—¿Cómo lo llevas? —Jazmín observa a su hermana y sonríe con amargura.
—Como deseé llevarlo, cariño.
—Joder Jaz, no te castigues de esta manera.
—Lo estoy sufriendo desde que lo hice, Bi. La deseé como loca cuando me la encontré aquella noche, y desde que le puse un dedo encima la deseé mucho más. Ahora, ahora solo queda enfrentarme a la realidad que yo misma me forjé.
—Se me rompe la vida verte así.
—Así merezco estar y lo sabes. Cualquier persona con todos sus sentidos en orden sabe que tengo razón.
Bianka la mira o sonríe al sorberse las lágrimas.
—Te amo, espero lo pienses cada vez que te desanimes.
—Yo te amo más, preciosa. Dime cómo van esos exámenes.
—Bien, mejor de lo que pensaba.
—Eres inteligente y más al no permitir que nada de esto te afecte.
—Jaz, Marcela intentó hablar conmigo.
Jazmín intentó tomar su mano, pero el carraspeo de la policía que pasaba por su lado las obligó a cumplir los reglamentos de la prisión preventiva donde se encuentra la ex abogada. Bianka bufa y mira a la oficial de reojo.
—No para de mirar para acá, desde que entré no nos quita el ojo.
—Olvídate de eso, solo hace su trabajo. No estás obligada a hablar con nadie, —continua Jazmín sonriendo ante la cara con la que su hermana mira a la agente de guardia— Bi, eso Marcela lo sabe muy bien.
—Marga también.
—Hay algo que me estás ocultando —Jazmín endurece la mirada y Bianka aparta sus ojos.
—Marga es la que está a cargo de todo, por eso Alfredo está ayudándote y no hundiéndote.
—No escogí a Alfredo por las discordias que hemos tenido constantemente frente a los juzgados, Bianka. Alfredo es profesional y el único capaz de hacerle frente a una leona como Marcela. Yo no buscaba joderme, más de lo que estoy ya, yo busco una resolución que, como abogada, sé que puede ser a mi favor.
—Pero la confesión —Bianka la mira confusa.
—Si no hay cuerpo, no hay delito. Puede que suene muy egoísta lo que voy a decir, pero ahora, yo misma, voy a hacer frente a todo esto, más de diez días no me paso aquí.
—Marga me dijo que Marcela va a por todas.
—Yo enseñé a Marcela, pequeña. Si hay algo que he aprendido, al paso de todos estos años, es a conocer a las personas que me rodean.
—¿Cómo lo harás?
—Hay algo que se le pasó a Sofía, un detalle muy pequeño que puede cambiar todo, y son las pruebas. Las palabras son claves para determinar un caso y si su mente es tan prestigiosa, me hunde, pero si no, puede jugar en su contra.
—No entiendo, Jaz.
—Por lo que me contó Alfredo, Marga le contó que Sofía dijo un horario que no concuerda con el de los hechos.
—¿Qué horario dijo Sofía?
—12:30 AM y a esa hora yo estaba en el hospital hacía ya, media hora.
—Suena muy cruel.
Jazmín sonríe tristemente.
—Te diste cuenta que tengo razón al decir que cualquier persona con todos sus sentidos en orden, acepta que merezco todo esto.

ESTÁS LEYENDO
Bajo el dominio de una violación. (borrador)
RomansUna abogada impecable, hasta que la trágica muerte de su hija le favorece a la hora de crear y provocar actos que no son aceptados por la sociedad. Una menor de edad es víctima de una violación y prefiere mantenerlo oculto y hacer justicia con sus...