¹²⭑

114 11 2
                                    

Hoy ha sido uno de los días más tristes de mi vida. Me enteré con gran pesar de que un viejo amigo de la preparatoria ha fallecido recientemente. Él era como una hermosa luna en la oscuridad, siempre irradiando luz, incluso cuando no podíamos verlo. Es desgarrador, y en medio de todo esto, siento una profunda envidia de su capacidad para desvanecerse y no ser una carga para nadie. Además, la falta de tiempo me impidió comer algo durante todo el día, mientras mi cabeza palpitaba con un dolor insoportable. Anhelaba desesperadamente regresar a casa y olvidarme de todo este sufrimiento.

¿Dios, por qué no puedo hacer algo bien por primera vez en toda mi  vida? —pregunté sintiendo ese dolor en el pecho hasta que mi sufrimiento fue interrumpido por unos golpes impacientes en la puerta de mi oficina.

Adelante —dije con molestia, esperando enfrentarme a otra tarea que solo agravaría mi estado de ánimo.

Un chico de cabello negro irrumpió en la habitación, sosteniendo unos papeles con sus pequeños brazos. Lo observé detenidamente, su suéter rosado dos tallas más grande que él, daba una extraña sensación de ternura. Sus ojos eran grandes y brillantes, casi como los de Riki.

Puedes dejar eso por allí —señalé con indiferencia una esquina del escritorio. El chico caminó lentamente hasta allí, con paso cauteloso, y colocó los papeles con suma delicadeza sobre la imponente mesa de madera oscura.

Estos... papeles deben ser firmados para pasado mañana, son los derechos de la empresa para permitir que otros jugadores de fútbol promocionen nuestra marca en otros países, señor —explicó con voz temblorosa pero decidida.

Oh, comprendo, gracias por traerlos . . . pero. Por favor, no me llames señor, me haces sentir como un dinosaurio de la época prehistórica —bromeé, logrando arrancar una sonrisa tímida de su rostro— ¿Eres nuevo? No recuerdo haberte visto antes.

Sí, señor, lamento la molestia pero debo dirigirme con respeto a quienes se lo merecen y. . . comencé mi puesto aquí hace tres días.

¿Cuál es tu nombre?

Soy Yang Jungwon —dijo con una sonrisa, mostrando determinación y entusiasmo en sus ojos.

[☆]

Llegué a casa más tarde de lo esperado, agotado mentalmente y también físicamente. El día había sido agitado, con reuniones interminables y plazos apretados. Mi mente estaba nublada por el estrés y la falta de descanso.

Al entrar a casa, noté que Riki aún no había llegado. Normalmente, él salía temprano los viernes para disfrutar de su tiempo libre. Me sorprendió su ausencia, pero supuse que tal vez se había retrasado por algún motivo.

Aunque estaba tentado de ir directamente a la cama y dormir hasta el día siguiente, recordé que Ni-ki también llegaría tarde y probablemente estaría cansado y hambriento al igual que yo. Decidí hacer algo especial para Riki, algo que le reconfortara después de un largo día.

Me dirigí a la cocina y busqué entre los ingredientes disponibles. Encontré algunos vegetales frescos, pollo en el refrigerador y arroz en la despensa. Decidí preparar un delicioso salteado de pollo con verduras y arroz al vapor.

Mientras cortaba los vegetales y cocinaba, el aroma reconfortante llenaba la cocina.

Luego me recosté en el sofá, esperando pacientemente la llegada de Riki. Intenté mantenerme despierto, luchando contra el cansancio que invadía mi cuerpo. Cerré los ojos por un momento, solo para descansar un poco, pero la falta de sueño me venció y caí rendido en un profundo sueño.

𝗔𝗥𝗥𝗘𝗚𝗟𝗔𝗥 ʏᴜɴᴋɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora