Capítulo 1.

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Capítulo sensible. Violencia sexual. Es tu decisión si lees. Muchas gracias.

—¿Se puede saber qué hace una jovencita como tú, sola, a estas altas horas de la noche?

Sofia casi grita del susto, al escuchar esa recia voz a su espalda. Se oía potente, intimidante, pero, un poco distorsionada, lo que daba a entender que la persona estaba bajo los efectos de alguna sustancia embriagadora. El susto habría sido mayor si esta voz no viniera de una mujer. La adolescente de diecisiete años suspiró aliviada.

—Podría decir lo mismo —dice reanudando su andar.

La risa amarga de la mujer que tenía ahora de compañía, le hizo erizar los pelos de la nuca y mucho más de lo que imaginó, podía sentir. Algo estaba mal, tal vez el hecho de que fuera mujer, no la alejaba del peligro, había depravados tanto en el sexo masculino, como en el femenino y ella no era tan retrógrada como para no saber eso.

—¿Cuántos años tienes? —pregunta la desconocida acercándose más a ella.

—Eso a usted no le importa.

La joven continua el camino que la conduce a su casa. Luego de haber pasado una noche para nada agradable, rodeada de patanes que solo buscaban llevársela a la cama, se juró allí mismo, no asistir a un lugar como aquel nunca más, seguro que existían muchos más lugares que visitar en aquella ciudad y ya sus dieciocho estaban tocando la puerta para poder darse esos gustos tanto ansiados por la juventud.

—Con carácter, tal como lo imaginé.

Sofia no prestó atención a las palabras de aquella mujer, ni el tono amenazante reflejado en su voz y continuó como si ella no transitara tras sus pasos, observándola como lo más perfecto que han visto sus ojos. La misteriosa mujer idolatraba en silencio, inconsciente de todo lo que despertaba en su cuerpo la cercanía de aquella jovencita que apena empezaba a respirar a la vida de los adultos.

De pronto un fuerte tirón en el brazo de la joven la hizo ponerse en alerta. Pero tarde fue su reacción, no pudo defenderse del sorpresivo ataque, ni siquiera gritar. Aquella desconocida la sometía a la fuerza y ella no estaba preparada para enfrentar tales actos.

—¿Qué haces? —titubeo al preguntar y sintió que el corazón se le quería salir del pecho, al ver hacia donde era conducida. Joder, apenas estaba a dos casas de la suya, pero ni pensar en ello, una necesidad de sentir todo aquello, la dejó estática al lado de aquella señora.

—Hacer que me respetes y hacerte tragar ese carácter excitante que tienes.

El olor a alcohol y tabaco en aquella desconocida, mezclado con su dulce fragancia, la hizo suspirar y no de temor, por unos segundos. ¿Qué le sucedía? Sintió una mano apretarle un seno de manera tan violenta, que fue dolorosa. Su impulso fue apartarse, pero fue en vano, la fuerza de aquella fémina está muy por encima de la suya. Quiso gritar, antes las dolorosas caricias sobre su cuerpo, pero unos labios carnosos, con sabor a alcohol y a saber cuál sustancia más, se lo impidieron.

—Te vas a callar y a dejar hacer todo lo que quiero hacerle a tu exquisito cuerpo. Si no obedeces, puede ser peor, ¿entendido?

—S-si —apenas fue audible la respuesta, pero fue suficiente para la mujer que sonrío con malicia.

—Así me gusta, que cooperes, como toda una buena chica, se obediente y te irá mucho mejor.

—Por favor no me hagas esto.

Suplicó, pero los sentidos de aquella mujer muchos años mayor que ella, estaban opacados. La droga que circulaba por su sangre no daba cabida a la consideración. Sofia prefirió haberse quedado en aquella aburrida fiesta al lado de las chicas que fingían ser su amiga, pero ya era tarde y sabía que su noche iba a ser inolvidable.

Bajo el dominio de una violación. (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora