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Enfermiza relación en verdad la que llevamos.

No sé como es que aguantamos.

No sé como no cansamos.

Se repite lo de ayer, anteayer y el mes pasado.

Odio como nos tratamos, ni siquiera nos miramos.

[☆]

Era un día tranquilo en la empresa. A pesar de que estábamos en periodo de vacaciones, me encontraba sentado en mi oficina, rodeado por el silencio y la calma. No había tareas pendientes ni proyectos urgentes que atender, lo cual me dejaba con tiempo libre y una sensación de aburrimiento.

Salí apresurado de casa ese día, con el corazón cargado de agotamiento y frustración. Una discusión amarga con Riki había turbado la armonía que solíamos tener en nuestra relación. Era extraño, ya que nunca antes habíamos peleado de esa manera. Nuestros desacuerdos solían ser insignificantes, como cuando accidentalmente arruiné la camiseta autografiada por Neymar Jr de Riki. Aunque me culpé y traté de compensarlo comprándole todas las golosinas que le gustaban durante una semana, nunca llegamos a discutir sobre ello. Pero hoy, todo parecía diferente.

La causa de nuestra disputa parecía tan trivial, tan absurda. Riki quería que Heeseung se quedara en nuestro apartamento durante una semana, y yo sugerí que me iría a la casa de Seungmin para darles más espacio. Nunca imaginé que esta simple propuesta provocaría una reacción tan intensa en Riki. Sus palabras llenas de ira y frustración resonaron en mi mente, dejando cicatrices emocionales que no sabía cómo sanar. Y tal vez, en un momento de calentura, respondí con una afirmación hiriente que lastimó su orgullo. Fue en ese instante, cuando la tensión alcanzó su punto máximo, que Riki me empujó haciendo que cayera al suelo , como si su cuerpo expresara la rabia que sentía en ese momento.

El silencio se apoderó de la habitación mientras nuestras miradas se encontraban, mezcladas con dolor y arrepentimiento. Las palabras no podían deshacer el daño que se había hecho en ese momento. Nos dimos cuenta de que habíamos perdido la conexión y la comprensión que siempre nos había unido. Y en ese instante, el peso de la tristeza se hizo insoportable.

Nos quedamos allí, paralizados por el dolor y la desilusión, sin saber cómo proceder.

Di un largo suspiro y me senté en el escritorio, con las piernas cruzadas y los codos apoyados en la superficie de madera. Mi mirada fijada en la ventana, donde se dibujaba un paisaje urbano: edificios altos, árboles que se alzaban hacia el cielo y el ir y venir de personas en la calle.

Me dejé llevar por el momento, permitiendo que la melodía saliera de mi boca mientras mis pensamientos volaban lejos. Cerré los ojos por un instante y me sumergí en esa sensación de libertad que solo la música puede brindar. Era como si la canción fuera un escape de la monotonía y una forma de darle vida a aquel día aparentemente vacío.

-Y yo te quiero, pero te juró que a ninguno de los dos, nos hace bien estar enfermos por amor . . . -estaba muy conforme hasta que mi canto se vio interrumpido por el sonido de mi teléfono indicando que un mensaje había llegado. Estiré mi brazo hasta alcanzar el teléfono y lo atrajé hasta mí, leyendo las palabras: Seungmin en la barra de notificaciones, en lo personal, no me gustaba enviar mensajes de texto, pero amaba escribir a papel, por lo que decidí llamarlo.

Fue solo cuestión de unos segundos para que Seungmin respondiera mi llamada .

-¡Seungmin! ¿Necesitabas algo?

-¡Hola, Jake! -saludó inmediatamente-. Estoy parado en la puerta de tu casa y necesito mostrarte algo muy importante que acabo de descubrir. Es algo que me ha dejado desconcertado y necesito que tú lo veas también.

𝗔𝗥𝗥𝗘𝗚𝗟𝗔𝗥 ʏᴜɴᴋɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora