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Jake había estado faltando a la empresa durante los últimos seis días, sumido en una oscuridad profunda que le robaba cualquier atisbo de esperanza. Su corazón pesaba como una losa y su espíritu se encontraba en ruinas. La tristeza lo envolvía como un manto frío y opresivo, impidiéndole encontrar motivación para levantarse de la cama. El hambre había abandonado su cuerpo, y en esos seis días no había comido absolutamente nada. Cada día se volvía más difícil enfrentar el mundo exterior, así que Jake se refugiaba entre las sábanas, sin fuerzas ni deseos de abandonar ese refugio solitario.

La habitación que solía compartir con Riki ahora estaba vacía, un símbolo tangible de la distancia emocional que había surgido entre ellos. Jake se sentía aislado, desconectado del mundo y de sí mismo. Mirándose al espejo, se daba cuenta de que su apariencia física había sufrido un deterioro alarmante. Su piel, una vez radiante, ahora era pálida y sin vida. Sus labios estaban agrietados y ensangrentados por el constante mordisqueo nervioso. Las ojeras bajo sus ojos eran profundas y marcadas, reflejando las noches de insomnio y desesperanza. Su cuerpo, una sombra de lo que solía ser, estaba visiblemente más delgado y debilitado.

Aquella imagen en el espejo era un recordatorio constante de que algo no estaba bien. Jake lo sabía, sabía que no estaba bien. Pero lo que más le dolía era la sensación abrumadora de soledad que lo invadía. Aunque rodeado de gente, se sentía solo en un nivel que trascendía la compañía física. Anhelaba desesperadamente la presencia de Ni-ki, su confidente y apoyo incondicional. Ni-ki, el único que podía entender y calmar su tormento interno. Jake anhelaba volver a ser el hombre que solía ser, antes de que esta sombra de tristeza y desesperación se apoderara de él por completo.

Jake se encontraba perdido en un mar de dolor y desesperanza, sus emociones se agitaban como olas violentas que azotaban su frágil corazón. Cada latido era una herida que sangraba sin tregua, recordándole el profundo vacío que había surgido entre él y su amado Ni-ki. Aquello que solía ser un amor dulce y reconfortante ahora parecía distante y frío, como si fueran dos extraños compartiendo el mismo espacio.

Las risas compartidas, los momentos de complicidad y los gestos de cariño se desvanecieron en el aire, dejando un hueco doloroso en el corazón de Jake. Las noches se volvieron frías y solitarias, desprovistas del calor reconfortante que solo encontraba en los brazos de su amado. Se preguntaba una y otra vez qué había hecho mal, qué había llevado a ese constante distanciamiento entre ellos.

Cada vez que veía a su pareja salir con su mejor amigo, sentía un puñal clavarse en lo más profundo de su pecho. Los celos lo consumían, pero no eran celos maliciosos, sino una profunda tristeza al recordar que en algún momento fueron él y Ni-ki los que se divertían juntos. Sentirse reemplazado era una sensación aguda y venenosa, como un cuchillo afilado que lo infectaba lentamente.

Las lágrimas brotaban sin cesar, creando un río de tristeza en su rostro. Jake se aferraba desesperadamente a los recuerdos felices que tenía con Ni-ki, buscando alguna señal de esperanza en lo más profundo de su ser. Intentaba comunicarse, expresar sus sentimientos, pero sus palabras caían en oídos sordos. Su pareja parecía indiferente, alejándose cada vez más de él.

Jake no era tonto, sabía que algo estaba sucediendo con Ni-ki. Sin embargo, el miedo lo paralizaba y le impedía enfrentarse a la posibilidad de que su amado ya no sintiera nada por él. El temor a la respuesta lo atormentaba, sumergiéndolo en un abismo de incertidumbre y dolor. En lo más profundo de su corazón, Jake anhelaba recuperar la conexión perdida, encontrar una forma de reconstruir lo que una vez fue un amor inquebrantable. Pero por ahora, se encontraba perdido en un océano de tristeza y soledad, sin saber si alguna vez encontraría la salvación en los brazos de su Ni-ki.

El dolor era abrumador, como si su corazón estuviera siendo destrozado en mil pedazos,
Jake se preguntaba si alguna vez podría volver a sentirse completo y en paz.
Se debatía entre la resignación y la lucha por recuperar lo que una vez tuvieron,
Pero en su interior ardía una chispa de valentía y determinación que se negaba a ser apagada.

Decidió enfrentar la situación con coraje y vulnerabilidad. Buscó respuestas, buscó comprender qué había llevado a ese distanciamiento fatal. Se abrió ante su pareja, exponiendo sus miedos y deseos más profundos, con la esperanza de que aún hubiera una oportunidad para reconstruir su amor moribundo.

El camino hacia la reconciliación era incierto y lleno de obstáculos. Pero Jake estaba dispuesto a atravesar el fuego, a enfrentar los desafíos sin temor. Porque el amor verdadero merecía la lucha, merecía el esfuerzo y el sacrificio, y si había una chispa de amor que aún ardía, juntos encontrarían el camino hacia la felicidad compartida.

Sin embargo, el destino tenía otros planes y las grietas en su relación se hicieron más profundas. Jake se negaba a aceptar que el amor se había desvanecido por completo,
Y aunque el dolor lo consumía, él aún tenía esperanzas de que Ni-ki lo amará como lo hacía antes.

Por que. Sí.

Jake amaba a Ni-ki.

Pero...

¿Ni-ki amaba a Jake?

Creó que No.

𝗔𝗥𝗥𝗘𝗚𝗟𝗔𝗥 ʏᴜɴᴋɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora