo sé, confía en mí —le sonrió y bajó su mano, para acariciar su intimidad.

Eso la tomó por sorpresa y un jadeo se le escapó, al sentir las caricias que le estaba dando. La siguió besando cuando ingresó un dedo dentro de ella y empezar un movimiento lento, pero satisfactorio. Siguió así, mientras la besaba e ingresaba otro dedo en ella. Era estrecha y debido al tiempo que tuvo sin estar con nadie, no quería lastimarla cuando invadiera su espacio. Su miembro dolía, pero podía esperar hasta que ella estuviese preparada.

Sus gemidos eran diminutos y le pareció hermosa la manera en la que lo hacía. Eso lo prendía más y cuando ella llegó a su clímax, la miró a los ojos y notó su rostro lleno de paz.

Alessandra era hermosa.

—¿Podemos seguir? —le preguntó la italiana.

—¿Quieres seguir? —le respondió con una pregunta.

—Sí —lo miró fijamente.

La acomodó mejor en la cama cuando él se terminó de quitar el pantalón y el bóxer, se posicionó frente a ella, abrió sus piernas y con cuidado, empezó a ingresar en la intimidad de Alessandra. Era bastante estrecha, así que le dificultaba poder estar completamente adentro. La besó con ternura y de una estocada entró, la vió hacer una mueca y se asustó.

—¿Te lastimé? —sus ojos tenían temor, él quería hacerla sentir bien.

—No, continua —le pidió.

Y eso hizo él, arrodillado en la cama, empezó el mete y saca con cuidado de no lastimarla. Alessandra disfrutaba lo que estaba pasando. Se sentía bien, no tenía nada más en su mente que el ahora. Dereck la estaba llenando de una manera diferente. Era algo inexplicable, pero se sentía demasiado bien. Él la miraba y más se prendía. Ella gemía con cada estocada y el verlo de esa manera, la hacía excitarse más.

Sus pequeños gemidos le parecían adorables y la cara de satisfacción que tenían ambos, era algo que los hizo disfrutar el momento. Alessandra estaba llegando a su clímax nuevamente y Dereck estaba a punto de venirse, las paredes en el interior de Alessandra empezaron a contraerse, anunciando la llegada de su orgasmo y Dereck, sacó su miembro viniéndose fuera de ella.

Ambos se miraron la cara y con la respiración acelerada, los dos se rieron, pero no ninguno se había movido de su lugar.

—¿Estás bien? —le preguntó él, después de que su cerebro reaccionó.

—Voy a tener que cambiar las sábanas —bromeó, haciéndolos reír.

La ayudó a levantarse, él se puso su bóxer y guardó su miembro mientras ella se cubrió con otra sábana. Él destendió la cama y la ropa sucia la sacó de la habitación. Aunque no fue un silencio incómodo ninguno tocó el tema.

Él la miró parada en la entrada de la habitación y su corazón latió, supuso que era por el momento, pero al final de cuentas, ella se veía hermosa después de tener sexo.

—¿Quieres ducharte conmigo? —le preguntó Alessandra, después de luchar con los nervios para pedirle algo.

—Pensé que no me lo pedirías —respondió y fue hacia ella. No sabía si podía hacerlo, pero sus labios eran una completa tentación para él, así que simplemente, la besó.

Un beso lleno de torpeza y nerviosismo. Parecían dos adolescentes que estaban experimentando por primera vez tener sexo. Él la tomó por sus nalgas y la alzó, ella cruzó sus piernas alrededor de la cintura de él y así caminaron hacia el baño.

—¿Y si me caigo? —ella lo miró a los ojos.

—Yo no voy a permitir que te caigas —acarició su mejilla—. Yo quiero hacerlo otra vez, Alessa.

Ella sonrió porque también quería volverlo a hacer, pero no sabía cómo decirle sin sonar desesperada.

—Entonces lo podemos hacer otra vez en la ducha —mordió su labio, haciéndolo sonreír.

—Eres... Tremenda —quiso decirle hermosa, porque así se veía cuando sonreía, pero no se atrevió.

Decidió guardar silencio y siguieron directo al baño a ducharse y a hacerlo otra vez. Alessandra sabía que podía arrepentirse en la mañana. Había traicionado lo más puro y sincero que tenía. Su hogar y la memoria de Thomas, pero no quería pensar esa noche. Las atenciones de Dereck, habían hecho un hueco en su interior y se instalaron ahí.

Ella era un ser humano que necesitaba afecto y sí, tal vez él no era la mejor persona para dárselo porque también había sido herido, pero simplemente, las cosas fluyeron de esa manera.

Ambos sabían que eran prohibidos, que estaban heridos y sí, probablemente uno traicione al otro en cualquier momento, pero eso lo pensarían después.

Ahora, en su mente, solo había deseo y ganas de comerse mutuamente hasta saciar esa hambre.

Contrato con la Mafia #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora