𝗔𝗥𝗥𝗘𝗚𝗟𝗔𝗥 ʏᴜɴᴋɪ

⁸⭑

-Vamos lindo. No puedes seguir así, debes hacer algo para distraerte de todo ésto ¿Okay? -preguntó.

- No lo sé Jay, no creó que sea buena idea.

-Jake ¡Vamos, amigo! Necesitamos salir de esta rutina y distraernos un poco del dolor. ¿Qué te parece si nos aventuramos a esa fiesta de disfraces que hará Jeon esta noche? Tal vez podamos encontrar algo de diversión y olvidarnos por un rato de todo lo que nos ha estado atormentando.

Jake iba a negarse nuevamente, pero él sabía que Jay no lo dejaría en paz y además él quería olvidar todo el daño para poder solucionar su relación con Niki.

-Estoy contigo, hermano. Necesitamos un respiro, una pausa en medio de esta tormenta emocional. Vamos a esa fiesta y dejemos que la música nos lleve lejos.

-¡Así se habla!

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00:21

La música retumbaba en mis oídos, el bullicio de la gente llenaba el ambiente. Intentaba sumergirme en esa energía, en ese caos alegre que me rodeaba. Quería liberar mi mente y encontrar un instante de alivio.

No había tenido tiempo de preparar un disfraz muy elaborado así que Jay se encargó de improvisar uno:

Con una camisa negra muy reveladora y ajustada para mi gusto, unos jeans también negros y ajustados y por último una capa negra.

Mientras que el se había disfrazado de un jugador de fútbol e incluso llevaba una pelota de fútbol en sus manos.

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El sonido ensordecedor de la música llenaba mis oídos, mientras me sumergía en el bullicio y la energía del lugar. Quería escapar de mi propio sufrimiento, al menos por una noche, y permitirme un momento de alivio.

Decidí dejar de lado mis pensamientos dolorosos y olvidarme de todo por un instante. Sabía que al día siguiente regresaría a ser el chico frágil, incapaz de enfrentar la mirada de mi Ni-ki sin que mis ojos se llenaran de lágrimas.

-¡Chicos sí vinieron! -nos recibió un Jungkook vestido de príncipe.

-¡Hey Jeon! No íbamos a perdernos esta gran oportunidad -habló Jay.

-Ustedes siéntanse como en casa, yo estaré con mi Tae por si necesitan algo -sin más que decir se marchó.

Fuimos a la barra y nos sentamos en lugares apartados. Jay tomaba algo llamado Fernet y yo ahogaba mis penas en una cajita de leche con chocolate.

Había estado observando cada movimiento y disfraces de las personas frente a mí y también había escuchado ciertos rumores que compartían las brujas sentadas a mi lado: resulta que ese tal Yeonjun no era nada más que un completo idiota que había hecho llorar a un pequeño osito llamado Beomi. En fin hombres, todos iguales.

Play Whit Fire de Las Negro Rosas comenzó a resonar en todo el lugar y me vi obligado a concentrar mi atención en aquella canción.