Un imposible a tu medida ❤️‍🩹

Capítulo 24: Hacer el amor

Estuvimos un buen rato conviviendo, o más bien bebiendo, entre juegos y risas. La mera verdad ya me sentía medio pedo pero no tanto como mi gemelo, a quien tuvimos que subir a acostar al cuarto como a la 1de la mañana, Lillian se quedó con él para cuidarlo. Solo quedábamos el Cristhian, la Andrea, Tn y yo, nos fuimos al cuarto de juegos y comenzamos a jugar billar.

-como te sientes?- le pregunté a tn acercándome a ella

-bien- me sonrió -ligeramente mareada, y tú?-

-igual un leve mareado- sonreí -te sirvo otra?- pregunté mirando su vaso vacío, ella lo pensó unos segundos

-la ultima- me dijo sonriendo y dándome el vaso

-alguien quiere otra?- pregunté mirando a mi hermano y mi prima, ellos negaron

-ya nos vamos a dormir- dijo Cristhian, mire el reloj 2am -te quedas en la sala- me dijo

-con este pinchi frio- me queje

-ya pues, te hacemos un espacio- dijo Andrea, tenía un tono de voz bastante ebrio

Nos despedimos y los dos salieron del cuarto, yo comencé a servir los vasos de vodka, uno para ella y uno para mí, a lo lejos se escuchó el cerrar de la puerta del cuarto. Una vez listos los tragos me acerque a tn y nos sentamos en un sofá, en medio teníamos una bolsa de papitas que comíamos y cada quien su vaso en mano.

-no creí que fuera cierto que Carlitos no aguanta la peda- me dijo riendo

-pues ya viste que si- reí -de los tres es el único que no toma- bebí un poco de alcohol

-y tu acostumbras a beber mucho?- tomó un par de papas y las llevo a su boca

-no- pause -realmente solo lo hago cuando estamos en familia o así entre amigos, pero muy poco-

-creo que hoy tomé lo de 5 pedas juntas- dijo riendo

-pues aguantas más que el Carlos- dije y ambos reímos

Así estuvimos un buen rato platicando, ese último vaso que nos servimos nos duró bastante, no quería que el tiempo corriera tan rápido, ya que mañana ambos regresariamos a nuestra realidad.

-se acabó- dije tras dar el último trago a mi vaso

-que hora es?- me preguntó dando el último trago a su vaso

-las 4:30- dije mirando el reloj -tienes sueño?- le pregunté acariciando su mano que estaba en el respaldo del sillón

-un poquito- me sonrió tierna

-vamos a dormir- dije poniéndome de pie, extendí mi mano y ella la tomó poniéndose de pie

-gracias- me dijo mirandome fijamente y acariciando mi mejilla -estos días la he pasado muy bien a tu lado-

-esa era la idea- acaricié su mejilla con una mano y con otra su cintura atrallendola a mi -y verás que habrá más momentos para nosotros- posó sus manos en mi nuca y pegué su frente con la mía

-esto es real?- me preguntó mirándome a los ojos

-es lo más real que he sentido en toda mi vida- sonreí y comencé a besarla

Era un beso tierno, en el que disfrutábamos uno al otro, el jugueteo entre nuestras lenguas lo hacía más divertido, sentí como comenzó a jugar con mi cabello, acción que me hizo erizar la piel, bajé mis manos con delicadeza hasta su cadera, de un tirón la subí a la mesa de billar, lo cual la hacía quedar un poco más alta y me dio libre acceso a su cuello, el cual comencé a besar, sentí como arqueó su cuerpo y de una se posicionó ahora ella en mi cuello, las pequeñas mordidas que dejaba en el me prendían más.

-vamos al cuarto?- pregunté en su oído, estaba un poco agitado

-vamos- me contestó de la misma forma

Le ayude a bajar de la mesa y me tomó de la mano, entrelazando nuestros dedos, debo decir que sonreí como idiota, hasta el simple roce de su mano con la mía me hacía estremecer, caminamos con cuidado por la cabaña, apagando las luces a nuestro paso, al llegar a las habitaciones solo abrí un poco la puerta del cuarto donde estaban Cristhian y Andrea, me aseguré que estuvieran dormidos, regresé con Tn y entramos al cuarto, puse el seguro de la puerta.

Ella iba a comenzar a caminar a la cama, pero inmediatamente la atraje a mi y comencé a besar sus labios, ella me correspondió el beso mientras posaba sus manos en mi nuca y yo en su cintura, con cuidado la hice caminar de espaldas hasta llegar a la orilla de la cama. La recosté con cuidado, sin dejar de besarla y sin dejar caer completamente mi cuerpo sobre ella.

-quiero grabar cada momento en mi mente- dije sobre sus labios

-yo también- me miró a los ojos y ambos sonreímos

Sobra decir que esa noche nos volvimos a entregar, pero fue un poco diferente, lo hicimos lento, mirándonos a los ojos, caricias y besos suaves, disfruté acariciar cada centímetro de su piel, besarla de pies a cabeza, y recibir el mismo trato de su parte me hizo darme cuenta que no tuvimos sexo, hicimos el amor, por primera vez hice el amor, con ella descubrí como se sentía.

**

A la mañana siguiente los rayos de sol me despertaron, mire a tn, estaba recostaba boca abajo, la cobija cubría su cadera y su espalda descubierta era hermosa. Me estiré un poco para alcanzar mi celular, mire la hora 9:30, había dormido quizá unas 3 horas, pues cuando nos dormimos eran casi las 7 de la mañana.

Aunque no quisiera tenía que salir de ahí, no podía dejar que nadie se diera cuenta que pasamos la noche juntos, pero tampoco quería que ella sintiera que me iba así por qué si. Con pequeños besos en su espalda hice que se despertara, giro a verme y sonrió, tomó la cobija y tapó su cuerpo para girarse completamente

-que hora es?- preguntó adormilada

-nueve y media- dije acomodando un poco su cabello despeinado

-no se habrán despertado ya?- abrió sus ojitos algo espantada

-tranquila- sonreí -siempre se despiertan a las once y más ahorita que andan desvelados-

-podemos dormir otro ratito?- me preguntó haciendo un pequeño puchero

-pero aquí no podemos- dije sonriendo -vamos a vestirnos y bajamos a la sala-

-de acuerdo- sonrió, me gire para tomar mi pantalón pero ella me detuvo -Cesar- dijo tapando su boca

-que?- pregunté espantado

-te hice dos chupetones- dijo asombrada, yo me puse de pie y me miré al espejo, efectivamente, tenía dos hickeys, uno más grande que el otro, no estaban tan grandes pero si eran visibles -perdon- dijo apenada

-no pasa nada- me acerque a ella -asi cuando los vea pensaré en ti y en éstas dos noches que pasamos juntos- acaricié su mejilla -sobre todo ésta noche- ella sonrió sonrojada

Nos vestimos, ella se puso su pijama y yo la ropa que traía ayer, solo tomamos dos cobijas y bajamos a la sala, efectivamente, todos seguían dormidos, así que con cuidado nos acomodamos en uno de los sofás, el más grande, acostados, ella del lado del respaldo mirando a este y yo a su espalda abrazando su cintura, nos cubrimos con las cobijas y nos quedamos profundamente dormidos de nuevo.