Abrió lo ojos de un golpe, dando una bocanada parar llenar sus pulmones con oxígeno. Empezó a toser sin control, su garganta raspaba y dolía. Intentó sentarse, pero le fue imposible. En sus brazos tenían unos pequeños tubos que conectaban con una máquina extraña. Bill se asustó, desconcertado sin saber donde estaba y sintiéndose prisionero. Intentó jalar su brazo y liberarse de todas esas cosas desconocidas pero una voz lo interrumpió.
—¡No te muevas!
Volteó de inmediato, viendo a Gustav levantarse del sofá asustado. Su rostro estaba babeado y se veía desaliñado. El mayor acababa de levantarse por el ruido que el otro había hecho.
—¿Dónde está Tom? —fue lo primero que preguntó, sonando ansioso y con miedo. Buscaba al nombrado por toda la habitación, pero no había rastro suyo.
El lugar era similar a la enfermería del refugio, ¿acaso lo habían devuelto? Aparte de Gustav, no había nadie más allí.
—Cálmate, por favor, te explicaré todo pero no te muevas o puedes lastimarte. —pidió, estirando las manos hacia él, como si buscará mantenerlo bajo control.
Bill lo miro con desconfianza. Guardó silencio, esperando que la aclamada explicación saliera de su boca, pero en lugar de eso, el mayor le hizo una pregunta.
—¿No recuerdas lo que sucedió ayer?
Frunció el ceño confundido, sin saber de que diablos hablaba. En ese momento, las memorias golpearon su mente como una ráfaga. Se sintió mareado, pero finalmente todo estuvo claro una vez más.
Ayer, cuando Tom le ofreció el dichoso pie de manzana, Bill no se negó. Ni siquiera sabía que carajos era un puto pie de manzana, debió haber dicho que no. Cuándo el postre estuvo con ellos, su hermano comenzó a comer eufórico. Bill vio la emoción en sus ojos, y asumió qué, con una reacción así, aquella comida debía ser una verdadera maravilla. La probó, le gustó, y comió unas seis cucharas más antes de que el aire le empezará a faltar y todo se fuera a la mierda.
Ni él ni su hermano sabían que el chico era alérgico a la estúpidas manzanas.
—Mierda... —fue lo primero que intuyó a murmurar, relajando su cuerpo.
—Tom me pidió que te cuide mientras él iba a su trabajo. —contó, dándole la información necesaria para dejar de sentirse en peligro.
Bill forzó una leve sonrisa, se sentía un idiota.
—¿Tú no trabajas? —fue lo primero que se le ocurrió preguntar, no quería un silencio incómodo entre ellos.
—Sí pero estoy en turno tarde, de dos a once. Tom me llamó como 1000 veces mientras estaba en turno, vine tan pronto me fue posible. Él es bastante nervioso cuando se trata de ti.
Una sonrisa genuina se formó en los labios del Kaulitz. Le gustaba sentirse lo más importante en la vida de su hermano.
—Como no tengo nada qué hacer le dije que podía quedarme a cuidarte.
—Gracias, es muy lindo gesto.
—Tom es uno de mis mejores amigos, siempre que pueda ayudarlo lo haré.
Ambos se miraron con ojos amigables. Cuando vio a Bill la primera vez su mayor preocupación fue no caerle bien. No quería llevarse mal con él porque sabía que Tom siempre iba a ponerse del lado de su gemelo. Su estilo peculiar le daba pinta de chico hostil, lo poco que habló en la reunión lo llevó a pensar que quizá la presencia del grupo lo molestó. Sin embargo, luego de reflexionarlo un poco, creyó que la actitud del chico no era más que falta de costumbre.

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Devil Eyes [Toll]
FanfictionCuando los gemelos Kaulitz tenían tan solo cuatro años de edad, el menor de los dos desapareció. Quince años después, Tom por fin logra encontrarlo; sin embargo, lo que parece ser un emotivo reencuentro poco a poco se transforma en algo más caótico...