Capítulo 39.

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Un año y seis meses más tarde.

—¿Cuándo dijiste que se casan? —pregunta Jazmín volteándose hacia su hermana que teclea algo en el teléfono.
—En seis meses.
—Y después dice Marcela que el coño de Marga no es dulce —sonríe Jazmín.
—Ellas están deseando que vayas.
—Ir es enfrentarme a personas y no sé si aún estoy preparada para ello.
—Lo estás, Jaz y ella también. Ha pasado más de un año y por lo que me ha dicho Pedro, está muy bien, e incluso me chismeo que está conociendo a alguien.
Jazmín sonríe, su corazón late con fuerza, pero no de dolor, ni celos, es de emoción al saber que Sofía de una manera u otra ha salido hacia adelante, luego del dolor causado por ella misma. Bianka la mira, la reacción de su hermana es satisfactoria. La abraza y besa su cabello, está más largo, con más brillo, rebelde y tremendamente seductor.
—¿Hombre o mujer?
—Mujer.
Jazmín sonríe ampliamente.
—Es genial, Bi.
—¿Qué?
—Que no duela. Me siento en paz, porque ella ha sabido continuar, sin secuelas, y eso es de admirar. En cambio, yo, yo necesito alejarme más, a un lugar donde no se mencione nada de todo lo que sucedió.
—Jaz.
—Estoy bien, pero no dejo de pensar en ello, en lo que habría sentido yo como madre, si a mi hija, de estar viva, le hubiesen hecho lo mismo. Es una gota caliente de aceite sobre mi conciencia que quema constantemente. Necesito estar en paz, y saber que Sofía ha sido capaz de rehacer su vida, es la mejor noticia que he recibido en meses. Hace unos días tuve un encuentro con alguien, el sexo fue genial, juro que en ese momento no pensé en más nada, que disfrutar, y así lo hice, pero luego el rostro de Sofía se me apareció y lo que podría haber sido una historia interesante, quedó ahí.
Bianka la mira por varios segundos y suspira, no sabe que contestar a esas palabras.
—Te entiendo —es lo único que puede decir.
—Y saber que Marcela ha encontrado a alguien y ese alguien es Marga, me llena de satisfacción. Se merecen, llevaban muchos meses evitando lo que sucedía entre ellas.
Bianka sonríe y toma las manos de Jazmín. La observa por varios segundos, la atrae a su cuerpo y la abraza.
—Sabes que tienes que continuar, por más que digas que no puedes, tienes que tratar de aceptar tu error y lo malo que hiciste. Jazmín, es hora de pasar página. Todos continúan, la vida continua y el paso ensordecedor del tiempo no da tregua, el sigue caminando. Detente a pensar un poco y vive, Jaz. Quizá lo que necesites es verla y saber realmente si puedes estar, o no, alejada de ella.
Jazmín mira a su hermana y sonríe, cuánta razón en tan pocas palabras.
—Pensaré en ello, te lo prometo.
—También me prometiste que irías a la vela de la hermana de Pedro y aún estamos esperando que vayas.
—Hablé con él por teléfono, Bianka, eso no me lo reproches. El chico me entendió y aceptó mi justificación para no presentarme.
—Fue muy triste, pero la chica merecía descansar, estar tanto tiempo sufriendo con esa enfermedad, debe ser aterrador.
—Bi, hace tiempo que no me hablas de la policía. ¿Cómo siguió su relación al venirte para acá? —Jazmín cambia el tema y su hermana lo agradece, recordar los últimos minutos de vida, de la hermana de Pedro es triste y desolador.
—Ahí quedó todo. Jaqueline es una mujer libre y para no atormentarnos más, decidimos aparcar lo que nos unía, quizá, si al regresar, ella aun siente lo que sentía, podríamos darnos otra oportunidad. 
—Te gustaba mucho —confirma Jazmín, y otra vez se siente culpable por todo lo que le ha pasado a su hermana en ese tiempo.
—No es tu culpa, Jaz, solo somos dos adultas que saben y entienden que, de lejos, no pueden estar como realmente desean —Bianka parece leerle la mente y Jazmín sonríe.
—¿Has hablado con ella?
