CAPITULO 15

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Freen se fue encontrando con varios militares que ya conocía de otros días, pero no dejaba de mirar a su alrededor, en busca de la mujer que no quería ver. ¿O quizá sí?
Sin entender cómo ni cuándo, su concepto de ella había cambiado, y había pasado de odiarla a morirse de ganas de verla. Pero no estaba allí.
Decepcionada por su ausencia, bailó con Nam y las chicas varias canciones y cuando tarareaba photograph de Ed Sheeran, el corazón se le aceleró al verla entrar junto a dos muchachas.
Nam, al notar que le cambiaba el gesto, miró en la misma dirección que ella y murmuró
sorprendida:

- Pero ¿esa no es...?
- Si. La cortó Freen.
- No me digas que tú también. dijo Nam sonriendo, tras darle un trago a su bebida.

Rápidamente, Freen negó con la cabeza e, intentando convencerse a sí misma, respondió:

- No, no, yo ni loca.

Pero allí, a escasos metros y tan guapa como siempre, estaba aquella mujer que de pronto no se podía quitar de la cabeza. Sus miradas, como Freen esperaba, se encontraron, pero ella en ningún momento se acercó. Durante un buen rato mantuvieron las distancias, hasta que Freen vio a la chica de la fábrica aparecer por el local. Eso la alertó. Allí estaba su novia. Sin embargo, segundos después se quedó sin palabras cuando se dio cuenta de que la joven iba hacia el grupo donde ella estaba, pero besaba en los labios a un tal Saint y no a Rebecca. Esta , al ver que la observaba, le sonrió y, con descaro, le guiñó un ojo..

- ¡Será...!. Nam la miró y, cuando fue a preguntar, Freen le dijo:
- Dame un cigarrillo.
- ¿Para qué quieres tú un cigarrillo?. Quiso saber Nam sorprendida.
- ¿Me lo das o no?. Insistió ella.

Nam se lo dio y en el momento en que se lo fue a encender, Freen se dio la vuelta y, con paso seguro, se encaminó hacia el grupo de militares. Rebecca, al ver que se acercaba sonrió. Por fin se había rendido.
Ella se le acercó con una encantadora sonrisa y el cigarrillo entre los dedos, Rebecca se apoyó en la barra para esperarla. Aquella morena Thailandesa era una belleza. Cuando ella llegó a su lado y la miró, fue a decir algo, pero Freen se volvió hacia un muchacho que había justo a su lado y preguntó:

- ¿Tendrías fuego?

El chico, sin percatarse de nada, sonrió y rápidamente sacó un fósforo y se lo encendió, mientras Rebecca se quedaba con la palabra en la boca y con cara de tonta por el corte que le había dado.

Una vez ella encendió el cigarrillo como Nam le había explicado mil veces, y expulsado el aire procurando no ahogarse y hacer el ridículo, escuchando la musica, Freen animó al muchacho a bailar.
Éste aceptó encantado y, cuando se alejaban, ella miró hacia atrás y, con picardía, le guiñó un ojo a Rebecca, que la miraba atonita.

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