¿SABES QUIEN SOY?

CAPITULO 17

Cuando se acabaron los refrescos, se encaminaron hacia el parque y pasearon, hasta sentarse en un banco frente al agua. El tiempo pasó rápidamente entre confesiones hasta la hora de despedirse.

- Te acompañaría hasta la residencia, pero si no llego a tiempo a la base, me arrestarán. Dijo Rebecca, tras mirar la hora en su reloj.

- No te preocupes. La residencia está cerca de aquí.
- Ya lo sé. Afirmó ella, y al ver la cara de sorpresa de ella, aclaró:
- Te he seguido alguna que
otra tarde, pero nunca veía el momento de sacar la bandera blanca. Me alegra haber hecho las paces contigo. Añadió.

Freen sonrió como una tonta. Ya nada de eso importaba, excepto que estaban allí, juntas.
Durante unos segundos, ambas  se miraron a los ojos. Debían despedirse o ella llegaría tarde a la base, por lo que, dando un paso atrás para alejarse, ella dijo:

- Vete o no vas a llegar.
- Tienes los ojos más bonitos que he visto nunca.
- Llegarás tarde. Vete, insistió Freen, con el corazón a mil por lo que le había dicho. Rebecca asintió y, aunque no se atrevía a darle un beso para no asustarla, necesitaba su contacto, así que le tocó la mejilla y preguntó antes de alejarse:

- ¿Te veré este sábado?
Sin dudarlo, Freen asintió y ella, encantada, le guiñó un ojo y, tras una última mirada, echó a correr.
Freen recorrió las calles hasta llegar a la residencia como en una nube. Al entrar, saludó a Tia Mhee, la mujer de la entrada, se cruzó luego con otras chicas por el pasillo y finalmente llegó a su habitación.

- ¡Ya estaba preocupada! exclamó Charlotte al verla entrar.
- ¿Por qué has tardado tanto?
Sentándose en la punta de la cama, Freen miró a sus amigas  y respondió soñadora:

- Este sábado tengo una cita con la cabo Armstrong.
- No me digas que has quedado con la guapa idiota. se burló Charlotte, sentándose a su lado.
Freen asintió y Nam, poniendo los ojos en blanco, suspiró:

- No tenéis remedio. Pero ¿qué les dan los Ingleses?