—Si, en ocasiones coincidimos en descanso y nos ponemos al día —a la castaña se le quiebra un poco la voz y suspira—, realmente me gusta mucho, ha pasado tiempo, pero la llevo tan dentro que casi duele respirar.
—Invítala a venir, Bi, no pierden nada. Si la chispa continua, y el deseo sigue vivo, pueden volver a intentarlo.
—¿Qué hago cuando se vaya, salir corriendo detrás de ella?
—Es una opción más que valida. Yo no dudaría ir detrás de la mujer que me gusta, que me llena.
—Mírate dónde estás, huyendo de ella, Jaz, eres la menos indicada para decirme eso.
—No es lo mismo y lo sabes. Tu y Jaqueline tienen la oportunidad de estar juntas.
—No puedo dejarte sola.
—No estoy sola, cariño, estás ahí para lo que sea. Está Marga, Marcela.
—Lo sé, Jaz —la pantalla del celular de Bianka se ilumina—, ves, hablo de ella y aparece de la nada.
Bianka le enseña el mensaje que acaba de recibir y Jazmín ríe a carcajada.
“Mis esposas te mandan saludos, dicen que te extrañan mucho, y preguntan, ¿Cuándo las volverás a usar?”
—¿Cómo se responde a un mensaje así?
—Con otro igual —Jazmín le ayuda a su hermana—, invítala, hazlo de manera atrevida, no le des tregua y vuélvela loca. Estoy segura que si lo haces, mañana mismo se tomará un vuelo directo a Italia. Te dejo para que lo hagas, me voy a Saturnia, llevo semanas sin ir.
—Justo ahora te marchas. No olvides llamar a Marcela.
—Ya le haré vídeo llamada para que vea lo que se pierde, por cancelar el viaje a última hora.
Bianka la mira y sonríe para ocultar cualquier cosa que la exponga delante de Jazmín. Si supiera la verdad, del porqué Marcela canceló el vieja, ella es la que tomaría un vuelo directamente a su ciudad natal.
—Algo sabes, y me vas a decir ahora mismo —Bianka da un respingo, al ver que su hermana de regreso a donde estaba.
—Marcela no vino, porque a Sofía la operaron de urgencia.
Jazmín se pone pálida y Bianka se asusta.
—De eso hace ya más de un mes y hasta ahora me lo cuentas —habla la ex abogada, muy enojada, un poco fuera de sí.
—No me corresponde ir informando cosas que no me competen, Jaz.
—Obvio, Bianka y justo eso, que implica a la única persona que quiero ver feliz, curada, recuperada, después de todo lo pasado, lo ocultas.
—No fue una operación riesgosa.
—Todas las operaciones son riesgosas, Bianka.
—Hizo una apendicitis, Jaz, la operaron a tiempo, no hubo complicaciones.
Jazmín mira a su hermana y suspira.
—Ve a Saturnia y pasalo bien. No querían preocuparte con eso.
—Terminan haciendo todo lo contrario, Bi.
—Le voy a responder a Jaqueline, la voy a invitar, si decide venir, te vas buscando un apartamento, necesito la casa para mi sola.
—Joder con lo aprovechada que eres. Me voy.
—Llama a Marcela.
—Marcela se quedó sin llamada.
Bianka sonríe y se centra en escribir un mensaje de respuesta.
“Hola. Diles que si tanto me extrañan y desean que las use, están más que invitada a mi habitación, no está insonorizada. Eso sí, diles que traigan tapones de oído, por si su dueña se anima a venir y ponerme a gritar, como solo ella lo sabe hacer”.
“No he podido estar con ninguna otra mujer, Bianka. Tu juventud me tiene loca, y esa madurez exquisita para no poner límites en el sexo me tienen al borde de la locura, estoy enferma de deseo por ti”.
Bianka traga saliva al leer la respuesta de regreso.
“Ven a Italia”
Pide con urgencia la castaña y su cuerpo se estremece.
“Estoy buscando vuelo, nena. Quiero impregnarme en tu piel, en cada rincón oculto de Toscana”

Quedan pocos capítulos para que finalice la historia, espero la estén disfrutando al igual que yo al escribirla...
No olviden, den me gusta, compartan, solo si les nace y le ha gustado. El apoyo siempre es bien recibido. GRACIAS.
  

Bajo el dominio de una violación. (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora